Buenas días,
Queridos hermanos en la fe de Cristo, sean bienvenidos a esta Santa Eucaristía. Todas las lecturas de hoy, nos recuerdan que la dulce Misericordia de Dios, ha sido manifestada a todos los pueblos y naciones de la tierra sin distinción. Pidamos del Espíritu Santo, la gracia para seguir a Jesús con la misma insistencia de la mujer cananea, y que de igual modo, el Señor diga de cada uno de nosotros: ¡Qué grande es tu fe!
De pie por favor para dar inicio con el canto de entrada.