Hoy domingo, 20 de Marzo, se celebra a nivel internacional el Día Mundial Sin Carne. Los que me conocéis bien, sabéis que soy ovolactovegetariana (ingesta de huevos y leche ecológicos, verduras, frutos, algas y legumbres exclusivamente) estricta hace ya bastantes años. Desde entonces, me siento mejor que nunca, tanto física como anímicamente. Todos me ven más guapa por fuera y, además, yo me noto mucho más pura, tranquila, responsable, madura y amorosa por dentro. Lo que, al fin y al cabo, es lo más importante, puesto que nuestra alma y nuestra mente constituyen lo que somos y conforman la base de todo lo que se asoma de nosotros mismos hacia el exterior.
Por eso, hoy deseo, simplemente, informaros.
No quiero convencer a nadie de cómo debe vivir. En absoluto. Entre otras cosas porque tomar una decisión tan sacrificada y dura (al principio sobre todo; luego, es simple costumbre) no es cosa nimia, además de tratarse de algo muy personal e íntimo. Pero sí quiero ofrecerte toda la información de la que dispongo -o al menos una parte importante de ella
Hoy te ofrezco que descubras datos nuevos, reales y constatables con respecto a la ingesta cárnica, que estoy segura que desconoces en su mayor parte y que puede que te abran los ojos hacia una realidad que está ahí. Realidades que por múltiples intereses económicos, políticos, sociales y de mercado no se nos ofrecen desde los grandes medios de comunicación de masas.
Luego, tú actúa como tu conciencia, tu cuerpo y tu mente te indiquen que debes hacer.
El Día Sin Carne es un evento internacional, promovido por FARM (Farm Animal Reform Movement) y cuyo objetivo es ayudar a las personas a involucrarse en una dieta libre de crueldad y sin violencia. El propósito es exponer al público las bondades y beneficios de una dieta vegetal, mientras se promueven alternativas a la carne y los lácteos.
El Día Sin Carne ha tenido un crecimiento explosivo desde 1985 y ha llegado a convertirse en una gran campaña educativa. Decenas de miles de personas de muchos países se vuelcan, cada año, en promocionar lo bueno de una dieta que prescinde de los productos animales.
Pero, ¿por qué y para qué deberíamos abandonar la ingesta de cadáveres animales en nuestra dieta diaria?
Por tu Salud
Porque una dieta ausente de productos de origen animal ha probado ser un arma extraordinaria contra enfermedades como el cáncer, diabetes, Alzheimer, la obesidad, los problemas cardíacos y una larga lista de dolencias.
La gente come carne por gusto, al igual que bebe alcohol o fuma tabaco, pero ningún médico responsable recomendaría el consumo de ninguno de esos tres productos para conservar una salud óptima", explica el presidente de Physicians Committee for Responsible Medicine, Dr. Neal Barnard.
La grasa de origen animal aumenta en un 40% más las posibilidades de sufrir cáncer y de padecer enfermedades cardíacas, además de aumentar el riesgo de infarto, obesidad, apendicitis, osteoporosis, artritis, diabetes. Asimismo, el consumo general de carnes se asocia a muchas intoxicaciones alimentarias.
Porque la dieta vegetariana está comprobado que si es variada, completa y equilibrada, no sólo es deliciosa, sino que además aporta todas las vitaminas, minerales y nutrientes que necesitas, aumenta tu bienestar y vitalidad, y te protege de enfermedades.
Te provees de más alimentos naturales, frescos y crudos, ricos en nutrientes y antioxidantes, y te nutres con menos productos nocivos para la salud como son las proteínas animales, las grasas saturadas, el ácido úrico, el azúcar, el sodio y las harinas refinadas.
Porque ser vegetariano te proporciona gran cantidad de antioxidantes, que previenen el deterioro de las células y te suministra gran cantidad de fibra, que beneficia el movimiento intestinal y previene el estreñimiento.
Porque produce saciedad si la planeas correcta y equilibradamente y porque los estudios han mostrado que no tiene por qué haber ninguna deficiencia al ser vegetariano, sino todo lo contrario, muchas ventajas si sigues una dieta bien planeada".
