1- La morosidad del ladrillo crece exponencialmente. Dada la situación de profunda recesión, no hay razón para que no siga haciéndolo así en los próximos meses. De continuar esa tendencia más pronto que tarde toda la cartera inmobiliaria será dudosa.
2- Dado que el volumen total de créditos inmobiliarios era a fecha de 31 de diciembre de 220 mil millones, la probabilidad de que se produzca otra grave sacudida en el sector bancario antes de que acabe el año es muy alta. Ni siquiera la ayuda completa del rescate europeo (100 mil millones de euros) podrá frenar lo que viene.
3- Las consecuencias de una nueva réplica pueden ser definitivamente nefastas para la debilitada economía española
4- La obsesión de Bruselas y de nuestro Gobierno por no rectificar la errónea política de la austeridad y los recortes nos lleva directamente al abismo.
Por suerte, todo será muy rápido, y la agonía pronto habrá terminado. Sea lo que sea lo que tiene que venir, no puede ser peor que esto: vivir constantemente con una sensación de malestar profundo, y no haciendo nada, porque aún creemos que el dolor es sólo pasajero, y milagrosamente se va a ir solo.