Monasterio nuestra señora del prado de lima

Por Joseantoniobenito

MONASTERIO NUESTRA SEÑORA DEL PRADO DE LIMA. MEMORIA HISTÓRICA POR LOS 380 AÑOS DE SU FUNDACIÓN

El Patrimonio monumental es, sin duda, la fuente fundamental para el conocimiento del pasado de un pueblo, pues une las generaciones presentes con sus herencias y tradiciones culturales, modelando así su identidad. Es a partir de esta, la razón que me lleva a incubar la necesidad de presentar estas breves históricas para poner en valor este cenobio femenino, donde muchas mujeres han dejado huellas de santidad, a puertas de conmemorar nuestro Bicentenario de la Independencia.

Este recinto religioso fue fundado el 1° de setiembre de 1640 por cinco religiosas provenientes del Monasterio de la Encarnación de Lima: Ángela de Zárate y Recalde, Francisca de Zárate, Magdalena de Peralta, Juana Bueno y Ángela Serafina de Irarrasabal. Además de dos hermanas legas (Francisca de San Nicolás y María de la O) y dos damas que iban a ser novicias (Antonia de Ondegardo, sucesora de la fundadora con el nombre de Antonia de la Cruz quien acrecentó este lugar arquitectónica y artísticamente; y María de la Cruz, llamada luego María Juana de la Cruz). Del Acta de Fundación, que se reserva en el archivo conventual, se desprende en la parte final: "En este dicho día, mes y año, habiéndose concluido con lo precedente en la iglesia del convento junto al altar mayor, las dichas religiosas y las hermanas por orden de los dichos señores se entraron en el convento por una puerta que al presente está al lado del altar mayor sobre el plan del mismo altar a guardar la clausura que el santo concilio de Trento y bulas Apostólicas y sus Reglas y constituciones ordenan, y habiendo entrado se cerró la puerta por fuera con llave, quedando todas dentro, lo cual hicieron en señal de posesión". El día 2° de setiembre se comprobó la clausura. Su carisma fue la recolección contemplativa según la Regla Primitiva Agustina. Tuvo como ejemplo la reforma de las Recoletas Descalzas Agustinas, fundadas por la venerable Mariana de San José en el Real Monasterio de la Encarnación de Madrid. Por ello, los nombres de las fundadoras cambian por el de una advocación religiosa, llamándose: Ángela de la Encarnación, Abadesa y sacristana; Francisca de la Santísima Trinidad, Priora; Magdalena del Espíritu Santo, Maestra de novicias; Ángela Serafina de San José, vicaria de coro; y Juana de Jesús, portera. Esta última, sobrina del tercer Arzobispo de Lima, Lobo Guerrero, murió en olor de santidad. Los cambios de nombre y entrega de cargos se realizaron el 7° de setiembre, salvo el de Abadesa que fue el día 4°; y rectificado por el Cabildo el día 10°. El miércoles 19° de setiembre el Vicario del Arzobispado, don Juan Cabrera, designó al señor doctor don Francisco de Ávila, canónigo de Lima para darles nuevo hábito y recibirles la revalidación de sus votos y la promesa de clausura. Se estableció que sería habitado por 33 religiosas coristas o de velo negro en memoria de los años que vivió Cristo en la tierra. Además de contar con hermanas de velo blanco o legas dedicadas a labores domésticas según lo establecido en el concilio de Trento. Una gran huella de santidad la encontramos en Sor Gerónima de la Madre de Dios muerta el 22 de febrero de 1653, cuyo cuerpo se encuentra incorrupto; tuvo proceso de beatificación, pero por falta de recursos se truncó a finales de la Colonia. Según su autografía veía a Jesús de tres formas: un recién nacido, un infante nazareno y el rostro de Cristo en la cruz. Fue tentada por el diablo en forma de un feroz perro en la portería. Su primer patrón fue Fray Pedro de Villagómez, sexto Arzobispo de Lima, quien a su muerte en 1671 donó su corazón a este monasterio y se testifica en la leyenda que figura en un lienzo de cuerpo completo: "Hijas hagan oración por quien les dio el corazón". Tuvo sepultura al lado derecho del presbiterio en el altar mayor de la iglesia. Las líneas artistas predominantes son Neoclásica y Barroca.

