William Shakespeare.
La moral es una herramienta heredada biológicamente para consolidar una sociedad. Nacemos con unos principios morales, dice uno de los científicos más famosos de Harvard, el psicobiólogo Marc Hauser en su libro Moral minds: The unconscious voice of right and wrong. Dice que las principales fuentes de nuestros juicios morales no proceden de la religión, la religión no es un pre-requisito de la moral.
A veces nos es muy difícil explicar la razón de nuestros actos, reaccionamos a menudo en nombre de la moral, de la justicia, de la solidaridad, pero en realidad apenas conseguimos razonar nuestras decisiones; por los circuitos que configuran nuestra mente transitan mensajes de agresividad, compasión, venganza, simpatía, que orientan la conducta humana a menudo fuera de nuestra experiencia conciente, junto a las emociones hay un instinto también inconsciente que nos ayudaría a diferenciar una acción justa o moral de otra acción injusta o inmoral.
Algunos de estos instintos los compartimos incluso con algunos animales, como la cooperación y la solidaridad, pero otros son sólo de los humanos, como el sentimiento de culpa, de ahí que al ver el comportamiento de líderes, empresarios, mandatarios y grandes personalidades que atropellan la dignidad de las personas, que niegan los derechos humanos a sus semejantes, nos haga compararlos con animales completamente irracionales.
Por otro lado, no decidimos en función de lo que vemos sino en función de nuestras convicciones, las emociones van después de nuestros juicios, en lugar de precederlos. Esto me deja claro el por qué muchos piensan como piensan y actuan como actuan, el mundo se hunde en un caos de injusticias y la mayoría de nosotros, lejos de sentirnos parte activa, nos comportamos como el psicópata que diferencia claramente lo bueno de lo malo, pero por su carencia de emoción es incapaz de abstenerse de cometer el delito.
Me siento feliz de la herencia genética que me han regalado mis padres, y espero no haberla menoscabado para que en mis hijos haya una prolongación de su existencia; sin embargo me preocupa mucho que nuestro mundo esté gobernado por psicópatas y sus genes, transmitidos de una generación a otra, perpetúen las injusticias que ven cada día mis ojos.