Monólogo: el"entretiempo" y su ropa

Publicado el 28 marzo 2014 por Espe85

EL “ENTRETIEMPO” Y SU ROPA
El “entretiempo” es ese periodo del año en el que por la mañana es invierno y por la tarde verano, suele darse dos veces al año…Más o menos…Los meteorólogos lo conocen como Primavera y Otoño, dependiendo en la época del año en la cual se produzca este fenómeno. El “entretiempo” es un período de transición que normalmente suele durar poco, entre quince días y un mes….Ya como mucho, mucho…Mes y medio… ¿Por qué?...Muy fácil, todos sabemos que aunque los meteorólogos dicen que hay cuatro estaciones, en el interior de España hay dos, conocidas como… ¡Ostias que frío! Y ¡Joder que calor!...De tal forma que la primavera y el otoño quedan totalmente difuminados pasando en muy corto espacio de tiempo de helar a estar a cuarenta grados a la sombra, siendo el “entretiempo” ese pequeño tiempo de transición entre las dos estaciones principales del año.
Una de las cosas más complicadas de ese “entretiempo” es vestirse, bueno, mejor dicho, elegir la ropa para ponerte, que vestirse se viste una como todos los días. Porque por la mañana es invierno y por la tarde verano, a ver qué te pones que te proteja del frío, al mismo tiempo que no te dé calor y encima te haga estar monísima todo el día… ¡Eso sí es una misión imposible y no la de Tom Cruise! Al final, la solución es ponerte más capas que una cebolla, de tal forma que en la medida que vaya avanzando el día puedas ir quitándotelas para adaptarte a la temperatura del momento.
Alguna mente privilegiada inventó para esto lo conocido como ropa de “entretiempo”, que no es ni más ni menos, que ropa monísima pero difícil de entender, con la que en invierno te hielas y en verano te asas, la cual solo puedes utilizar un par de veces al año durante quince días más o menos… ¡Vamos! que una inversión rentable no es…Estoy hablando de botines peep toe, para los hombres que nos lean son esos botines que van con el dedo gordo del pie al aire. Chaquetas que adornan pero no abrigan, abrigos sin mangas, chaquetas de manga corta, jerséis de manga corta y cuello alto…Ese tipo de cosas que no tienen mucha utilidad, que te las vas a poner pocas veces y como son monísimas a las tías nos encantan. Ese es el tipo de ropa que compras impulsivamente porque a nadie le hace falta un jersey sin mangas, ni unos botines que tienen el dedo al aire para ideales para un día de lluvia, pero como son tan monos no hay mujer que se resista a estas compras de las denominadas: “Hoy voy a darme un capricho”.  
El “entretiempo” también es ese tiempo en el que todos nos echamos, literalmente, a las calles, es decir, después de estar encerrados todo el invierno en cuanto vemos un rayo de sol nos ponemos nuestras mejores galas y salimos a la calle, da igual a lo que sea, a pasear, de cañas, con los amigos al parque, el caso es desquitarnos del encierro invernal que hemos sufrido. Lo que alguna vez acaba ocurriendo es que se nos olvida que el “entretiempo” es el tiempo de transición entre invierno y verano, y de vez en cuando nos recuerda que el invierno no queda tan lejos en forma de tormenta espontanea. Una tormenta espontanea es esa que se da en esos días en los que hay un sol radiante que de repente se nubla, empieza a llover y cae el diluvio universal, y en diez minutos se ha pasado volviendo a brillar el sol, y si hay un poco de suerte lo mismo la tormenta deja un arcoíris a su paso. Normalmente en estos días tú has salido a la calle con los botines peep toe y la chaqueta de manga corta…Y llegaras a casa acordándote de la madre del que inventó los peep toe, y preguntándote porque no cogiste el abrigo porque después de mojarte por la lluvia te has quedado más helada que una llave.
Siempre han dicho que para estar guapa hay que sufrir…Y en “entretiempo” también se sufre…¡Se sufren las inclemencias del tiempo!...Y nuestra poca capacidad de reacción para adaptar nuestro vestuario a lo que realmente es necesario por encima de aquello que nos resulta monísimo, pero que no nos permitiría sobrevivir todo el día sin tener que quitarnos y ponernos más capas que una cebolla, o tener que realizar doscientos cambios y trescientas transformaciones de ropa para que después de todo esto acabemos pasando frío y calor , por supuesto, todo esto aderezado con un bonito chapuzón de una de esas tormentas de verano que nos recuerdan que no hace tanto que acabó el invierno, por más que como el caracol salgamos al primer rayo de sol.P.D.: Si te gusta la lectura puedes leernos también en: http://www.puntorojolibros.com/todas/Ironias-de-la-vida.htm