Porque el vegetarianismo puede terminar con el hambre en el mundo
El gran problema que todos, según dicen, quieren solucionar, -los gobiernos, las organizaciones religiosas, los organismos internacionales, los foros científicos, etc.- no es otro que terminar con el hambre en el mundo.. Pues bien, tenemos la solución al alcance de la mano, gracias al vegetarianismo y, sin embargo, parece ser mejor el continuar pregonando un deseo que, en realidad, a nadie le interesa que se cumpla.
Porque, aunque no te lo creas, es cierto: el vegetarianismo es el camino más corto hacia la solución del hambre mundial. Y si no, atiende a la siguiente, real y más que gráfica exposición:
Una vaca necesita para vivir una hectárea durante 2 años, que es lo que tarda en lograr el peso que requiere el matadero: aproximadamente unos 400 kgs., de los que se destinan para alimentación unos 290. O sea, que una hectárea en dos años produce 290 kgs. de "alimento", mientras que si esa misma hectárea se destinara, por ejemplo, al cultivo de soja, produciría 6000 kgs. de alimento, ya que el rendimiento medio por cosecha y por hectárea de la soja es de 3000 kgs.
Si el cultivo fuera de trigo, se producirían en esa misma hectárea unos 7000 kgs. Y si fuera de maíz, la producción sería de 12000 kgs.
Así que es tan simple como tener en cuenta que, el mismo espacio que produce 290 kgs. de carne, produciría de 6.000 a 12.000 kilos de alimento vegetal, dependiendo del tipo de recurso plantado.
Las cifras comparativas de cantidad de alimentos de origen vegetal en relación con las de origen animal, son significativas e irrefutables, a esto sumémosle el beneficio espiritual que significa no matar y agreguémosle la beneficiosa calidad alimenticia que tiene una dieta vegetariana para la salud y la prevención de las enfermedades.
La dieta occidental basada en la carne está devastando las tierras, deforestándolas para criar ganado, en vez de alimentar directamente a las personas con los cereales y legumbres destinados a los animales.
Según la FAO, se necesitan al menos 7 u 8 kilos de cereal para producir sólo un kilo de carne de vaca. Si seguimos por esta vía, el alimento seguirá siendo insuficiente para nutrir a toda la población mundial, y las hambrunas locales podrían generalizarse, agravadas por efecto del calentamiento global.
"Soy vegetariano por una razón de justicia. La producción y consumo de carne desperdicia ingente cantidad de alimentos que podrían solucionar el hambre en el mundo. Los países industrializados prefieren no negarse el placer de comer carne en lugar de hacer un bien a la humanidad. Tanto hombres como animales necesitan un trato justo, y yo no voy a eludir la responsabilidad que tengo hacia ellos", explica el filósofo Peter Singer, profesor de Ética Práctica de la Universidad de Princeton.
¿Por qué no pensar un poco más en los demás, por qué no hacer un cambio positivo en nuestras vidas? Todas las religiones hablan de ayudar al que no tiene, al que sufre, a quien pasa necesidad, hambruna, sed. ¿Por qué no hacerlo desde el vegetarianismo? ¿Qué espera el ser humano para solucionar lo que tanto lo aflige?... Quizás los discursos en contra de la hambruna mundial, sólo sean para lavar algunas conciencias.
No comer carne, es sin lugar a dudas, algo mucho más profundo e importante de lo que los gobiernos asumen con respecto a ésto. En realidad, son los gobiernos del mundo -y las organizaciones en que se agrupan- los que deberían promover los grandes cambios en la educación alimentaria, pero no sucede así. Peor aún: son precisamente ellos los que no hacen nada.
Queda entonces este desafío para las personas individuales y las organizaciones no gubernamentales que abogan, verdaderamente, por el Bien en el mundo...¿Te animas?
Por el Planeta
Mantener una alimentación sin carne es una buena forma de cuidar el agua potable del planeta.
Producir un kilo de carne de vaca supone gastar tanta agua como 40 lavabos ó 300 descargas del WC, mientras que producir 1 kg de trigo consume 30 veces menos agua (según datos de Beckett y Oltjen).
Asimismo, siguiendo una dieta sin carne también puedes poner tu granito de arena para detener el calentamiento global: la industria ganadera es responsable de grandes emisiones de metano, uno de los tres gases que se consideran responsables del calentamiento global. Además, la cría intensiva de animales contribuye, indirectamente, al calentamiento global, con la deforestación para despejar tierras y cultivar forraje para los animales. Esto disminuye la masa global verde de árboles que sinteticen el dióxido de carbono presente en la atmósfera.
