Mónica del Raval

Publicado el 24 enero 2012 por Sidhe @leanansid
Lo primero que te viene a la cabeza al ver a Mónica es que es un esperpento. Esta mujer, que parece sacada de una película de John Waters o de Almodóvar (o de alguna canción de Sabina), lleva ejerciendo la prostitución más de 30 años, y al llegar hace 20 a la Ciudad Condal ha hecho historia en el entrañable barrio del Raval.
El documental Mónica del Raval, dirigido por Francesc Betriu en 2009 nos ofrece un promenorizado repaso a sus andanzas personales, y, cómo no, a una trayectoria profesional trufada de anécdotas a cuál más bizarra, todo ello narrado de primera mano por esta simpática artista de las bajas pasiones.
De un pequeño pueblo manchego al barrio chino de Barcelona. Mónica es su nombre y esta es su historia.
Mónica del Raval. Bajo este nombre de guerra, con denominación de origen como los santos o los pintores renacentistas, se parapeta Ramona Coronado, nacida en el manchego pueblo de Villamanrique. Nada hacía sospechar a sus paisanos que, tras marchar con su familia a Valencia, acabaría cogiéndole el gustillo a aquello de alegrarle los bajos al personal. Años más tarde, su periplo le llevaría a recalar en Barcelona, donde ejercería la profesión más antigua del mundo en las proximidades del Teatro del Liceo, en lo más céntrico de Las Ramblas.

Está en tí... está en Maybelline


Clientes que no pueden ser nombrados marcan esta etapa, como aquel caso de un conocido galán de nuestras pantallas quien, en medio de un trío con Mónica y su amiga el travesti Amparito, prefirió dedicarse a la sabrosa salchicha de este último.

Amparito, la rompecorazones


Más adelante nuestra protagonista se instaló en el multicultural barrio del Raval. Pasaba sus días entre clientes asiduos, que, seducidos por su incomparable físico, no tardaban en encariñarse con ella, quien por su parte se prendó de la libreta de ahorros de uno de ellos. Entre achuchón y achuchón, Mónica no dudaba en magrear la cuenta corriente de un solitario que acudía a ella regularmente.

Hey, babe... take a walk on the wild side


Antonio, una buena muestra de los clientes de Mónica


Mónica, nuestra Mónica del Raval (también conocida en BCN como La Chicholina) nunca ha ocultado su gusto por la calle. Prostituta vocacional, sus aventuras no hicieron sino aumentar desde que conoció a Jose, con quien se fue a vivir a casa de de Justino, un curioso mecenas que les daba techo y les hacía los recados con la condición indispensable de echar un polvo diario con Mónica.

Somos dos hombres con un mismo destino


Entres copas y cafés Mónica nos hace partícpes de sus mil y una peripecias, imposibles de enumerar aquí. Creedme si os digo que nada de los que os cuente podrá hacer justicia a su estrambótica trayectoria.

Nuestra diosa, posando para el retrato que será la portada


Gracias a este documental seremos testigos de excepción de su particular día a día, e incluso nuestra querida prostituta nos abrirá las pouertas de su casa, donde suele recibir a sus clientes más devotos.


La Parejita, S.A.

Siempre a la caza del braguetazo definitivo, Mónica es una superviviente nata. Un animal de la calle que, mientras espera el momento, disfruta de la vida y sus placeres mientras puede. Mónica del Raval es un documental imprescindible para conocer la cara más frikizarra de la capital del Mediterráneo, que os abrirá las puertas a un mundo ignoto y os descubrirá una nueva forma de percibir el mundo, la vida y el Universo.


Es por ello que servidor le otorga a Mónica 10 wasabis de vida alegre.

Aquí os dejo con el trailer:

Y aquí os pongo el documental íntegro:



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Esta entrada está dedicada a nuestro blogger amigo Cigarro Puro.