Morir no es lo que más duele - Entrevista a Inés Plana

Por Marapsara

La editorial Espasa acaba de publicar la que en mi opinión, será una de las novelas que rompan récords en 2018, "Morir no es lo que más duele", escrita por la periodista Inés Plana. Se trata de una novela negra que transgrede los límites del género, a base de crear unos personajes redondos de gran profundidad psicológica. Por otra parte, la redacción es tan cuidada y delicada en todo momento, que roza el lirismo, dando lugar a una prosa hipnótica que junto a la trama criminal, atrapa al lector desde la primera página. 

Estaba tan fascinada por esta maravillosa lectura, que quise entrevistar a su autora para saber más, a través de preguntas que ahondaran tanto en la trama como en el proceso de escritura que la precedió. Inés Plana fue muy amable recibiéndome y aquí está la conversación que tuvimos, espero que la disfruten porque sus respuestas aportan muchísima luz... ¡y que luego corran a los estantes para hacerse con un ejemplar de la novela!
Mar López - Buenas tardes Inés.
Inés Plana - Buenas tardes.
ML Muchísimas gracias por recibirme y enhorabuena por la publicación de “Morir no es lo que más duele”, me ha encantado, enhorabuena.
IP ¡Muchas gracias!
ML Quería hacerte unas preguntas sobre la novela, así que si te parece, empezamos.
IP Cuando quieras.

ML Para empezar yo quería saber cómo surgió: “Morir no es lo que más duele” es tu primera novela, ¿qué sucedió, qué resorte se activó para que surgiera esa chispa y tú decidieras seguir su estela?


IP Buceando en la génesis de esta novela, la primera imagen que desencadenó la trama fue un viaje en tren al amanecer, bordeando la costa. Yo estaba ensimismada en la ventanilla contemplando el mar cuando, de repente, irrumpió la imagen de un hombre ahorcado en un árbol. Vi su silueta inesperada y me quedé totalmente impactada. La gente iba corriendo hacia él, pero el tren avanzó y ya no pude saber qué había ocurrido. Pero la imagen de ese ahorcado, el primero que veía en mi vida (y espero que sea el último), me quedó grabada. A partir de ese suceso empecé a pensar sobre los motivos que le habrían llevado a suicidarse, si es que se suicidó o sucedió otra cosa, nunca lo supe. Empecé a desarrollar una trama en torno a un hombre ahorcado y luego quizá fue un libro o quizá fue una película los que contribuyeron a trabajar sobre la idea de cómo el destino puede retorcer la vida de las personas hasta llevarlas al límite.
ML ¿Y cómo fue la experiencia de calzar las botas de repente de personajes tan ajenos a ti, a tu vida, a tu día a día, como pueden ser el cura, los guardias civiles, la psiquiatra… (que son personajes que encontramos aquí)?
IP Soy periodista, tengo muchísima curiosidad por las cosas, estoy abierta a saber, a conocer… Y siempre he sido muy fabuladora. Mi padre me lo inculcó, que era un gran fabulador de historias, y supongo que eso se me ha quedado. Me gusta inventar vidas, pero una vez inventadas llega lo más complejo en una novela, que es dotarlas de vida a través del lenguaje, dotarlas de psicología, adivinar cuáles pueden ser sus reacciones ante sus encrucijadas, sus dilemas, sus enigmas. Uno siempre tiene que intentar que los personajes no se queden en meros arquetipos. Hay que poner carne sobre el hueso, vestirlos y, sobre todo, dotarlos de matices, incluso a veces de ambigüedad, porque al fin y al cabo los humanos somos seres contradictorios.

ML ¿Y hay algún personaje por el que tú sientas alguna debilidad especial?
