Mons. Hugh O'Flaherty: el sacerdote que perdonó a su perseguidor

Por Beatriz
Mons. O'Flaherty salvó a 4.000 personas, soldados aliados y judíos, durante la ocupación de Roma por el ejército nazi.  Herbert Kappler, con educación religiosa protestante, encargado de dirigir la Gestapo en Roma se dio cuenta de todo y puso precio por la cabeza de O'Flaherty, incluso dio órdenes de secuestrarlo y matarlo.  Al terminar la guerra Kappler fue arrestado y sometido a juicio, mientras estuvo preso O'Flaherty lo visitó todos los meses....en 1959 fue bautizado en la fe católica.
La revancha, el ojo por ojo, la ley del talión, no es cristiana.
Esta historia fue llevada al cine con la película "Escarlata y Negro" (1938) con Gregory Peck y Christopher Plummer.
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Por: Stephen Walker (The Irish Times)
Monseñor Hugh O´Flaherty fue un héroe de guerra. Oriundo de Cahersiveen en Co Kerry, Irlanda, estaba trabajando en el Vaticano cuando la Segunda Guerra Mundial estalló. Una mezcla de circunstancias, el destino y su espíritu humanitario lo llevó a protagonizar una de las operaciones de escape de mayor éxito durante el conflicto bélico. Su historia es tan notable como dramática.
Hugh O´Flaherty fue un joven nacionalista. Como estudiante en Limerick, le tocó presenciar las atrocidades que llevaron a cabo soldados británicos en las que varios de sus amigos fueron asesinados. Cuando la guerra comenzó en 1939, tuvo especial cuidado en no tomar partido. Le dijo a un colega: "Yo no creo que haya nada que elegir entre Gran Bretaña y Alemania".
Sin embargo, sus puntos de vista fueron cambiando al enterarse de la violencia infringida a los judíos. Comenzó a visitar a los prisioneros aliados que se encontraban en las cárceles italianas en condiciones muy duras. En 1943 ofreció refugio a los soldados aliados que llegaban al Vaticano pidiendo protección. En cuestión de meses, había creado una organización capaz de velar por miles de fugitivos aliados y civiles judíos.
Era una operación arriesgada debido a la ocupación alemana de Roma, y el cura O´Flaherty atrajo pronto la atención de Herbert Kappler, el SS Obersturmbannführer (teniente coronel), encargado de dirigir allí la Gestapo.
Kappler había establecido un régimen despiadado y los dos hombres se convirtieron en adversarios cuya feroz rivalidad significó una lucha que culminaría en intentos fallidos por parte de los nazis en tratar de secuestrar y matar a Monseñor. Kappler llegó a ofrecer por la cabeza de O´Flaherty una recompensa de 30.000 liras. En otra ocasión Kappler dijo a sus hombres: "Yo no quiero verlo vivo de nuevo".
O´Flaherty logró esquivar con audacia todas las incursiones de los soldados alemanes, utilizando documentos falsos y los canales de comunicaciones secretas. Así evitó su captura durante el período de la ocupación alemana.
Kappler fue un ambicioso de alto vuelo y muy bien considerado por Adolf Hitler. A lo largo de la ocupación nazi, sin embargo, los mensajes que envió desde Roma a Alemania fueron interceptados por los aliados. Estos mensajes descifrados han sido desclasificados y se encuentran ahora disponibles en los Archivos Nacionales en Washington. Los documentos revelan cómo Kappler quería reunir a los judíos, cómo ayudó a rescatar a Benito Mussolini y lo que pensaba de la iglesia católica y el Vaticano. Gracias a esta decodificación, somos capaces de construir la imagen más completa hasta la fecha de la conducta de Kappler.
Es con los acontecimientos de marzo de 1944, sin embargo, que el jefe de la Gestapo quedará asociado para siempre.
Después de que la resistencia matara a 33 soldados alemanes en un atentado con bomba, Hitler se enfureció y le exigió a Kappler un ataque de venganza que "hiciera temblar al mundo". Kappler y sus hombres mataron a 335 personas en las Fosas Ardeatinas, un laberinto de túneles de la ciudad. Fue una de las peores atrocidades cometidas en suelo italiano durante la Segunda Guerra Mundial.
Amigo de su enemigo
Una vez terminada la guerra, Kappler fue condenado a cadena perpetua sin libertad condicional por este atroz delito. Desde su celda, el preso más famoso de Italia, escribió una carta a su viejo rival y así fue como invitó a O´Flaherty a visitarlo. En cuestión de días, el sacerdote llegó a conocer y hablar con su antiguo adversario. Sus reuniones se hicieron frecuentes y cotidianas y, según los amigos de O´Flaherty, llegaron a discutir de religión y literatura. La cantante clásica, Verónica Dunne, que conoció a monseñor, recuerda sobre estas reuniones:
"Él le tomó gran simpatía a Kappler. En broma decía: "Aquí estoy, este hombre que puso treinta mil liras por encima de mi cabeza para obtener información, y ahora somos como una especie de amigos."
Parece que el sentimiento era mutuo, porque Kappler describió al cura O´Flaherty como "un amigo paternal" .En esta etapa, Kappler que había sido criado como protestante, estaba pensando en convertirse al catolicismo influenciado por su ex rival.
Un sobrino de Monseñor, el ex juez del Tribunal Supremo de Irlanda, que también se llama Hugh O´Flaherty, dice que su tío instó a Kappler a retrasar su conversión hasta que se celebrara el juicio en su contra. "Mi tío le aconsejó esto pues pensó que sería interpretado como si estuviera tratando de ganarse el favor", dice.
Kappler esperó hasta que fue condenado y luego pidió a Monseñor a visitarlo. Los dos hombres oraron juntos y luego O´Flaherty recibió a Kappler en la iglesia católica.
En cuestión de minutos, el nazi más famoso de Italia fue recibido en la iglesia por el mismo hombre que había tratado de matar. De acuerdo a las cartas de la cárcel descubiertas por el periodista Maurizio Pierangelo, parece ser que la conversión de Kappler tuvo lugar alrededor de 1949, pero la historia no se hizo pública hasta 1959.
Obviamente, el modesto y retraído Monseñor restó importancia al evento. Le dijo a un periodista inquisitivo: "Eso no es noticia, eso es algo que ocurrió hace mucho tiempo".
O´Flaherty recibió la Medalla de EE.UU. de la Libertad por sus esfuerzos en tiempos de guerra. Murió en Co Kerry en 1963.
Kappler se mantuvo en la cárcel en Italia hasta 1977, cuando fue sacado espectacularmente por su esposa y llevado de vuelta a Alemania. Murió en 1978. Su historia fue dramatizada en la película de 1983 The Scarlet and the Black, protagonizada por el actor Gregory Peck en el rol de O’Flaherty.