Montenegro: Podgorica y Cetinje

Por Pilaryluis

Fiesta de la Música. Podgorica

Iniciamos el relato del viaje de Montenegro (en serbio, Crna Gora), un pequeño país que tiene lugares muy especiales como son la Bahía de Kotor o el Parque Nacional de Durmitor, ambos Patrimonio de la Humanidad, verdaderas joyas que merece la pena conocer.

Bahía de Kotor. Montenegro

Cuando Luis propuso viajar a Montenegro, me quedé sorprendida y fui rápidamente a ubicarlo en el mapa. Es un pequeño país de los Balcanes, a orillas del mar Adriático, atravesado por los Alpes Dináricos y con una extensión que podría ser más o menos como las provincias de Zaragoza y Teruel juntas.
Formó parte de la República Federal de Yugoslavia junto con Macedonia, Croacia,  Eslovenia, Serbia y Bosnia-Hercegovina. Con la disolución de Yugoslavia quedó unida a Serbia, hasta que en el año 2006, tras un referéndum, se proclamó su independencia. 

Mural de la coronación del rey Nicolás. Cetinje

Viajamos a Montenegro en la primavera, del 21 de abril al 3 de mayo de 2017. Volamos con Alitalia, vía Roma temerosos por las noticias de una huelga en el sector y de la quiebra de la propia compañía.
Llegamos al mediodía a Podgorica, donde nos recibe un viento frío. Una especie de mafia de grandes turismos acapara a los viajeros que llegan, ofreciendo transporte al centro de la ciudad por 12€ (a la vuelta pagaremos 6€ en un taxi local). La primera noche nos alojamos en el hotel Ramada (70 €) muy cerca de la estación de autobuses.

Mural en Cetinje. Montenegro

Dejamos las cosas y vamos directamente a la estación parta coger el primer autobús que va a Cetinje, la antigua capital y el lugar de residencia oficial del Presidente de Montenegro.
Compramos el billete (3,50 €) y pasamos la hora de espera tomando la primera cerveza Niksicko de Montenegro y comiendo una ensalada cubierta de queso, como las de Bulgaria, aunque no tan buena, y unos cevapi (rollitos de carne) en el restaurante Beli que queda muy cerca. Nos sorprende ver a los clientes fumando, está permitido fumar en bares y restaurantes y recordamos el tufillo ahumado que ya casi tenemos olvidado en España.
CetinjeCetinje es junto a Podgorica una de las dos capitales de Montenegro.

Montenegro

La carretera a Cetinje sube mostrando al fondo un amplio valle enmarcado por las enormes montañas nevadas de los Alpes Dináricos.

Montenegro

Llegamos en una hora. Esperaba encontrar una ciudad histórica con torreones y fortalezas de defensa, pero nada de esto encontramos en Cetinje. Ha perdido la mayoría de construcciones medievales, y quedan pocos recuerdos de su pasado turbulento, cuando sufría los ataques del Imperio Otomano. Lo que sigue conservando son los edificios de las embajadas de las grandes potencias como  Francia, Rusia o Gran Bretaña. que a principios del s XX quisieron estar presentes en esta importante área de influencia.

Monasterio de Cetinje.Montenegro

Carteles en Serbio.

Los edificios reconvertidos en usos culturales dejan constancia del rico pasado de Cetinje como capital del reino, referente de poder religioso e importante capital cultural de los Balcanes.
Nos encaminamos directamente al Monasterio, un edificio de piedra gris, en la ladera de la colina.
Visitamos la pequeña iglesia con los preciosos iconos ortodoxos, En el iconostasio todavía quedan los restos del pastel y huevos de las ofrendas de la Pascua.
El museo está cerrado, así que poco más podemos hacer.

Embajada de Francia. Montenegro

Paseamos por las calles del centro. El día está fresco y se ven pocos turistas, nadie en las terrazas montadas en las calles a la espera de mejor tiempo. Calles solitarias en las que destacan los edificios tradicionales, las antiguas embajadas y los murales que recuerdan un pasado glorioso.
Cogemos calor en la cafetería New York, con el ritmo de Mecano como música de fondo.

Cetinje. Montenegro


Cetinje se visita pronto, a media tarde cogemos el bus de vuelta a Podgorica (pagamos al conductor 2,5€, la ida han sido 3,5 € porque en ventanilla se cobra más).
Podgorica

¿Castellers montenegrinos?

No abundan los lugares de interés en Podgorica. Por la noche no es nada especial y con la luz del sol la ciudad no se ve más bonita, sin embargo a mí me resulta agradable. Me gustan los enormes árboles que bordean las amplias avenidas: plataneros, álamos, cedros, tilos....Un decorado de árboles bajo el que es agradable pasear.

Catedral Ortodoxa. Podgorica. Montenegro

Cruzamos la ciudad hasta el barrio de nuevos edificios en el que se encuentra la moderna Catedral Ortodoxa de la Resurrección de Cristo, consagrada en 2013. Por fuera destacan las cúpulas rematadas en cruces doradas. En el interior los preciosos murales de las iglesias ortodoxas. Merece la pena, los murales estan “limpicos”, llenos de colorido con imágenes actuales , (uno de los frescos que decoran su interior ha sido objeto de mucha polémica, ya que representa a Marx, Engels y Tito en el infierno).

Catedral Ortodoxa. Podgorica. Montenegro


Catedral Ortodoxa. Podgorica. Montenegro

Catedral Ortodoxa. Podgorica. Montenegro

Murales. Catedral Ortodoxa. Podgorica.


Caminamos hasta el río Moraca para ver uno de los emblemas de Podgorica, el puente del Milenio.

Puente del Milenio. Podgorica

Al lado del puente se encuentra una peculiar escultura del cantante-poeta ruso  Vladimir Vysotsku enmarcado en un cuadro que mete el paisaje en la obra y según desde donde se mire se ven las montañas nevadas al fondo

Monumento al músico. Podgorica


Volvemos por Stara Varoš, el antiguo barrio turco de sencillas casas en las que abundan las parras y rosales, y sobresalen los sencillos minaretes de las mezquitas antiguas, recuerdo de un pasado rural que da la impresión de que no es muy lejano.

La Torre del Reloj, en la avenida principal la vemos cubierta de andamios, al parecer está en proceso de restauración. 
https://youtu.be/t_IG30TGTo0
Se celebra en Podgorica el Día de la Música. Coincidimos con  grupos que recorren las calles tocando ritmos tradicionales que todo el mundo tararea. Mujeres vestidas con el traje regional invitan a los paseantes a comer trozos de bizcocho que llevan en bandejas grandes. Es una fiesta muy alegre y apetece participar en ella.

 El día ha sido muy intenso y despues de dar un paseo por el centro nos vamos a cenar a Pod volat, un restaurante muy conocido en la ciudad que la noche del sábado está muy animado. Contundente comida montenegrina con buen vino del lugar y para rematar un potente mill, pastel tipo baklaba que sabe a gloria.