IP Siento debilidad y cariño por todos, lógicamente. Sara es el personaje más complejo. Es una mujer destrozada, devastada, que se resiste a lo que le ha sucedido, se resiste a afrontarlo. Realmente es de una complejidad inmensa, porque da muchos bandazos sobre ella misma, sobre su propia personalidad y sobre sus propias emociones. Tengo mucho cariño por Adelaida, una mujer independiente, enamorada de su profesión de psiquiatra, que cree en la humanización de la medicina, en no ceñirse al procedimiento, a las pautas ya establecidas, porque cada persona, cada mente, es un mundo. También he disfrutado muchísimo creando al teniente de la Guardia Civil Julián Tresser,  sobre quien recae el peso toda la trama y que de alguna manera vehicula al resto de los personajes. Una persona que es guardia civil, con un oficio durísimo, se encuentra de repente con que sucede algo en su vida que le rompe la psicología en mil pedazos. En ese momento es un ser humano enfrentado posiblemente a un infierno al que tendrá que bajar para luego volver a subir y salir de él.
ML ¿Y cómo llegó la novela a una editorial tan importante como Espasa?
IP Fue un proceso absolutamente mágico, a mí me gusta que me sucedan cosas mágicas, y yo creo que ése fue quizá uno de los momentos de felicidad plena en mi vida. Cuando terminé la novela, una gran amiga mía, la periodista Amparo Mendo, leyó el manuscrito y le gustó mucho. Ella había publicado ya un libro en el Grupo Planeta y tenía algún que otro contacto. La novela llegó a Espasa, a la que hoy es mi editora, Belén Bermejo, quien encargó un informe y el resultado fue muy bueno. Ahí empezó todo lo maravilloso, porque Espasa decidió publicar ni novela. Pensamos que la felicidad no existe, pero en ese momento yo sí que la toqué con los dedos, o me tocó ella a mí.
ML No te has conformado con una trama envolvente, o unos personajes estereotipados que es lo que vemos en este tipo de novela, de género negro, sino que has dotado de belleza a cada frase dando lugar a una novela negra que está escrita de una forma casi lírica y que toca temas sensibles, sociales, que están ahora mismo en boca de todos, en las noticias… temas muy poco comunes en este tipo de novelas. Quisiera saber si tú eras consciente, mientras escribías, o una vez que ya la habías escrito, de que podrías estar incluso transgrediendo el género negro.
IP Gracias por decirme que la novela a veces roza lo lírico, es muy bonito. En realidad no he sido consciente ni he tenido la intención de transgredir género alguno. Si escribes con esa intención, llegarás con la novela a mal puerto, porque saldrá impostada, artificiosa. Únicamente me puse a escribir, sin pensar en géneros. Está claro que esta novela es sórdida, es oscura, es negra, pero no me planteé nada, simplemente me enamoré de una historia y me puse a escribirla con toda la valentía que me fue posible, y con mucha humildad, porque la escritura es un proceso muy difícil y muy complicado, pero en todo caso, siempre muy gozoso.
ML ¿Y hay alguna música que te inspirara, antes o durante la escritura? ¿Cómo te inspirabas?
IP Había momentos en los que necesitaba silencio absoluto, una concentración total en el mundo que yo estaba creando. Pero había otros en los que sí necesitaba la música, las imágenes que genera en la mente, las emociones, las sensaciones… Como a mí me gusta muchísimo el cine, escuché algunas partituras del gran Ennio Morricone, especialmente las de las películas“Érase una vez América” y “Novecento”, que me aportaron el elemento dramático y emocional que en ese momento necesitaba y que me insuflaron ánimo para seguir adelante.
ML ¿Y te gustaría que tus lectores se lo pusieran de fondo mientras la leen?
IP ¡Por supuesto! Son partituras magistrales, maravillosas, que te evocan muchísimas imágenes y que conmueven. Si los lectores se animan a leer “Morir no es lo que más duele” con la misma música con la que yo la escribí, quizá sea una bonita experiencia.
ML Es la forma en que unas obras de arte te llevan a otras…
IP Exactamente. Creo que es necesario tener cierta educación estética, tanto para escribir como para enriquecer la propia vida. Pienso que nos hace mejores.
