Algunos medios informativos españoles tratan de reducir los daños provocados a la Corona por la presunta corrupción de Iñaki Urdangarin apoyándose en lo barata que resulta esa Institución comparada con las jefaturas del Estado de otros países europeos.
Pese a las críticas al yerno de los Reyes casi ningún medio se presenta realmente como es: monárquico, una ideología ilógica en el siglo XXI, pero que salvaguardan porque temen una III República.
Las dos primeras terminaron malamente, y vuelven a producir miedo los comunistas y antisistema que se manifiestan exigiendo esa III: esta gente traería un final peor que el de sus antecesoras.
Lo que hace a los españoles monárquicos empíricos, que se asustan cuando imaginan como presidentes de República a González, Aznar o Zapatero, luchadores partidistas de dos Españas divididas casi por igual entre izquierdas y derechas.
Además, comparando los costes de las casas reales y de las repúblicas europeas, que también tienen bastantes miembros de dudosa conducta, se comprueba que la monarquía española resulta baratísima.
La Corona británica, le cuesta anualmente 46,6 millones de euros a sus 61,5 millones de ciudadanos, y la española, 47 millones de habitantes, 8,7 millones, según un estudio del catedrático de Ciencias Políticas de la Universidad Libre de Bruselas, Herman Matthijs.
La monarquía de Holanda, 16,8 millones de habitantes, cuesta 39,6 millones y el Gran Ducado de Luxemburgo, 502.000 habitantes, igual que España, 8,7 millones. Noruega, cinco millones de habitantes, 28 millones de euros, y así sucesivamente.
Las repúblicas suelen ser más caras: la italiana, 61 millones de habitantes, 235 millones, Francia, 66 millones de habitantes, 112 millones de euros, Alemania, 83 millones de habitantes, 39 millones, Portugal, 11,3 millones de habitantes, 18,3 millones.
La monarquía española es utilísima como autoridad equilibradora, barata y, recordemos, un borrón en el original no destruye una buena novela fruto de la imaginación de los Constituyerntes.
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SALAS