Arquitectónicamente está conformado por: *CLAUSTRO MAYOR de estilo neoclásico, se halla una pileta de bronce y piedra, la cual data del 17 de mayo de 1663; rodeada de 13 celdas o viviendas para religiosas coristas y salas principales. Destacan: Sala Capitular Sala principal que guarda uno de los mejores vestigios pictóricos de Francisco de Zurbarán y su círculo cercano, así como mueblería de época. Tiene cenefas murales con motivos florales. Antecoro Antigua Sala Profundis preside una talla del Señor de la Caña de 1641. Las pinturas están relacionadas con la Pasión del Señor. Da acceso al campanario y sala cal y canto. Coro Primera sala en edificarse. Tiene una sillería barroca del siglo XVIII. En los pisos azulejos colocados el 2 de noviembre de 1743, también se ubican en las hornacinas de las ventanas, en una de ellas se halla la sepultura de la fundadora. Preside una talla de Nuestra Señora del Buen Suceso donada por la hermana de la fundadora. Aquí se elegían a las Prioras. Da acceso a la cripta sepulcral.

*CLAUSTRO DEL AROMO, hoy en estado ruinoso, fue habitado por hermanas legas; se localizan pinturas murales.

*CLAUSTRO DE LOS NARANJOS donde vivían 20 religiosas coristas. Este último ya no existe a causa del terremoto de 1940. Hacia 1921 este claustro sirvió de segunda casa para la Congregación de Canonesas del Cruz, quienes venían del Rimac. Este recinto monacal femenino alberga lo mejor de la platería barroca del siglo XVIII, pinturas de la factura de Francisco Zurbarán, Juan de la Parra, Pérez D´Alesio, Bernabé de Ayala; así como diversas tallas en variados estilos, que unidas a otras en su conjunto, forman su gran bagaje patrimonial mueble.

En lo referente a su culinaria han destacado sus escabeches y "las nueces del Prado", dulce manjar codiciado por la aristocracia limeña que Ricardo Palma las menciona en sus Tradiciones Peruanas. Tuvo este monasterio su tiempo de florecimiento, presidían de ordinario con satisfacción sus capítulos de elección de Prioras los señores Arzobispos de Lima y consideraban esta comunidad como modelo para las demás comunidades de religiosas. Pero tuvo como los demás monasterios de monjas su período de decadencia, llegando a tal disminución el número de religiosas de velo negro que en 1864 eran solo seis y no hubo ya capítulos hasta el año 1888 por falta de vida común en que se retomó los capítulos.

 La recolección, como tal, se dejó el 19 de marzo de 1923, fiesta de San José. Su última Priora fue la R.M. Tomasa del Sagrado Corazón de Jesús, quien fue elegida en 1936. Dejó la condición de clausura y pasar a tener vida activa el 26 de marzo de 1940 cuando las Religiosas Agustinas Recoletas se unen con la Congregación de Religiosas Agustinas "Hijas del Santísimo Salvador", gracias a la intervención del R.P.G. Eustasio Esteban OSA.

Esta fusión se consolida con el Primer Capítulo General del 28 de agosto del mismo año, eligiendo como Priora a la R.M. Nicolasa del Corazón de María. Desde esa fecha, la Congregación preserva con mucho celo este patrimonio religioso-cultural. En 1941 se apertura, en algunas celdas, un colegio para señoritas que lleva el nombre de la misma advocación mariana.

En la actualidad, ocupa lo que fue una de las huertas y parte del claustro del noviciado, el cual se unía al del aromo.

Al evocar este 380 aniversario de fundación nos compromete a conservar este monacato que fue declarado Patrimonio Cultural de la Nación por la RDE N° 889/INC del 28 de diciembre de 1972 e inspire a muchos a seguir investigando para difundir la grandeza de este lugar.

Mg. Rubén Ramos Campos Museólogo y Gestor Cultural Responsable de los Bienes Patrimoniales del Monasterio "Nuestra Señora del Prado"".

