Montevideo hiperrealista

Publicado el 15 marzo 2017 por Nicopasi
Los vaivenes económicos de nuestro país a veces hacen que Uruguay como destino se vuelva tanto o más imposible que visitar una capital europea. En los últimos años los cambios de la economía uruguaya (tan estable que llevó a que a Uruguay se la considere la Suiza de Sudamérica) contrastó notablemente con nuestro proceso inflacionario, las restricciones cambiarias, la insostenible paridad dolar-peso y algunas otras medidas que mejor olvidarlas y dejarlas en el pasado. Pero lo cierto es que por todas aquellas causas, en los últimos cinco años, planear una escapada a Montevideo podía poner en peligro el bolsillo no sólo estando allí sino cuando a nuestro regreso el resumen de tarjeta de crédito acusaba un verdadero cataclismo financiero.
Por suerte los tiempos y las economías cambiaron provocando que el famoso charco se acortara y nos sea más fácil volver al querido paisito, ese que tantas felicidades nos ha dado a quienes amamos los viajes y nunca nos olvidamos de que, en muchos casos, fue el punto de partida para largarnos a experimentar el mundo más allá de los límites de Ezeiza o de la terminal de Buquebús. Así es como después de cinco años sin estar allí, un día volví.
La primera impresión que tuve fue de que el casco urbano no había cambiado y que por suerte mantenía su estética, sus espacios, sus ,monumentos y los rincones entrañables que le dan ese aire único e irrepetible que siempre queremos encontrar quienes desde hace años la visitamos. Sin embargo, más allá de que el casco histórico y la ciudad vieja mantienen su esencia de antaño, me llamó mucho la atención cierto estilo hiperrealista que definía a nuevos espacios y parecían alzarse como una tendencia que viene con mucha fuerza. Veamos algunos ejemplos:
Nunca antes había estado en el Shopping de Punta Carretas. En primer lugar porque las veces que lo quise buscar me cansé de andar por la rambla sin brújula y preguntando sin encontrar alguien que me pudiera explicar la dirección correcta (sí, créanme que esas cosas pasan. Y a veces los mapas es mas lo que confunden que lo que informan) y en segundo lugar porque cuando quise guiarme por los cientos de carteles que indican la distancia desde el lugar donde uno se encuentra hasta el shopping nunca coincidía con una distancia lógica que me permitiera imaginar en que dirección ir o cuánto realmente quedaba hasta allí. Así que cuando esta vez tuve la oportunidad de hospedarme en un hotel de Punta Carretas y lo tuve a 300 metros sentí casi que había encontrado el Santo Grial.
Ahora bien, más allá de quedar impactado por la bella fachada que tiene el shopping (cuesta creer que en la década del setenta haya sido una cárcel con una historia poco memorable y centro clandestino de detención por donde pasó buena parte de la cúpula de la organización Tupamaros) me sorprendió en la entrada dos sillas rojas de madera gigantescas tales como esas que se instalan en las grandes capitales del viejo mundo y que se convierten en el fetiche de turistas que no tienen reparo ni verguenza en hacerlas escenografía de sus propias tomas. El autor de la obra es el artista plástico Ivan Hansen y levó a cabo las piezas a pedido del gobierno del Uruguay.
Al ingresar en el predio de entrada del shopping, grande fue mi sorpresa cuando me encontré con una nueva muestra de hiperrealismo: los zapatos gigantescos ubicados en el acceso principal y que fueron puestos por Visa como publicidad. Al parecer estos no son los únicos que se hicieron y periódicamente los van cambiando para que el público disfrute de esas piezas escultóricas de un gran nivel y que son la demostración de talento de Poch, empresa responsable de su creación.
Pero el círculo hiperrealista se perfeccionaría un día después, cuando caminando por la rambla hacia la Playa de Pocitos me encontré con las letras gigantes de MONTEVIDEO que reciben a los turistas que vienen desde el aeropuerto y que, recortadas sobre los espectaculares cielos que la ciudad ofrece, se transforma en un punto obligado para inmortalizar el paso por Uruguay. Eso sí, para lograr una foto despoblada tendrán que esperar un buen rato ya que constantemente llegan micros con turistas de todo el mundo que hacen su parada para llevarse el recuerdo en imágenes. Sólo es cuestión de esperar y podrán tener la suya.