Las verdaderas consecuencias de una larga escalada de degradación medioambiental son aún impredecibles, pero hasta donde sabemos, el impacto de la humanidad sobre el resto de la tierra es la peor devastación medioambiental. Con cientos de millones de personas que no obtienen el alimento necesario para satisfacer sus necesidades básicas y billones de personas que no tienen acceso a agua limpia y segura, es imperativo encontrar método sustentables para producir alimentos sin degradar la salud planetaria.
La agricultura es una de las ramas industriales más intensivas y más perjudiciales a nivel medioambiental. Esto implica que debemos examinar nuestros hábitos alimenticios y preguntarnos cómo son producidos y de dónde vienen los alimentos que consumimos. Los consumidores medioambientalmente conscientes estamos convencidos, no sólo de los problemas de la producción industrial de carne, sino también de los problemas del empaquetamiento y conservación de los alimentos, el uso de pesticidas o los alimentos genéticamente modificados.
La producción mundial de carne se ha cuadruplicado en los últimos 50 años y la tasa de stock cárnico crece a una tasa mayor (3:1) que la población humana. Esto, naturalmente contribuye a aumentar los problemas medioambientales de la agricultura.
Un informe de la FAO (United Nations Food and Agriculture Organization), la USAID (US Agency for International Development) y el Banco Mundial concluyó que las granjas factorías "actúan directamente sobre la tierra, el agua, el aire y la biodiversidad a través de la emisión de basura y contaminantes animales, el uso de combustibles fósiles y la sustitución de las fuentes genéticas animales. Además, esto afecta la distribución global de la tierra, al repercutir sobre la tierra cultivable para satisfacer las necesidades de alimento concentrado para el ganado. Las emisiones de amoníaco de los almacenes de desechos de excretas localiza la acidificación de la tierra y la contaminación local de aguas y tierras."
De este modo, podemos agrupar los sectores de responsabilidad medioambiental de la industria cárnica y láctea en problemas energéticos, problemas de los suelos cultivables y problemas en el agua.
Por otro lado, la mayor parte de la tierra con que se alimenta al ganado -que a su vez alimentará a la población de los países desarrollados- se ubica en lugares donde el alimento es más escaso: los países subdesarrollados o en vías de desarrollo. Europa importa un 70% de las proteínas para alimentación del ganado, por ello el Parlamento Europeo ha dicho que "Europa puede alimentar a su gente, pero no a sus animales de granja".
"En Brasil solamente, se usa el equivalente a 5.6 millones de acres de tierra para cultivar soja para alimentar a los animales en Europa. Estos "acres fantasmas" son el objetivo de la eficiente agricultura high-tech..." (Tim Lang del Centro para la Política Alimentaria). Estas tierras contribuyen al fomento de la desnutrición mundial y al empobrecimiento de la población que cultiva tierras para alimentar a los animales en vez de producir para su propia alimentación. Los monocultivos intensivos degradan la calidad de los suelos y vuelven económicamente más vulnerables a las poblaciones, alejándolas de la sustentabilidad agrícola. Por todo ello, la salud mundial requiere cambiar el poco saludable gusto por la carne animal.
En cuanto al agua, globalmente, la agricultura usa un 70% de las fuentes de agua dulce. Esta cifra es tan alta por la cantidad de suelos que deben irrigarse para hacer la agricultura viable, para aumentar y mejorar las cosechas. Pero también, las actividades agrícolas contaminan grandes cantidades de agua.
La producción industrial de ganado contamina directamente las capas subterráneas, las aguas superficiales y los ríos a través del manejo de residuos ganaderos, e indirectamente a través del uso de pesticidas y agregados alimentarios (hormonas, antibióticos, etc.) para el ganado. Además, como ya hemos visto, gran parte de estas tierras son malgastadas cultivando pienso para el ganado en vez de comida para las personas. El agua usada en estas tierras -consumida directamente por el ganado-representa otra fuente de malgasto del recurso.
