Me siento en uno de los bancos y les observo lanzar las bolas. Todos muy concentrados y ella entre los diez como uno más. Me recuerda a mi tocalla, una amiga del cole a la que algunos llamaban marimacho porque en el recreo prefería el fútbol a las alturitas, aunque luego todos la querían en su equipo.
¿Cuántas burlas habrá aguantado esta señora por jugar entre tanto hombre? Quizá no sea para tanto y en realidad fue bienvenida desde el primer momento (será mejor no entrar en el debate de miembros y miembras...)
Este parquecillo me guarda además otra sorpresa. Cuatro moreras, primas hermanas de la higuera del año pasado.
Algunas moras ya se han puesto carmín para verse apetitosas.