Cagamos.
Me levanto un día y resulta que algún listo de la Real Academia Española define políticamente los colores del arco iris, que les ha dado por ahí.
Así que hoy, ser un “rojo” significa en su cuarta acepción: “En política, radical, revolucionario”. U. m. c. s.
A mi esa definición no me viene mal. Me considero radical y, si pudiera, revolucionario.
El problema viene dado con la definición de “radical” y “revolucionario”, palabras que en el reparto de la definición de sus señorías que aposentan su culo en la Academia, le debió tocar al más tontoelhaba, palabra que (todavía) no está en el diccionario pero que significa algo así como “Académico daltónico definiendo colores en política“.
Como además define como rojillo a aquella persona “De tendencias políticas más bien izquierdistas” y que además público se ha apresurado a relacionarlas con dos socialistas (del psoe, digo, no de la definición del diccionario) puño en alto y confieso que estoy hecho un lío cromático.
Porque… ¿De que color son aquellos diputados que manifestándose rojillos a tiempo parcial acaban de aprobar el despido preventivo?. ¿es rojillo el tipo que ilustra el artículo que enlazo?. Vamos que el DRAE llega tarde, porque para mí que el efecto doppler ha llegado y ahora el rojillo es un azul camuflado.
Un azul conservador de toda la vida.