Existe bastante discrepancia en las cifras exactas de agua que se requieren para efectos de producción cárnica. El profesor David Pimentel, del Departamento de Ecología de la Universidad de Cornell, ha calculado que para producir 1 kg.de patatas se necesitan 500 lts.de agua; 900 lts.para 1 kg.de trigo; 3.500 lts.para 1 kg.de carne de pollo y 100.000 lts.para 1 kg.de carne vacuna. Una estimación más conservadora hacen Beckett y Oltjen del Dpto.de Ciencias Animales de la Universidad de California: para producir 1 kg.de trigo se requieren 120 lts.de agua y para 1 kg.de carne vacuna, 3.700 lts.de agua. Es muy interesante mirar un poco más de cerca estas cifras: tanto en una como en otra estimación, la producción de carne vacuna representa un gasto escandaloso de agua comparada con la producción de vegetales o cereales.
Finalmente, un estudio llevado a cabo por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos concluyó que sus resultados "apuntan a revelar el alto nivel de dependencia que tiene la industria ganadera en USA de los combustibles fósiles. Estos hallazgos nos llevan a la cuestión ecológica y los riesgos económicos asociados a la tecnología agrícola que se maneja en Estados Unidos". La misma tecnología está siendo adoptada como modelo para la agricultura industrial en todo el mundo. Una revisión de los niveles de energía utilizada para producir carne y la energía que entregan los productos (medidos en calorías alimentarias) mostró que producir maíz y trigo es 15 veces más eficiente que producir carne de vaca.
Estudios llevados a cabo en Holanda sugieren que, ineficiente como es, la producción de carne bovina genera menos desechos que la producción de otros tipos de carne. Brand&Melman calcularon que 1 kilo de carne bovina requiere de un input de energía fósil de 15.5 megajoules (MJ), la carne de pollo 18.1 MJ/kg, la carne de cerdo 18.9 MJ/kg, y la carne de ternera 46.8 MJ/kg. Se llegó a similares resultados en estudios realizados en Canadá.
La mayor cantidad de esta energía es usada en la producción, transporte y procesamiento de las carnes.
Pimentel y Goodland argumentan que la acuicultura (granjas de peces) ocupa más energía que la agricultura terrestre. Los peces cultivados deben ser alimentados con granos (como el ganado) y usan más cantidad de energía para acumular y acondicionar el agua. De acuerdo a sus cálculos, toma cerca de 34 kilocalorías (kcal) de energía fósil para producir 1 kilocaloría de proteína de pescado. Contrastando esta información con las estimaciones del maíz y el trigo, éstos siguen produciendo alrededor de 5 veces más energía aún usando la misma cantidad de energía que la producción cárnica.
Una dieta de base vegana usa sustancialmente menos energía que una dieta basada en carnes y lácteos. Esta energía es virtualmente derivada de los combustibles fósiles, la producción de la carne y de los lácteos, lo que contribuye a la polución del aire, la acidificación, la contaminación por la quema de combustibles fósiles, la destrucción de los hábitats y el calentamiento global.
POR LOS PROPIOS ANIMALES
Todos los animales, incluyendo los humanos, somos seres sintientes. Eso nos hace idénticos en nuestra forma de sentir dolor y placer. Cuando decidimos evitar la carne estamos promoviendo una vida menos violenta para todos los seres que habitan en éste planeta.Sólo en España se sacrifican más de 750.000.000 de animales al año para el consumo humano, y en Estados Unidos, unos 25 mil millones.
La vida en la bucólica imagen de la granja hace mucho que dejó de ser tan hermosa. Las escenas de pastizales verdes y parques idílicos representadas en los libros para niños están siendo rápidamente reemplazadas por establos de metal sin ventanas, jaulas de alambre, "establos de hierro", y otros sistemas integrales de encierro, lo que hoy se conoce como "granjas industriales".
El sistema de granja industrial de agricultura moderna apunta a producir la mayor cantidad de carne, leche y huevos, de la forma más rápida y barata posible, y en la menor cantidad de espacio posible.
Las vacas, terneros, cerdos, gallinas, pavos, patos, gansos, conejos y otros animales son puestos en pequeñas jaulas o compartimentos muchas veces sin posibilidad de darse vuelta. Se los priva del ejercicio para que todas las energías del cuerpo conduzcan a producir carne, huevos o leche para el consumo humano. Se los alimenta con hormonas de crecimiento para engordarlos más rápidamente y se los altera genéticamente para que crezcan más grandes o para que produzcan más leche o huevos que lo que la naturaleza originalmente propone.
