Monstruos cotidianos, de Cristina Gálvez

Publicado el 10 agosto 2012 por Goizeder Lamariano Martín

Título: Monstruos cotidianos Autora: Cristina Gálvez Editorial: Traspiés Año de publicación: 2009 Páginas: 121 ISBN: 8493542795 Al igual que en las últimas semanas, hoy quiero compartir con vosotros otro de los libros que gané en el concurso de la editorial Traspiés. Un libro que leí en la mañana del miércoles 4 de julio en apenas hora y media, para que os hagáis una idea de lo muchísimo que me ha gustado. Monstruos cotidianos es un libro compuesto por 17 relatos. Relatos que, como su título indica, nos hablan de lo cotidiano, del día a día, de la vida misma. Esos hechos, anécdotas, recuerdos comunes, vulgares que, a pesar de su cotidianidad, nos siguen sorprendiendo día a día. Como protagonistas o, en este caso, también como lectores.
Con ironía, con cinismo, con sentido del humor y con un lenguaje mordaz Cristina Gálvez nos habla en estos relatos de relaciones de pareja, de sucesos domésticos que, por muy normales y anodinos que parezcan a simple vista dejan paso a pasiones inconfesables, a recuerdos y culpas que desearíamos mantener ocultas. En Bésame mucho conocemos a Sabina y a Ennio, un matrimonio recién llegado a Roma, donde tendrán que aprender el idioma y buscarse la manera de ganar dinero, para ellos y para sus hijos, mientras luchan contra ese sintetizador empeñado en fallar una y otra vez, justo cuando sus canciones y su acordeón más están llamando la atención de los pasajeros del metro. Pero están dispuestos a todo, no se van a rendir tan fácilmente, porque saben que ahora, al principio, lo único importante es adaptarse. Escena está protagonizado por Javier y su mujer, una pareja a la que descubrimos en plena discusión, mientras se increpan, se reprochan cosas y sacan los trapos sucios en un apasionado enfrentamiento en el que, sin embargo, nada es lo que parece. Las buenas formas tiene como protagonista a Gustavo, un hombre que no encuentra su sitio en la vida, ni un trabajo, ni una pareja, ni una estabilidad y a quien, sin embargo, sus amigos de la universidad no dan de lado, a pesar de su peculiar forma de comportarse en las reuniones sociales, con los adultos, con los niños y, especialmente, a pesar de su obsesión por los objetos inservibles que ya nadie quiere. Los muertos nos hablan de nuestra relación con ellos, con nuestros seres queridos, o no tan queridos, que han fallecido. Nos habla de los funerales, los entierros, los tanatorios, los velatorios de primos, tíos, parientes lejanos, a veces demasiado. Pero también de los muertos más cercanos, los que nos persiguen cada día y que cada noche nos recuerdan nuestros miedos, nuestros fracasos, nuestras pesadillas y nuestros sueños sin cumplir. Amnesia nos transmite la angustia, el miedo, la incertidumbre, pero también el alivio que siente una mujer que, de tener una memoria prodigiosa, pasa a sufrir amnesia. Poco a poco irá perdiendo lo que para los demás era un don, una ventaja que le permitía recrear y revivir con todo lujo de detalles sus recuerdos y que para ella le impedía sentirse normal, una más. Fauna es uno de los relatos más sorprendentes, peculiares y extravagantes del libro. En él conocemos a un matrimonio en el que cada uno sufre extrañas transformaciones en su carácter que desconcierta no solo a su pareja y a sus amigos sino, especialmente, a ellos mismos. Escritores nos habla de esos enamorados de la literatura y de la escritura que no son famosos, que nunca han publicado un libro y que, sin embargo, viven obsesionados con escribir, con plasmar en un papel, en una servilleta, donde sea, cuando sea, todo lo que se les pasa por la cabeza. Porque no pueden evitarlo. Porque lo necesitan. Porque si no, no serían ellos. Annabel Lee rinde homenaje al último poema completo compuesto por Edgar Allan Poe en 1849, en el que habla de la muerte de una hermosa mujer. El narrador, enamorado de Annabel Lee cuando eran jóvenes, continúa estándolo tras su muerte. Sin embargo, este relato nos habla de Annabel Lee cuando era una niña solitaria, extraña, a la que le gustaba pasear de noche. Balada del pájaro en tierra es un microrrelato narrado por dos pájaros mientras uno de ellos anima al otro a intentar volar para sentir la libertad aunque para ello tenga que renunciar a la seguridad de la tierra. Precauciones es la curiosa historia de una peculiar familia obsesionada precisamente con eso, con tomar precauciones para evitar accidentes domésticos, golpes, imprevistos, sobresaltos o cualquier otra cosa que se salga del orden establecido, de lo planificado, de la rutina. Y no, no habla de embarazos. Conducta reprochable nos presenta a una extraña mujer que poco a poco, día a día, ve cómo su cuerpo se va transformando en cristal, sin imaginar las consecuencias que eso podrá tener. El traje nuevo de Horacio Kepler narra la relación entre Horacio Kepler, un hombre obsesionado con su traje nuevo, con encontrar las medidas exactas que se ajusten a la perfección a su cuerpo, con su sastre. De los hábitos y modos de reconocer al chupasangre es, como su título indica, una guía de consejos para reconocer, evitar y huir de esos chupasangres, gorrones, tacaños y aprovechados a los que cada vez resulta más difícil esquivar. Votación es la sorprendente historia de un hombre en un día de elecciones. Una historia corta, intensa, que no dejará indiferente a nadie, que sorprende, que hace reír y reflexionar. El problema de ser azafata son las reflexiones de una azafata. Reflexiones que, como todo el libro, están cargadas de razón, de sentido común, pero también de ironía y sentido del humor. Los hijos de Virginia Fletcher nos presenta a Virginia Fletcher y a sus dos hijos, un niño y una niña de unos 9 años que aparecen en su vida de la noche a la mañana, sin que nadie de su entorno sepa de dónde han salido o cuánto tiempo van a quedarse, algo que pone de los nervios a sus vecinos y sus amigos. Por último, La cotidianidad de los monstruos nos habla de la extraña, peculiar, rara pero no por ello menos cotidiana relación entre una joven y su mascota. Como podéis ver, son 17 relatos muy variados, con historias, personajes, ambientaciones y estilos muy diferentes que precisamente por eso les dan más valor. Cristina Gálvez ha logrado en tan solo 17 relatos, en 121 páginas no solo captar el interés del lector, sino mantenerlo y aumentarlo historia a historia, página a página, frase a frase, logrando sobre todo que estos monstruos nos resulten no solo cotidianos, sino también familiares y necesarios.