[Ricardo Portmán] @ecosdelviniloTan variado, variable y ecléctico como se le espera, Morrissey ha lanzado su segundo disco en tres años, siendo posiblemente el más político de su carrera solista. Low In High School sorprende y desconcierta, con un mensaje peligrosamente cercano a la derecha pero con una portada donde ataca la monarquía. Así es el mancuniano, diferente como siempre.Será por cosas de la edad, que en los puntos equidistantes de la juventud -por imprudencia- y la madurez -por hartazgo- no se mide ni se contiene, Morrissey dispara a discreción contra todos los blancos móviles que se le cruzan; va contra el establishment (I Wish You Lonely), contra la milicia (I Bury The Living), contra las fuerzas represoras que masacraron a cientos en Venezuela este año (Who Will Protect Us From the Police) y como no contra Trump (All the Young People Must Fall In Love). Pocos momentos quedan para la introspección -el corte Home Is a Question Mark es de los únicos en primera persona-. En lo sonoro es un álbum con temple, con poca mano izquierda en los estribillos y una marcada preferencia por los teclados (éste no es un LP basado en las guitarras). Joe Chiccarelli cumple con creces en la producción, aportando brillo y buen gusto a un material que en otras manos pudo ser una fiera indomable.
Low In High School no se acerca al aclamado Morrissey, You Are The Quarry del 2004 pero también está lejos de un veredicto catastrofista. Es un disco de Morrissey siendo Morrissey, un habitual del riesgo, defensor de la autenticidad y adicto a meter el dedo en la llaga.
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