Gloriciosas tardes,
It´s been a while…
Morado nazareno, una pieza especial, como todas, hecha con mucho cariño y paciencia y aplicando las lecciones que ultimamente he aprendido, como hacer presillas perfectas y acabados excelentes.
Quería una camisola para acompañar un modelo de pantalón y capa suelta, así que cuerpo con mucho vuelo mas largo por detrás, sin mangas y cierre con cinco presillas y botones en plata y morado.
Los botones los compré en Pontejos, el mejor sitio de Madrid para estas cosas, tienen mil para elegir, de todos los colores y tamaños, yo cogí unos pequeñitos sin agujeros, tienen una arandela pequeña detrás y lo coses por ahí, suelen ser mas decorados porque no llevan el hilo por medio.
La tela, un algodón muy agradecido de trabajar, coser y planchar. El algodón, es una tela barata contando las posibilidades que ofrece, suele venir en mil colores, transpira, siempre sienta bien, tiene buena caída, se lava y plancha fenomenal y es muy delicado con la piel, no suele producir alergias y encima ahora lo hay ecológico. Elegimos morado nazareno fuerte que es un color que a mí me gusta mucho.
Corte en la espalda, escote redondito y sisa amplia. Las presillas, en teoría, se hace una muy larga y se corta en trocitos, le das la vuelta con mucha paciencia y cuidado, se plancha bien, se doblan haciendo un pico en medio y se cosen. A mí personalmente, me gustan las cosas bien cerradas, así que yo hago una larga, las corto y cierro cada terminación bien para que no se descosa al darle la vuelta, es un rato mas de trabajo pero queda mucho mejor.
Al colocarlas, para que queden perfectas, se pone la primera en medio y luego se mide hacia arriba en la mitad y hacia abajo, de esta forma, quedan todas a la misma altura. Una cosa que no me gusta, es que a veces se ve la piel al hacer determinados movimientos, para evitar esto, le puse dos piezas, una a cada lado, para que si se abriera, se viera tela.
Le hice un bajo en degradé con la espalda mas larga, unido al vuelo que ya llevaba, quedó muy fresquita y cómoda de usar.
Ella feliz, y yo mas, me encantó el efecto de las presillas aunque fue lo que mas costó hacer.
Larga y feliz vida,
Margot.