Es un yacimiento situado en el municipio manchego de Daimiel, en la provincia de Ciudad Real. Fue declarado bien de interés cultural en la categoría de zona arqueológica el 20 de junio de 2013 pero por diversas razones, que mejor no sacar a colación, no ha podido abrirse al público hasta principios de este año.
Se trata de un pozo fortificado de la Edad del Bronce, en la que este tipo de asentamientos ejercieron una importante función de gestión y control de los recursos económicos de la meseta inferior de la Península. En el interior de sus recintos fortificados se protegían recursos básicos como el agua, captada del nivel freático mediante un pozo, y se realizaba el almacenamiento y procesado de cereales a gran escala, la estabulación ocasional de ganado y la producción de cerámica y otros productos artesanales.
Los yacimientos arqueológicos que se conocen con el topónimo de “motillas” representan uno de los tipos más singular de asentamiento prehistórico de la Península Ibérica. Ocupan la región de La Mancha en forma de montículos artificiales, de entre 4 a 10 m. de altura, resultado de la destrucción de las fortificaciones de la Edad del Bronce (2200 – 1500 ANE) que se encuentran distribuidas por la llanura manchega, con equidistancias de 4 a 5 km., en las vegas de los ríos y las zonas deprimidas dónde hasta momentos recientes era frecuente la existencia de lagunas y áreas palustres. Todos ellos presentan una configuración de planta central con varias líneas amuralladas concéntricas pero la mayoría han sufrido un gran deterioro, siendo Azuer el que nos ha llegado en mejor estado de conservación.
Las especiales características de este tipo de yacimiento y su especial configuración responde a una adaptación a las peculiares condiciones ecológicas del territorio manchego que, a día de hoy, se mantienen. Diversos estudios señalan que durante la Edad del Bronce se produjo un importante periodo de sequía que afectó con especial contundencia al centro de la Península. En la actualidad La Mancha nos presenta un paisaje árido y agreste, de cultivo de secano, dónde el agua pluvial escasea y por lo que se debe recurrir a otros modos de obtenerla. Es de todos conocidos el problema ecológico que han venido sufriendo las cercanas Tablas de Daimiel por la proliferación de pozos de regadío.
Por lo tanto, una vez más, nos encontramos ante una problemática actual que tiene un profundo trasfondo en nuestro pasado. Debemos tener presente que la construcción de una plaza fortificada alrededor de uno de esos escasos acuíferos requería una planificación y una inversión en mano de obra obra y recursos que debían estar más que justificadas. Este yacimiento, por lo tanto, nos traslada un mensaje muy claro: el agua fue un motivo de conflicto en esta zona.
El vídeo fue presentado en FITUR y desde luego nos presenta un yacimiento único en características y estado de conservación que merece la pena visitar cuando se normalice su apertura. La monumentalidad de las estructuras de su fortificación, con muros de mampostería que conservan más de 8 m. de alzado, confieren al asentamiento del Azuer un carácter relevante dentro de la Edad del Bronce de la península Ibérica.