Morir no es fácil. Sin embargo llega un momento en el que la muerte deja de asustarte. Lo que da miedo es volver a la esperanza, ese pellizco de celulosa y oro que nos mantiene en el camino. Pero nadie hace fotos del camino. Sólo hay fotos de la cima, sonrientes y felices de llegar, sonriendo con el bisturí en la mirada seccionando amenazas. Deseo esa anchura en la que el dolor se diluye entre los dientes blancos y la garganta se esponja, en la que se espera la muerte, seguros de su llegada, como quien espera la lluvia en noviembreMARIA JESÚS SILVA