Constituye Movie, Movie una reflexión irónica sobre lo que se ha venido en llamar el cine americano clásico, es decir, esta serie de películas que en los años treinta y cuarenta aprovecharon al máximo los hallazgos lingüísticos de Griffith en la narrativa cinematográfica incorporando además el sonido y explotando hasta el agotamiento —según los distintos géneros— las posibilidades argumentales y expresivas. Un cine que se convirtió en una fábrica de sueños donde la ficción aparecía como más veraz que la realidad misma. Y no sólo en las “grandes obras” sino sobre todo los films de la llamada Serie B que dejaban translucir —por su modestia de medios y propósitos— el mecanismo industrial —también retórico en el sentido lingüístico del término— en que se basaba.
Constituye Movie, Movie una reflexión irónica sobre lo que se ha venido en llamar el cine americano clásico, es decir, esta serie de películas que en los años treinta y cuarenta aprovecharon al máximo los hallazgos lingüísticos de Griffith en la narrativa cinematográfica incorporando además el sonido y explotando hasta el agotamiento —según los distintos géneros— las posibilidades argumentales y expresivas. Un cine que se convirtió en una fábrica de sueños donde la ficción aparecía como más veraz que la realidad misma. Y no sólo en las “grandes obras” sino sobre todo los films de la llamada Serie B que dejaban translucir —por su modestia de medios y propósitos— el mecanismo industrial —también retórico en el sentido lingüístico del término— en que se basaba.