LA IGLESIA DEL MONASTERIO DE NTRA. SRA. DEL PRADO (Texto del P. Antonio San Cristóbal en "Arquitectura religiosa virreinal"

Las pequeñas iglesias de los Monasterios femeninos constituyen en Lima una de las expresiones más típicas de su arquitectura. Algunas como la de Jesús María y El Patrocinio, conservan su planta y elevación original; pero otras reacondicionaron su fábrica de acuerdo a las más diversas contingencias. La capilla de Ntra. Sra. del Prado fue adaptada para servir a la Comunidad de Religiosas Agustinas que junto a ella estableció su Recolección deriva del Monasterio de La Encarnación.

Consistieron las primeras adaptaciones de la capilla en levantar un pequeña Monasterio de 33 celdas individuales, cada una de ellas con su propio huerto. Todavía en julio de 1652 trabajaba el carpintero Pedro de Céspedes en cubrir los locutorios de hombres y de mujeres y en acondicionar otros ambientes monjiles.

A causa de las reducidas dimensiones de la capilla inicial, fue menester readaptar y ampliar su planta. Por lo pronto, las Religiosas situaron el coro bajo a los pies de la capilla donde todavía existe separado del cuerpo de la iglesia por una alta y hermosa reja de madera. Esta añadidura implicaba cercenar una parte importante del ambiente interno destinado al uso de los fieles. Para compensar ese espacio perdido, prolongaron la iglesia por la cabecera, añadiendo nueva capilla mayor o presbiterio. Con fecha 27 de febrero de 1657, los alarifes Domingo de Aguilar y Domingo Alonso se concertaban con la Abadesa del Monasterio del Prado para levantar sobre los cuartos gruesos estribos todavía existentes una cúpula vaída lisa de cal y ladrillo según la traza diseñada por el dominico Fray Diego Maroto, Maestro Mayor de fábricas reales: la obra costó 7.000 pesos de a ocho reales.

El cuerpo de la iglesia quedaba cubierto con alfarje de madera de par y ladrillo. El maestro carpintero Diego de Mondragón se encargó el 29 de abril de 1660 de reparar las alfardas de la cubierta y de repones sobre esta la clásica torta de barro y paja, los zócalos de la nueva capilla mayor se recubrieron con vistosos azulejos cocidos y colocados por el azulejero Juan de Corral, según concierto notarial de 11 de febrero de 1658.

Otra de las adaptaciones fue la referente a las portadas. Las tres puertas iniciales anteriores a 1640 quedaron inservibles a causa de la modificación de la planta. La portada principal en los pies de la iglesia perdió su utilidad desubicada por la misma razón. El remedio consistió en tapiar estos vanos y en abrir la nueva portada lateral que todavía existe. Hizo el diseño y la traza para la portada el mismo Fray Diego Maroto; y la levantó el albañil Diego de la Gama según concierto notarial de 26 de mayo de1657. Esta portada del Prado es una de las más bellas y características del barroco limeño.

Todavía experimentó la iglesia del Prado otras modificaciones a consecuencias del terremoto de 1687. parece ser que entonces se derrumbó el alfarje y la bóveda vaída. El caso es que se prolongó la planta por la cabecera para añadir el brazo del actual presbiterio, y se cubrió el cuerpo de la iglesia con bóvedas de cañón corrido y con una media naranja sobre la antigua capilla mayor, todo ello de madera y yeso.

En la iglesia del Prado trabajaron los más notables retablistas del siglo XVII: Asensio de Salas, Pedro Gutiérrez y Diego de Aguirre que ensambló el grandioso retablo mayor. Actualmente sólo perduran el hermoso retablo de San Agustín, el púlpito y el nuevo retablo mayor, todos ellos obras del siglo XVIII.

Lima no puede perder la histórica iglesia de Ntra. Sra. del Prado, en la que todavía luce su belleza el barroco de los siglos XVII y XVIII. Su restauración debe hacerse con amor y con técnica para mantener sus valores arquitectónicos. Por inconvenientes de último momento no se han podido construir los lunetos para las ventanas de la bóveda; lo que resta de las cubiertas la elegancia que sin duda tuvieron a partir de la restauración subsiguiente al terremoto de 1687. no pueden equiparse, pues, las bóvedas de medio cañón en la iglesia de Ntra. Sra. del Prado con las bellas bóvedas de la vecina iglesia de Ntra. Sra. del Carmen Alto.