Teniendo como base un reparto muy sólido como Bruce Willis, Edward Norton, Bill Murray y Tilda Swinton, por nombrar algunos, la historia se basa en el viaje romántico de Sam y Suzy, dos niños de doce años que deciden escapar de casa después de conocerse, allá por los años 60 y entablar una curiosa relación por correspondencia. De personalidades totalmente opuestas, ambos se sienten solos en el mundo (uno con más razones que el otro) y deciden escapar, siendo perseguidos por a patrulla de Scouts (niños exploradores) de Sam, los padres de Suzy y la policía local. Es así que, en una mezcla de drama, comedia y romance, se desarrolla la corta pero entretenida y muy sentimental historia que nos narra Anderson.
Sin mucho cliché, con unas actuaciones sencillas pero creíbles y bien logradas, hay quizá algún defecto que recriminar, como por ejemplo, las escenas narradas en tercera persona que quieren dar un contexto histórico a la narración y que terminan por ser inservibles. O de igual manera, criticar el desarrollo de personajes o el desenlace hasta cierto punto extraño que tiene la historia, y que sin embargo, sólo lo hace para llegarnos al corazón y detenernos a pensar un poco en nuestros pequeños (para aquella gente que los tiene): ¿Sabemos lo que es bueno para ellos o simplemente creemos saberlo? Y por cierto. A mí me hizo recordar a mi primer amor. Cuando la vean, ya me platicarán si no sintieron lo mismo.
La dirección es realmente de alabar, al manejar a los pequeños en pantalla aunque a veces, se les puede notar un poco su inexperiencia, especialmente en escenas sin diálogos; pero con el soporte de la gente experimentada, con unas locaciones naturales bellas y una música creada por Alexandre Desplat que nos sumergen en su fantasía y nos ponen en la modulación correcta, Moonrise Kingdom es un platillo romántico para disfrutar en pareja y empezar a prepararnos para el invierno (verano allá en el cono sur) y la correspondiente temporada de premios.