Una de las mayores motivaciones proviene de nosotros mismos. El querer aspirar a más, el dar un paso más en nuestra vida, aprender y avanzar.
Mis padres siempre me decían que hay que aspirar a más. No tenía que conformarme. Y así trato de inculcarlo, no sólo a mis hijas, sino también a los alumnos. Y, ojo, la autoestima de éstos está bastante baja, por no decir, anulada.
Dos ejemplos.
- chica a la que le doy francés.
De las alumnas que he tenido, es de
las que más atención pone. Además
lee y ve películas en francés. Apenas
llevamos un mes dando clase, pero comprende las explicaciones, sabe
llevar a cabo los ejercicios, los razona y se da cuenta de sus errores.
Llega el examen, y se paraliza. La explicación es sencilla. La profesora
del colegio la tiene asustada. La niña me explica que se queda
paralizada en el examen. Y así, no consigue aprobar.
¿Qué harías tú?
Si
fuera su profesora, le aprobaría una evaluación. Indicarle que se nota
el esfuerzo. En una palabra, subirle la autoestima. Como no lo soy, la
motivo. Y ¿de qué manera?
La escucho, atiendo sus dudas, respondo
sus preguntas y la animo a continuar hacia adelante. El esfuerzo se ve,
se nota. Por cierto, la evaluación global la ha aprobado.
- mi paso de zapatillas de media punta a punta.
Creo que cualquier bailarina de ballet al ser niña tiene el sueño de bailar con puntas. Y yo no fui la excepción. Pero se necesita un largo camino hasta llegar a tener puntas. Si me las hubieran dado cuando yo las pedí -y os aseguro que las pedí en varias ocasiones-, no me hubiera dado tanto placer que cuando por fin, un sábado, la directora se sentó a mi lado y me dijo que podía comprarme las puntas. Tan emocionada estaba que no la entendí. "Ya te puedes poner puntas." me repitió. Yo estaba en una nube.
El llevar puntas significó el esfuerzo de unos meses duros en los que quería más que nada llevar puntas. Me esforzaba cada día en levantar más la pierna, en hacer el salto más perfecto, en girar los brazos al compás de mis compañeras... Estaba motivada. Muy motivada. La directora había conseguido que mi objetivo se convierta en una pasión, y que mejorara.
Bien hecho por ella.
Así que, a raíz de estos dos ejemplos, ¿
de qué manera vas a motivar a tus hijos?
¿Te ha gustado? Este mes, ¡Mamá qué sabe! continua su -nuestra- propia revolución,
con el mes de la motivación, podréis leer muchos más recursos en su página de fb
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