ML ¿Y quiénes son tus referentes artísticos principales, tus artistas de cabecera?
IP Me gusta leer y tengo varios referentes. La lectura es fundamental para alguien que quiere escribir, porque en los buenos libros, así como en la música, en la pintura, en la belleza en sí, en definitiva, siempre hallas respuestas e inspiración. Si tuviera que señalar algunos referentes literarios que han marcado épocas de mi vida te hablaría de Thomas Mann,  Julio Cortázar, Doris Lessing, Arhur Connan Doyle, Edgar Allan Poe o Clarice Lispector. En la novela negra, y sin dejar de mencionar a Henning Mankell, admiró especialmente a dos mujeres: Patricia Highsmith y Ruth Rendell. Me gustan de Highsmith sus atmósferas inquietantes, su tratamiento de la culpa y el crimen, su maestría para  introducir la oscuridad en las situaciones más banales y cotidianas. Hay dos novelas que a mí me parecen extraordinarias, que son “El diario de Edith” y “El grito de la lechuza”. De Ruth Rendell admiro cómo retrata a los personajes, cómo les exprime todo su jugo, y me fascinan esas realidades morbosas y extrañas que a veces describe. Suelo leer también poesía, porque me da vida, me eleva el espíritu y me anima a elevar el lenguaje cuando escribo. Mi padre era un gran lector de poesía y no había día, ya desde muy pequeña, que no me leyera un poema. Ahora disfruto especialmente con poetas como Antonio Gamoneda, Jaime Gil de Biedma y, muy especialmente, con Emily Dickinson.
ML Emily Dickinson está muy presente en “Morir no es lo que más duele”, el título procede de uno de sus versos y también hay muchas citas incluidas a lo largo de la novela.
IP Sí, es una poeta a la que amo profundamente. Efectivamente, el título de mi novela está inspirado en uno de sus versos:“No es morir lo que más duele, es vivir, que duele más”. Es una poeta con la que siento una conexión inmensa. Su poesía es quizá oscura, atormentada, pero tiene muchos puntos de luz. Vivió a finales del siglo XIX y escribió sus poemas casi en secreto. Le tocó vivir en una sociedad muy puritana, muy calvinista, eso supongo que amordazó sus inquietudes, y aún más por su condición de mujer. Su destino vital no difería del asignado a la mayoría de las mujeres en aquella época: o casarse o quedarse solteras para cuidar a los padres cuando envejecieran. Pero ella luchó a favor de sí misma, escribió cientos y cientos de poemas y se ha convertido en una de las voces poéticas más importantes de la historia de la poesía. En mi novela, Dickinson se convierte casi en un personaje más a través de Sara, que la lee con devoción y con tanta pasión como la que desplegó la propia poeta.
ML Hay muchos mensajes que podemos extraer leyendo “Morir no es lo que más duele”, para mí uno de ellos sería que a veces se necesita que pase mucho tiempo para que se solucionen problemas muy complejos; o por otro lado, que el pasado nos configura el presente, nos guste más o menos. ¿Hay algún mensaje que tú no quisieras dejar pasar por alto, algo que quisieras que llegara sí o sí a todos tus lectores?
IP Yo no soy quién para transmitir ningún mensaje a los lectores, pienso que la lectura es un acto introspectivo de cada lector y cada uno se identifica más o menos con lo que lee. Me conformaría con que todas las vidas rotas que hay en “Morir no es lo que más duele” y el modo en cómo se van recomponiendo suscitaran alguna reflexión sobre la condición humana, sobre lo que somos ante lo que nos sobrepasa, porque a todos los personajes de mi novela les ocurre algo que es más grande que ellos mismos.
ML Cambiando un poco de tema, la maldad está muy presente en tu novela, quisiera saber si a ti te parece que en esta sociedad hay veces que escondemos la maldad detrás de eufemismos como “trastorno mental”.
