Nada más bajarnos del autobús viniendo desde Budva, nos encontramos con un gran cartel que dice “Dobro Dosli” que significa “Bienvenidos”.
Nunca pensábamos que en Kotor íbamos a caer en el alojamiento más barato de todos, siendo este el lugar más turístico de nuestro viaje a los Balcanes. No por ello es menos bonito pues el pequeño hostal es una casa particular donde sólo hay cuatro habitaciones y dos baños más una pequeña terraza que da a una plaza.
Nuestra habitación está en las golfas con baño compartido y tan sólo nos cuesta 22 euros la noche. Además estamos solos y lo mejor de todo es que se encuentra en el corazón de Kotor, en pleno casco antiguo.
Kotor era un lugar de comerciantes y navegantes, fue construida en estilo veneciano entre los siglos XII y XIV pues fue ocupada durante más de cuatrocientos años (antes era conocida como Cattaro).Sus habitantes hablaban el veneciano, como la mayoría de la población de la costa del Adriático. Kotor fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1979. Muchos de sus edificios fueron reconstruidos por el gran terremoto ocurrido en 1978.
Después de dejar nuestro equipaje entusiasmados recorremos un poco el centro, nos apetece perdernos entre sus calles, sus recovecos y descubrir plazas, iglesias y nos dejamos llevar sin rumbo.
Es un ascenso con algo más de 1350 escalones que nos llevará hasta la fortaleza, a unos 1200 metros sobre el nivel del mar.
Vamos subiendo y a medida que lo hacemos paramos para ver las vistas de los tejados rojos de las casas, sus iglesias y con muchas ganas de llegar a la cima para ver la impresionante Boka Kotorska y para descansar un poco del calor.
La vista desde la cima se percibe con forma de fiordo, es decir, este es el único fiordo que existe del Mediterráneo, por lo que la bahía se encuentra situada entre montañas.
Un último paseo nos lleva por rincones preciosos, sin apenas gente, sentimos que Kotor es para nosotros, escuchando el silencio, que se rompe en algún instante por el sonido de algún que otro paseante en busca de paz y sosiego.
Los restaurantes de Kotor ofrecen en su mayoría gastronomía italiana, pero también hay tabernas con platos nacionales. Nos apetece cenar en una pizzeria, elegimos una pizza para dos pues es enorme, lleva el queso típico del país.
Los pueblos que visitaremos mañana alrededor de la bahía son Perast y Herzeg Novi.