Mourinho posee un ego que no cabe ni en todo el Bernabéu

Publicado el 18 diciembre 2012 por Aposilio @aposilio

En su retahíla de desvaríos, el entrenador madridista reta a la afición que paga su elevada nómina para ahondar más en su división, lo que debería provocar su marcha al final de la temporada


Fuente: elperiodico.com

Difícilmente se puede encontrar en el mundo a una personas con un ego tan grande como el que posee José Mourinho. El entrenador del Real Madrid ha demostrado una y mil veces que se cree por encima de todo y de todos. Si su arrogancia ocupara un espacio físico, no cabría en el estadio Santiago Bernabéu, el templo del madridismo que el pasado sábado mancilló una vez más al retar a los aficionados que partido tras partido lo llenan para disfrutar del mejor club de fútbol del siglo XX. Al técnico luso no se le ocurrió más que citar en la que todavía es su casa profesional a todos aquellos que osan silbarle porque no están de acuerdo con sus malas maneras o su fútbol mediocre. ¡Qué osadía! Solo a una persona con el nivel tan alto de soberbia se le puede ocurrir una idea así. Se debe creer en el papel del mítico Gary Cooper en su inigualable Solo ante el peligro. Pero la afición merengue, mucho más sabia y sensata que él, le dio la espalda, pues solo unos pocos miles poblaron las gradas para loar al mesiánico César.
Si algo ha demostrado este gran entrenador, pues nadie puede dudar su capacidad profesional, ratificada por sus muchos éxitos, es que no conoce a los seguidores con los que convive ya durante tres temporadas. Los aficionados blancos, en general, no se casan con nadie. Hasta sus principales ídolos, como Di Stéfano y Raúl, han sido cuestionados en alguna ocasión, aunque al final de sus carreras, cuando su rendimiento ya no era el máximo. Porque el único dios del madridismo es el Real Madrid, la entidad que está por encima de todos sus jugadores, técnicos, directivos y presidentes. Y esta máxima no cabe en la cabeza de Mourinho, cuya presunción le lleva a verse más allá incluso de esta mítica institución. Y cuando los simpatizantes blancos silban a alguien, porque no suelen abuchear,  es porque no les gusta lo que están viendo, ya sea el fútbol o la actitud de alguno de los protagonistas. Y eso es lo que hicieron en el partido de Copa del Rey contra el Alcoyano. Cuando los ultras corearon el nombre del entrenador y otra gran parte de la afición respondió sonoramente en contra fue para hacerle saber al técnico que ni su fútbol convence ni sus modales encandilan.

Fuente:rtve.com

Solo los más radicales madridistas elevan a los altares a este polémico entrenador. Y la razón de este apoyo ciego se aposenta en la misma radicalidad que muestra Mourinho en sus actuaciones. Solo desde la ceguera más absoluta se puede justificar que le metiera el dedo en el ojo al actual entrenador del Barcelona, Tito Vilanova, por aquel entonces segundo de Pep Guardiola. El dedo de Mou nunca mostrará el camino del madridismo, que muchas veces se distingue más por la crítica a los suyos que por el griterío incondicional en el estadio, apoyo que el preparador luso exige bajo cualquier circunstancia. Pero la afición blanca nunca ha sido vocinglera ni se ha entregado a ningún ídolo de barro. Es más, acepta con señorío el aplauso al máximo rival cuando éste ha dado una lección a los suyos (se acuerdan de Ronaldinho). Y esta afición, sea fría o apasionada, se merece el máximo respeto del entrenador de su equipo. Y en este caso no lo ha recibido, porque se puede estar a favor del Madrid y en contra de Mourinho. Y eso es lo que últimamente están evidenciando gran parte de los seguidores blancos.
Además, estos están cansados de sus continuos enfrentamientos con los españoles de la plantilla (hasta el extremo de que no ha querido fichar a jugadores de la talla de Silva o Cazorla), de su desapego a la cantera y de las manidas excusas. Pues para el dos años consecutivos (2004 y 2005) nombrado mejor entrenador del mundo por la Federación Internacional de la Historia y la Estadística de Fútbol (IFFHS) la culpa de los escasos resultados y exiguo juego nunca reside en lo desacertado de sus decisiones o de su trabajo, sino en la falta de entrega de sus jugadores, la blandura de sus directivos o la maldad de los árbitros. Es decir, mucha inmodestia y poca autocrítica, característica que no cuadran con el sentimiento blanco, más acorde con las palabras de Jorge Valdano, quien en una reciente entrevista afirmó: "No es digno del Real Madrid protestar. Un equipo grande no debe hacerlo. Vi ese espectáculo en la otra casa, en el Barcelona, durante 25 años y me dio la sensación de que les debilitaba institucionalmente. El Real Madrid puede dar signos de cualquier cosa menos de debilidad".

Fuente:periodistadigital.com

El técnico portugués se ganó a la mayor parte de los simpatizantes madridistas porque estaba considerado la bestia negra del Barcelona con el Inter, incluso con el Chelsea. Sus salidas de tono se asumían porque le arrebató al mejor equipo del mundo durante el último lustro la deseada Copa del Rey, la primera temporada, y la Liga, en la segunda. Pero en la actual, el fútbol que está desarrollando el equipo que dirige, poblado de estrellas, es banal, insustancial y previsible. Y, para más inri, ha permitido que su máximo rival alcance la mayor renta de puntos nunca obtenida a estas alturas de la campaña.Y bajo estas circunstancias no puede exigir pleitesía absoluta. Por eso, cuando en el choque frente al Alcoyano los ultras jalearon a Mourinho con gritos como "solo tú defiendes al equipo", y criticaron al resto de seguidores con cánticos del estilo: "solo son del Madrid cuando queda campeón", la grada respondió disgustada, enviando un claro mensaje al recibidor de los halagos. Pero este, en vez de asumirlo con humildad y reconocer que algo debe estar haciendo equivocadamente, no se le ocurrió más que meter un órdago a la grande, que está muy cerca de perder.
Por esta razón, al presidente blanco, Florentino Pérez, no le queda más remedio que esperar que Mourinho cumpla con el principal objetivo que le trajo a la capital de España, que no es otro que sumar la décima Copa de Europa al museo del Bernabéu, puesto que la trigesimotercera Liga no tiene pinta de ser la actual, y llegar a un acuerdo a final de temporada para romper el contrato de forma amistosa con el polémico técnico. Acuerdo que es muy factible, puesto que la altivez del dos veces campeón de la Champion es tal que hará todo lo posible por abandonar la capital de España con un nuevo éxito en su morral, para que no se mancille su distinguido palmarés. De otra forma, lucirán un sucio borrón que le carcomerá las entrañas.
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