Buenos días,
Hoy estamos congregados una vez más, para que, como hermanos, demos Honor y Gloria al Señor nuestro Dios, quien este domingo, nos recuerda que su corazón es abundante tanto en justicia como en generosidad, y que su misericordia, demasiado grande para los limitados criterios terrenales, rebasa cualquier clase de cálculo y entendimiento humano.
De pie por favor, para iniciar entonando todos juntos el canto de entrada.