Morosini tenía 25 años y sufrió un paro cardíaco durante un partido de la Serie B italiana. El mediocampista del Livorno dejó su último aliento, el sábado, en el estadio de Pescara Calcio, cuando corrían 31 minutos del primer tiempo y su equipo ganaba 2 a 0.
Había comenzado su carrera futbolística en el Atalanta y a los 19 años debutó en la Serie A con la camiseta del Udinese. Integró el seleccionado juvenil de Italia y participó en la Eurocopa Sub-21 de 2009, en Suecia.
Sin embargo, la mayor adversidad que Morosini tuvo que afrontar en la vida siempre estuvo fuera de la cancha. Entre 2001 y 2003, cuando era apenas un adolescente, murieron sus padres y se suicidó su hermano. La tragedia familiar lo llevó ha hacerse cargo de Carla María, su hermana discapacitada, desde muy joven.
Hoy, sus compañeros de equipo se vistieron con la camiseta número 25 para homenajearlo y despedirlo en el estadio “Armando Picchi”. El choche fúnebre que albergaba el féretro con sus restos dio dos vueltas a la pista de atletismo y su recorrido fue acompañado por el aplauso de casi 8000 hinchas toscanos. Al finalizar la ceremonia, Alessandro Cosimi, alcalde de la ciudad, declaró a los medios: “Lo hecho hoy por Livorno ha sido un gesto de afecto. El amor hacia este chico ha estado dictado por dos factores: el afecto que la ciudad le había demostrado enseguida y, además, honestamente por su historia, que es un exceso de ensañamiento del azar”.
El funeral de Piermario Morosini será el jueves en Bérgamo, su ciudad natal. Pero a partir de hoy, su nombre será inmortalizado en una de las tribunas del “Armando Picchi”