Moonwalking

Publicado el 08 octubre 2013 por Deusexmachina @DeusMachinaEx

La figura del cantante Michael Jackson es una de esas figuras trágicas que a veces nos otorga ese pop que él ayudó tanto a poner en la cima. Una grandísima voz finiquitada por un accidente en la toma de medicamentos.

El pequeño de los Jackson´s Five ocultaba tras sus sonrisas peleas y enfrentamientos paternos, que acabarían marcando su vida para siempre.  Una vez Michael Jackson fue un infante sin infancia, y cuando todas las televisiones se esfuerzan en mostrarnos a un Michael Jackson pedófilo igual deberíamos replantearnos un poquito lo que sabemos de él. Que a ver. Que igual le metía mano a todo Cristo en su Neverland. Pero que igual no. Igual simplemente lo que buscaba era una manera de recuperar esa infancia que nunca tuvo. Que sí, que te dicen que Michael Jackson te paga por el derecho a poder dormir con tu hijo y naturalmente puedes empezar a pensar cosas raras. Pero joder, hay unas cuantas señales ahí que hay que examinar desde fuera antes de ponerle encima la escoba y quemarlo por bruja.

Para empezar, el nombre de Neverland está sacado de Peter Pan, en un claro reflejo de esas ansias del estadounidense por intentar crear algo que no tuvo. Su rancho privado era un homenaje al niño.

La vida de Michael Jackson no puede entenderse sin ese esfuerzo por hacer sonreír al niño, pero tampoco sin ese esfuerzo por intentar mejorar, a su manera, el mundo. Sufriendo ese destilado de piel, para evolucionar del negro al blanco, es comprensible que apoyara el respeto hacia todas las razas, pero no tenía por qué volverse ecologista. Ahora que Miley Cyrus zorrea de lo lindo es bonito recordar que otro pop es posible. Michael Jackson siempre abogó por ocultar las penas internas con una sonrisa exterior, como decía Chaplin.

Qué quieren que les diga, a mí el personaje me fascina.

Si no tienes infancia empiezas a comportarte de manera singular. Como todos somos así de hijoputas, le hemos criticado con saña, nos hemos burlado de su nariz y de sus pintas, y hemos humillado sus inquietudes religiosas. El Michael Jackson que queremos recordar era un blanquito cincuentón, de nariz bastante perjudicada, seguramente pasado de medicamentos, capaz de jugársela enseñando a su progenie por los balcones.

Michael Jackson siempre tendría un gran aprecio por el videojuego, y llegaría a colaborar con el sonido de Sonic 3.

El caso es que la música del siglo XX no puede entenderse sin el Rey del Pop, y, como ya saben, el videojuego, en eso de explotar los éxitos de otras aristas de la cultura, se las sabe todas. Así que era cuestión de tiempo que saliera un videojuego sobre Michael Jackson. Y, pese a lo que pudiera pensarse, el personaje era muy aficionado a darle a las recreativas. De hecho en Neverland, tras su muerte, llegaron a encontrarse unos 100 dispositivos arcade. Y llegó a colaborar con el sonido de Sonic 3, pese a que al final desistiera de aportar su nombre, dado lo frustrante, según él, del sonido de videojuegos de la época. El bajo de “Smooth Criminal” inyectaría su influencia sobre el juego, oyéndose en la fase de la nieve.

El primer videojuego sobre Michael Jackson como protagonista, y el único que se hizo con él vivo, fue Michael Jackson´s Moonwalker, desarrollado por SEGA, y que saldría en el período entre 1989 y 1991 en distintos sistemas como Spectrum, Commodore, Atari o Mega Drive, quedándose servidor con la versión de esta última, con ese 2d scrolling del que carecían otras versiones del mismo juego, en vista isométrica y con más plataformas que el sencillo beat´em up de la versión de Mega Drive.

Ahora es más raro, pero antes estaba de moda hacer películas sobre cantantes que fondearan más o menos sobre la propia historia de cada uno. Ahí tienen El Guardaespaldas. Y Michael Jackson hizo una película llamada Moonwalker, llamada así por el conocido movimiento que desarrolló, y que se convirtió en un clásico de las pistas de baile. La película, collage de excusas audiovisuales para insertar las canciones del cantante, es la fuente del videojuego.

