Monuments men: morirte de frío

Publicado el 23 febrero 2014 por Juancarrasco @JuanCdlH
22.02.14 | 18:18. Archivado en Cine, Estrenos

Hay un viejo chascarrillo popular que juguetea con los dobles sentidos para asegurar que “el arte es morirte de frío” y que parece venir que ni pintado, nunca mejor dicho, para resumir el mayor defecto de una cinta de factura impecable y poderío en lo referente al reparto.

George Clooney a los mandos como director, protagonista y productor envuelve esta interesante y entretenida historia en una atmósfera de cine bélico clásico, con créditos, música, reclutamiento y situaciones singulares que recuerdan a cintas como La gran evasión, Los violentos de Kelly o Doce del patíbulo, alejadas del hiperrealismo que impera en el género en la actualidad. Es precisamente esa experiencia de entrar en el cine sin paraguas para que no te salpique la sangre o sin tener que estar bien descansado para que no se te haga la cosa eterna lo que se agradece de una propuesta que centra su interés en un grupo de profesionales del arte durante la Segunda Guerra Mundial; sobrados de años, kilos y entusiasmo arriesgan sus vidas en el frente para salvar de las garras nazis las obras de arte más importantes de la Humanidad, afortunadamente expuestas hoy la mayoría de ellas en museos de todo el mundo. El libreto se muestra tan ocupado en reflejar la importancia de la empresa y en transmitir correctamente lo que había en juego (la cinta está basada en un hecho real), que nos plasma con mayor emoción y soltura el protagonismo artístico y material (llega a turbar la desaparición de algunas piezas del patrimonio) que el personal, relegando al grupo a la categoría de comparsa circunstancial. Y el caso es que las interpretaciones de George Clooney, John Goodman, Kate Blanchett, Matt Damon o Bill Murray entre otros no defrauda, pero se echa en falta algún que otro minuto de metraje que imprima cierto trasfondo a los protagonistas, alguna motivación, detalle interno o de personalidad que nos haga comprenderlos y que podamos empatizar mínimamente con ellos. Esta indiferencia hacia lo humano para centrarse en lo divino impide que una película divertida y bien hecha dé el salto a gran obra. Cierto es que la historia dura dos horas y el alargue sería enemigo directo del ritmo ligero y desenfadado que se pretende, pero bien se podría rebajar un escalón el nivel cómico de la empresa y dedicar ese tiempo de chanza innecesaria que llega a desconcertar a evitar que cuando muera o sufra alguien del grupo en realidad al espectador le importe un rábano. Eso sí, hay que reconocer que aunque en la historia no venga nada a cuento que se nos coloque con calzador más de una mofa “made in Murray” que te evoca Los cazafantasmas o Atrapado en el tiempo, siempre es un lujazo, aunque no toque, echar unas risas con este genial actor, estandarte del patetismo cómico y el despropósito.

La película, pues, brilla en la forma y flojea en el fondo para componer una historia de aventuras recomendable y efímera.

Dirección: George Clooney. Título original: The Monuments Men. Duración: 118 min. Género: drama, bélico. Intérpretes: George Clooney (Frank Stokes), Matt Damon (James Granger), Bill Murray (Richard Campbell), John Goodman (Walter Garfield), Jean Dujardin (Jean Claude Clermont), Bob Balaban (Preston Savitz), Hugh Bonneville (Donald Jeffries), Cate Blanchett (Claire Simone). Guión: George Clooney y Grant Heslov; basado en el libro “The Monuments Men: Allied heroes, nazi thieves and the greatest treasure hunt in History”, de Robert M. Edsel y Bret Witter. Producción: George Clooney y Grant Heslov. Música: Alexandre Desplat. Fotografía: Phedon Papamichael. Montaje: Stephen Mirrione. Diseño de producción: Jim Bissell. Vestuario: Louise Frogley.