Montesco y Las Perdices: dos estilos en las antípodas

Por Rumbovino @rumbovino
Hace mucho que escuchamos hablar sobre los distintos tipos de vino que se producen en el mercado nacional, y por qué no, mundial también. 

En la oferta variopinta, vemos que existen vinos pensados y elaborados exclusivamente para gustar a los críticos del norte. También existen otros diseñados para los críticos del otro lado del charco (lo menos, por estos lares). Hay vinos difíciles y vinos fáciles. Hay vinos para todos y hay vinos para nadie. Todo esto hay, y más... 
Encontramos también otra división, más filosófica y medular, que los clasifica en vinos para beber y vinos para conversar… y un poco más recientemente al primer grupo se los ha llamado también “Vinos Desnudos” (recomendamos leer una muy buena nota del maestro Ricardo Santos al respecto, acá). 

Sea cual sea cómo se los catalogue, existen en la jungla vitivinícola argenta, vinos diferentes que gustan a públicos diferentes, lo que no quiere decir que uno sea mejor que otro, aunque cada uno de nosotros, en su yo interno, seguramente tenga sus preferencias bien claras a la hora de elegir. 
Bueno, el tema de tanta introducción se relaciona con que este fin de semana experimentamos esa notable diferencia, en la forma de ver y hacer un vino.El viernes a la hora de la cena, para nosotros el vino siempre acompaña una buena cena, destapamos un MONTESCO BONARDA 2010, que coreó un asado que comimos con Noemí en el patio de casa, a la luz de las estrellas… bue, en realidad fue a la luz de las lámparas de bajo consumo porque de lo contrario el romanticismo hubiese sido máximo, pero la visión nula! Simplemente vamos a resumirlo diciendo que la botella duró muy poco, y que su contenido voló minutos después que terminamos de cenar. Este Bonarda “Michelinesco” es pura fruta, mixturada con notas especiadas y leves puntas herbales. En boca era ágil, fresco, fácil de tomar y terminaba con un exquisito final de boca que recuerda a las mermeladas de frutos rojos, con esa mezcla de dulces y ácidos que tan rico saben. 
Si retomamos la introducción del post, nosotros lo definiríamos perfectamente como "un Vino Desnudo, que recuerda más a las uvas y la tierra donde nacen que a la bodega donde crece" (parte de esta definición se la robamos a Don Ricardo). 
El sábado a la noche, destapamos el RESERVA MALBEC 2009 de LAS PERDICES. Un vino que en esta cosecha obtuvo buenos números y premios importantes…. Debo reconocer que desde que nos lo regaló Ariel le teníamos unas ganas locas de entrarle. La botella no corrió la misma fortuna que su antecesor del viernes, y volvió a la heladera de casa con el líquido elemento a mitad de altura. El vino estaba muy bueno, sin dudas, pero nos cansó antes... Quizás, nos empalagó un poco. Era un tinto gustoso que, tanto en nariz como en boca, expresaba mucha fruta madura (pasificada) y notas tostadas de roble bien marcadas…. Le faltaba frescura que lo equilibrase y le sobraba dulzor (esto provoca que las papilas del catador se desgasten rápidamente).  
Puede que este Malbec, concentrado y poderoso, le resulte maravilloso a los paladares que gustan de vinos modernos; pero a nosotros nos quedó claro que, actualmente, no es el tipo que preferimos. 

Podemos ponernos a discutir nuevamente al respecto y no ponernos de acuerdo nunca… hay tantos productos como paladares existen, no hay mejores ni peores… Hay vinos desnudos y vinos con armaduras. Usted cuál prefiere?
Gracias por leernos,
Salute, Rumbovino.