Dado que el amontonamiento es una de las principales causantes de enfermedades, los animales son alimentados y rociados con grandes cantidades de pesticidas y antibióticos que permanecen en sus cuerpos y que se transmiten a la gente que luego se alimenta de ellos, lo que causa serios peligros en la salud de los seres humanos.
Las gallinas se dividen en dos grupos: las gallinas ponedoras y pollos de engorde. Se coloca de cinco a seis gallinas ponedoras en una jaula de tela metálica de 14 pulgadas y las jaulas son a menudo apiladas en varios niveles. Cintas transportadoras llevan la comida y el agua, y además retiran los huevos y el excremento. Dado que las gallinas se encuentran en un lugar superpoblado, se las mantiene casi en la oscuridad y se les corta el pico con cuchillas candentes (sin anestesia) para evitar que se picoteen entre ellas hasta morir. La tela metálica de las jaulas las despluma, les irrita la piel y las deja lisiadas.
Aproximadamente el 20% de las gallinas criadas bajo esas condiciones muere a causa del estrés o enfermedades. Cuando tienen entre uno y dos años de edad, sus cuerpos exhaustos disminuyen la producción de huevos y se las sacrifica (las gallinas podrían vivir normalmente entre 15 y 20 años). El 90% de todos los huevos vendidos comercialmente provienen de gallinas criadas en granjas industriales.
Cada año se crían más de seis mil millones de "pollos de engorde" en establos. Se manipula la iluminación para mantener a las aves comiendo la mayor cantidad de tiempo posible y a las nueve semanas se las sacrifica. A pesar del gran uso de pesticidas y antibióticos, el 60% la de las gallinas que se venden en el supermercado están infectadas con la bacteria de salmonela viva.
La selección genética para cubrir la demanda y reducir costos de producción causa dolores extremos en las extremidades y problemas óseos, haciendo que cada movimiento sea dificultoso. Una investigación encubierta realizada por PETA en 1994 dentro de la industria de los "pollos de engorde" también reveló que las aves sufren de deshidratación, enfermedades respiratorias, infecciones bacteriales, ataques cardíacos, piernas lisiadas y otras serias dolencias.
El ganado criado para carne nace generalmente en un estado, se lo engorda en otro y se lo sacrifica en otro. Se lo alimenta con una dieta antinatural de granos pesados y otros "rellenos" (incluyendo aserrín) hasta que alcanzan las 1.000 libras. Se los castra, se les quita los cuernos y se los marca sin anestesia. Cuando los transportan los amontonan dentro de camiones de metal donde tienen miedo, sufren lesiones, soportan temperaturas extremas y padecen la falta de comida, agua y ayuda veterinaria.
Los animales que más sufren el cruel encierro y las privaciones en las granjas industriales son los novillos criados para el consumo de carne de ternero. Tras separarles de sus madres tan sólo algunos días después de su nacimiento, se los encadena en establos de sólo 22 pulgadas de ancho con pisos de listones que les causan severos dolores en las patas y en las articulaciones. Dado que la leche de su madre es utilizada para el consumo humano, se los alimenta con un sustituto de la leche que contiene hormonas, pero carece de hierro. Esto les produce una anemia que mantiene su carne tierna y de un color pálido pero los deja muy débiles. Cuando se los sacrifica con tan sólo 16 semanas de vida, por lo general ya están muy enfermos o lisiados para caminar. Uno de cada 10 terneros muere en reclusión.
El 90% de todos los cerdos es recluído en algún momento de sus vidas y el 70% es mantenido en reclusión permanente. A las cerdas se las mantiene preñadas o amamantando continuamente, y se las mete dentro de estrechos establos de hierro, sin que puedan darse vuelta. Si bien los cerdos son animales tranquilos y sociales por naturaleza, recurren al canibalismo y muerden las colas de los otros cerdos cuando los meten en corrales repletos. Además desarrollan conductas neuróticas cuando los aíslan y encierran. Los productores de cerdos pierden 187 millones de dólares por año debido a la disentería, cólera, triquinosis y otras enfermedades promovidas por las granjas industriales. Aproximadamente el 30%de todos los productos que derivan del cerdo están contaminados con toxoplasmosis.