IP Cuando vemos las atrocidades cometidas por un criminal de guerra, por ejemplo, es fácil enmascarar su maldad tras la locura o la enajenación, pero normalmente no es así. Sus crímenes son producto de la ideología fanática del odio. Pueden ser psicópatas, pero no locos. La psicopatía no es un trastorno mental, sino que es fruto de una personalidad anómala. Son personas crueles, sin conciencia del bien y del mal, sin empatía con los demás. No les importa el sufrimiento ajeno y, si pueden hostigar y hacer sufrir, lo hacen, y con cierto placer. Son narcisistas, mentirosos patológicos, manipuladores. Sólo un porcentaje mínimo de psicópatas llegan a cometer un crimen. La mayoría de ellos vive entre nosotros como personas normales y aceptadas por la sociedad, lo cual no deja de ser inquietante.
ML Caminamos un poco más sobre el fango, quería que hablásemos sobre el estigma de la violación, también presente en tu novela. Hoy en día hay ya una cultura de la violación como tal en nuestra sociedad. Estamos en 2018 y aún hoy se sigue culpando a la víctima, las víctimas siguen renunciando a denunciar a sus agresores quizá muchas veces por miedo a represalias, por miedo al estigma social que se desprende de ir a denunciar esto. ¿Hay esperanza en la lucha feminista actual que se está llevando a cabo en este sentido, crees que vamos a presenciar un cambio real en todo esto?
IP Yo creo que sí. De entrada, me parece incomprensible que en el siglo XXI y en las sociedades avanzadas y democráticas se siga violando a mujeres, que no podamos salir solas a determinadas horas o por determinados parajes solitarios sin arriesgarnos a una agresión sexual. Eso me parece absolutamente intolerable. Además, muchas mujeres que denuncian y van a juicio casi tienen que pedir perdón por haber sido agredidas. No es extraño, pues, que la mayoría no denuncien para no enfrentarse a ese calvario judicial al que las someten las defensas jurídicas de los acusados, con argumentos a veces tan ofensivos y dolorosos. De todos modos, el movimiento feminista ha conseguido muchísimo y se han dado pasos de gigante en los que se han implicado muchas jóvenes a través de las redes sociales. Además, en otras sociedades donde a la mujer se le asigna un rol casi medieval se están dando pasos pequeñitos que a nosotras, con las conquistas que como mujeres hemos conseguido, pueden parecernos nimios, pero a mí me ilusiona que en Arabia Saudí, por ejemplo, las mujeres puedan ya conducir coches. Es un paso pequeño pero importantísimo que puede abrir la puerta a otros más grandes. Creo en el poder del feminismo para cambiar las cosas, para lograr la igualdad real y para erradicar de una vez esa lacra que es la violencia contra las mujeres.
ML Ojalá. Ya para terminar quería saber si tendremos segunda parte de “Morir no es lo que más duele” porque yo como lectora ¡me he quedado con ganas de más! ¿La historia continúa, los lectores podremos saber qué pasa con muchos personajes que, aunque la historia se cierra y es autoconclusiva, quedan muchas historias en el aire? ¿Qué nos puedes contar, en qué trabajas actualmente?
IP “Morir no es lo que más duele” es una novela que acaba en sí misma, pero ya estoy trabajando en la segunda, siguiendo la peripecia vital del teniente Tresser y de otros personajes de mi primera novela.
ML Esperamos con mucha ilusión entonces que salga esa segunda parte, por ahora disfrutamos de la primera y espero que también estés disfrutando de todo el proceso de la publicación y te deseo muchísima suerte, todos los éxitos. Y muchas gracias por esta entrevista.
IP Muchas gracias a ti, y muy agradecida de que me hayas abierto las puertas de tu magnífico blog literario “El mar de letras” para contar cosas sobre mi novela.
ML Un placer, ¡gracias Inés!
IP ¡Gracias!