Maryclen Stelling
A 3 meses del 6D, miradas y cálculos se fijan en el comportamiento político, específicamente la conducta de voto que se impondrá en las parlamentarias.
Todo se percibe desde los posibles beneficios electorales que obtendrían uno u otro grupo político. Y ese alto interés político-electoral teóricamente debería incidir en la propensión a participar, ya que supuestamente conforme aumenta el interés por ganar y/o derrotar al adversario, se incrementa la probabilidad de acudir a las urnas. Un reciente sondeo de Hinterlaces revela una altísima disposición a votar de 82% en los partidarios del gobierno y de 89% en los opositores consultados. En cuanto a la importancia que la ciudadanía da a las elecciones, encontramos que el 95% las considera muy importantes para el futuro del país, un 5% importante y un 2% las cree irrelevantes.
Sondeos destacan que la oposición mantendría una brecha entre 20 y 35% sobre el gobierno. Engolosinados, “opinadores” afirman que el gobierno habituado a “ganar con comodidad”, ahora se verá obligado a “perder con comodidad”. Convencidos de que le será difícil remontar la cuesta, cantan victoria y anuncian que tienen todo a su favor para ganar el 6D. Afirman que las parlamentarias ya no se plantean como una confrontación gobierno vs oposición, sino más bien como pueblo contra gobierno.
Tan complicado escenario y un clima político “enfebrecido” anuncian unas elecciones competitivas en las que debería ser muy baja la abstención. Curiosamente, diversos sondeos destacan una significativa disposición a la abstención Las razones son diversas: apatía e indiferente hacia la contienda política; sentimiento de desencanto coyuntural. El reto: ¿Cómo despertarlos, activarlos y motivarlos a la competencia?
Impacta e incide en este panorama electoral el cierre de las fronteras del Táchira y Zulia, el decreto de estado de excepción y una muy firme y nacionalista posición del gobierno frente a Colombia. Para la MUD el gobierno pretende entorpecer, posponer y hasta suspender las parlamentarias, creando un “clima de de histeria militarista que incida en una mayor abstención”.
El 6D se nos ofrece como un gran misterio a desentrañar, un enigma a la venezolana que sobrepasa cualquier teoría económica/racional, sociológica o psicológica del voto.