¿Os acordais? De Disney. Ya sabéis, la del niño, Mowgli, que es criado por los lobos en la selva. Hace unos días me sentía nostálgico de mi infancia, y me he puesto a ver el libro de la selva. Y sí, ya se que está muy visto hacer segundas lecturas de las pelis de Disney. Pero tranquis, no os voy a decir que el tigre representa al capitalismo salvaje y balu el oso a los comuneros libertarios. Es algo mucho más sencillo y más obvio, que no entiendo como no vi de niño.
Analicemos la película. Está Mowgli todo feliz en la selva con los lobos. Estos se enteran de que un tigre malvado se quiere comer al niño y le encargan a su amiga la pantera Bagheera que lo lleve a un pueblo para que viva con mas humanos, pero claro, Mowgli se niega. A él le encanta vivir en la selva, asi que se intenta escabullir de la pantera.
Primero se encuentra con los elefantes, aunque enseguida ve que eso de las marchas marciales no va con el, además, le falta la trompa.
Luego, se encuentra con el gran Baloo, el oso, que le enseña a Mowgli que vivir en la selva es vivir en el paraiso. Todo está al alcance de tu mano. Puedes comer bananas y si te ves apurado ¡Hasta hormigas de debajo de las piedras! Y lo mejor, es que si te pica la espalda solo tienes que rascarte con una palmera. En fin, vemos como la selva se hace atractiva a ojos vista para Mowgli, quien está completamente decidido a quedarse allí sea como sea.
Pero enseguida es “secuestrado” por los monos. Unos tipos muy majos y caóticos que se traen un ritmo jazz explosivo. Yo aun tengo pegada la melodia: “O dubi du…”
Estos pequeños bribones querían que Mowgli les enseñase “El secreto del rojo fuego” y a cambio le dejarían vivir con ellos en la selva.
Baloo y la pantera, acuden al rescate de Mowgli, se forma una y Mowgli consigue darles esquinazo a todos para acabar con unos buitres un tanto siniestros. Estos son los tipos más raros de toda la peli. Además de enseñarle a cantar a capela con acento andaluz, le enseñan el sentido de la amistad. Precioso. Pero enseguida llega el temido tigre y se lo intenta comer. Mowgli con la ayuda de sus amigos consigue escapar y llegamos a la última escena de la película. Al culmen, a la moraleja. Aparecen en ella Mowgli, baloo y la pantera. Mowgli sigue queriendo quedarse en la selva, pero entonces, pasan junto a un río y ven a una chiquilla con un cantaro de agua. Esta se inclina para llenar el cantaro. En mi opinión, con toda la intención del mundo para que se le vea el canalillo. Mowgli se queda embobado, la chica le sonríe, y nuestro protagonista, el defensor a ultranza de vivir en la selva la sigue docilmente hasta su poblado.
Vamos, no he podido ser el único que ha visto la moraleja. ¡Tiran mas dos tetas que dos carretas! Está claro. Todos le intentaron convencer de que él tenía que vivir con otros humanos, pero el argumento que finalmente lo convenció fueron un par de melones. No se a vosotros chicos pero a mí me decepcionó. No puedo borrar de mi mente al buenazo de Baloo diciendole que no se vaya y al malo de Mowgli pasando de él, a pesar de que acaba de salvarle el pellejo. Pero en fin, no dejan de ser enseñanzas vitales que nos lega Disney.
Orson López