En la película podemos ver el Club 30´s, de estilo mafioso, y efectivamente la fulgurante entrada de nuestro negruzco o blanquecino protagonista (según la época) en el videojuego se produce en un escenario semejante a ese club, en el que sus primeros enemigos serán acólitos de la ley seca y la Thompson. Si en la película vemos cómo se defiende el cantante lanzando polvos estelares, lo propio veremos en el videojuego. Si en la película vemos cómo, cálmate corazón, se convierte en un coche deportivo, lo veremos también en el juego en las breves escenas de interludio entre fase y fase (¿cómo iba a desplazarse Michael tan rápido entre escenario y escenario si no?). Comparen los comienzos:

¿El argumento del juego? Prepárese el lector para la carcajada, pues resulta que un malvado gangsta llamado Mr. Big se ha dedicado a secuestrar niños. Imaginen qué héroe de andares selenitas será el encargado de ir abriendo puertas y armarios para devolver a los niños su libertad. Sí. Michael Jackson abriendo armarios y recogiendo niños.

En el juego tendremos que ir recorriendo los escenarios, por tanto, descubriendo y localizando a todos los niños escondidos, y cuando acabemos todas las fases de cada escenario, nos enfrentaremos a los diversos bosses: gamberros, mafiosos, perros, zombies, arañas y demás repertorio. Podremos saltar y atacar lanzando una especie de polvo lunar. Además, podremos usar la magia, que nos hace inmune a los daños y nos permite realizar ataques devastadores, pero el uso de esta magia conlleva una pérdida de vida, que podremos recuperar con cada niña rescatada. Una de las gracias del juego es usar la magia manteniendo pulsado el botón, hasta que se cargue una magia especial que hará que todo bicho viviente se ponga a bailar como nosotros, al estilo de los zombies de Thriller, imitándonos, para luego caer fulminados, si tienen poca vida, o sufrir un gran daño, si son bichos más gordos. El juego quiere que disfrutes homenajeando a Michael Jackson, así que cuando acabes de descubrir a todas las niñas y te encamines hacia el combate con los bosses, recuperarás toda tu magia, para que puedas darte el capricho de ver un baile.

Hablemos claro: el juego es feote. Adecuado para la época, su desgaste con el paso del tiempo es evidente (el primer Sonic de Mega Drive tardaría poco más de un año o dos en salir). La historia brilla por su ausencia y la inverosimilitud campa a sus anchas, en un terreno bastante confuso en el que veremos a militares atacándonos junto a hordas de irritantes zombies, o carteles que nos indican que está prohibido usar nuestros poderes, en un intento infructuoso de aportar una nota de humor. Y las fases. Qué fases. Siendo salvables las primeras, en excelso arranque del juego lanzamiento de moneda directa al jukebox mediante, la tercera y sobre todo la cuarta son las más tediosas que el que escribe recuerda. En ésta última habrá una infinidad de cuevas que tendremos que ir visitando de manera mecánica y aburrida, poniendo a prueba la paciencia del jugador si éste no está atento del todo y olvida visitar una cueva del principio, teniendo que recorrerse todas las pequeñas cuevas de la fase, una a una, buscando a la puta niña olvidada. Y eso, claro está, si cae en cierto truco que es necesario hacer para acceder a algunas cuevas. Y si no, púdrase el jugador ahí, sin saber qué ha hecho mal, teniendo que recurrir a las guías.

Hay un detalle que no puedo pasar por alto. En la película Michael tenía una escena en la que se transformaba en robot. Los creadores del juego, obviamente, no podían pasar por alto ese magno detalle, así que en algunas fases del juego, con ciertas condiciones, verá el jugador pasar una especie de estrellas fugaces. Es casi imposible capturarlas si se es jugador primerizo, pero como siempre salen bajo las mismas fases, bajo las mismas circunstancias, si alguien tiene el arrojo suficiente como para darle una repasada a este juego podrá tener la oportunidad de anticiparse, y capturarlas. Y cuando ello ocurre aparece la magia.

No se pierda el que lee, tampoco, la fase final, en la que nos enzarzaremos en un duelo espacial con el jefe final, cambiando la mecánica del juego y pasando a convertirse en un shooter espacial.

Michael Jackson´s Moonwalker es un mal juego. Pero es un mal juego que bebe de una mala película. Este juego está hecho para los admiradores del Rey del Pop, que disfrutarán escuchando esos Bad, Thriller o Smooth Criminal mientras guían al personaje en un vacío narrativo con todas las de la ley. Los grititos de Michael, las poses, poder hacer el moonwalking en un juego…toda la atmósfera del cantante está siempre latente, y es lo único por lo que merece la pena.

Es feo. Y es tedioso. Solo la nostalgia me ha hecho rejugarlo. Y ahí te quedes. Llévenselo al desierto, a hacerle compañía al E.T. de Atari. Pero es el juego de Michael Jackson, en el que metió hasta a su mono.

Quiero creer que todo lo que hizo fue bonito.

La entrada Moonwalking es 100% producto Deus Ex Machina.