Movie Review…por César del Campo de Acuña
País: Estados Unidos.
Año: 2006.
Duración: 102 minutos.
Género: Drama. Deportivo.
Guion: Sylvester Stallone.
Intérpretes: Sylvester Stallone, Burt Young, Antonio Tarver, Geraldine Hughes, Milo Ventimiglia, Tony Burton, James Francis Kelly III, Angela Boyd, A.J. Benza y Mike Tyson.
Música: Bill Conti.
Fotografía: J. Clark Mathis.
Montaje: Sean Albertson.
Dirección artística: Michael Atwell y Jesse Rosenthal.
Diseño de producción: Franco-Giacomo Carbone.
Estreno en Estados Unidos: 20 de diciembre de 2006.
Estreno en España: 12 de enero de 2007.
It ain’t over ’til it’s over
Tras el fracaso de crítica y público que supuso Rocky V, Stallone trato de reciclar su imagen de tipo duro pasándose a la comedia con las cintas Oscar, ¡quita las manos! de 1991 y ¡Alto!, o mi madre dispara de 1992. Creo que no hace falta decir que las películas no funcionaron. A partir de ahí se centró en el cine de acción y consiguió algunos éxitos como Máximo Riesgo, Demolition Man o Pánico en el túnel. Stallone estaba encasillado y lo sabía y aunque en más de una ocasión ha declarado públicamente que fueron los ejecutivos de los estudios los que le obligaron a llevar una carrera paralela a la de su buen amigo Arnold Schwarzenegger, el único hueco que encontraba en la industria era en los films de acción. Parecía que ya no quedaba nada de aquel joven que escribió la inmortal historia de Rocky, ni de esa estrella capaz de conseguir éxitos millonarios como Rocky IV. Pero, pero, pero…en el nuevo siglo, Stallone comenzó a percibir la nostalgia de aquellos niños, convertidos ya en adultos, que crecieron con sus películas y entonces, ni corto ni perezoso, en tan solo dos años devolvió a la primera página los dos personajes más importantes de su carrera cinematográfica: John Rambo y Rocky Balboa.
La primera que llego para calmar las ansias de los primeros zombis nostálgicos y para hacer las veces de purgante para con Rocky V, fue la dignísima Rocky Balboa, un film de 2006 en el que, nos encontramos a un Stallone al guion y tras las cámaras por primera vez en 16 años (que se dice pronto). En esta ocasión, y tal como acabo la cinta de 1990, vemos a Rocky en su barrio de siempre en Filadelfia, donde regenta un restaurante. Adrian ha fallecido a causa de un cáncer y la relación con su hijo Robert (interpretado por Milo Ventimiglia) es distante y fría. Pauli (Burt Young) sigue siendo una parte importante de su vida, pero desde que Adrian no está, el día a día se hace muy difícil para el potro. Por otro lado, el boxeo (especialmente la categoría de los pesos pesados) vive sus horas más bajas. El campeón del mundo Mason “The Line” Dixon (interpretado por el púgil real Antonio Tarver), a pesar de estar invicto, ve cómo ni la prensa especializada ni los fans le respetan y entonces, en una simulación virtual, enfrentan a su avatar contra el del dos veces campeón mundial Rocky Balboa. Dixon pierde la pelea (a pesar de que Bert Sugar dijera que ganaría) y picado en su orgullo es convencido por sus representantes a que una pelea de exhibición con Balboa le devolvería el favor del público. Balboa, que en un principio solo había pedido una nueva licencia de boxeador para pequeños combates locales, termina aceptando, porque siente que no ha dicho su última palabra en un cuadrilátero y así se lanza a la que será su pelea final.
En total he visto este film en tres ocasiones y aunque me sigue pareciendo una dignísima secuela, a cada visionado ha ido perdiendo fuerza. Sin la sorpresa, te das cuenta de que la trama principal está basada en oportunas consecuencias que solo se sostiene por aquello de que la vida real es aburrida y la que podemos observar en el cine no lo es. Por otro lado, siempre me ha molestado a horrores la inclusiones de boxeadores profesionales en el universo Rocky; Entiendo que Apollo Creed es una suerte de Muhammad Alí y por eso estaba justificado el cameo de Joe Frazier en Rocky, pero ¿Qué porras pinta Mike Tyson en Rocky Balboa?. Bien, dicho esto la subtrama del hijo de Rocky no está llevada del todo bien, ya que de repente si hay redención. Es decir, cuando Balboa empieza a construir una relación paternofilial con el hijo de la pequeña Mary (Geraldine Hughes, que Jodi Letizia se ha puesto muy fea), hace que nos olvidemos de Robert Balboa y es entonces cuando aparece para decirle aquello de que crecer a la sombra del potro italiano no ha sido fácil y de repente, tras un buen discurso de Rocky, ahí está convencido y aquí no pasa nada (vamos, que termina en la esquina de su padre en el combate). Por otro lado tras los icónicos Clubber Lang e Ivan Drago (e incluso Tommy Gunn) el villano de esta cinta (que luego no es ni mala persona, ni nada…simplemente le ha tocado vivir una etapa mala del boxeo) es un poco flojo y Antonio Tarver, por buen boxeador que sea, no consigue intimidar ni llamar la atención, ni resistir las comparaciones.
Pero a pesar de todo, la película funciona y funciona muy bien. Tiene recuerdos para los nostálgicos (cameo de Pedro “Spider Rico” Lovell incluido), tiene ese tono melancólico tan cercano a la película original, tiene acción como en Rocky III y Rocky IV (excelente opción filmar el combate final como si fuera una retrasmisión deportiva), vuelve a sonar la banda sonora de Bill Conti (aunque solo se perdió en la cuarta entrega de la franquicia), volvemos a ver a Tony Burton interpretando a Duke y por supuesto, volvemos a ver a Rocky subir sus famosos escalones (los mismos que cada año suben miles y miles de visitantes de la ciudad del amor fraternal como se puede ver cuando los títulos de crédito despiden al potro italiano). Stallone se sacó la espina de Rocky V con Rocky Balboa y si bien es cierto que no tuvo reconocimiento de la crítica especializada, tuvo el respaldo del público y no solo en taquilla (costo 24 millones y recaudo más de 70). En general y para finalizar Rocky Balboa es, y como ya he dicho, una dignísima secuela, merecedora de toda la buena consideración que tiene a pesar de sus fallos y un sensacional punto y final para el personaje que llevo a Stallone a la fama.
Curiosidades:
- La última escena que se filmó durante la producción de la película fue el icónico sprint de Rocky Balboa por las escaleras del museo de Filadelfia. Stallone lo quiso así por lo emotivo del momento para el mismo.
- De acuerdo con Sylvester Stallone, la toma de Rocky de pie solo en los escalones del museo antes de la segunda serie de créditos del final fue filmada sin él saberlo.
- Sylvester Stallone fue noqueado realmente durante el rodaje de la pelea final.
- Según Stallone, Carl Weathers no aparece en la película porque Weathers quería un papel en la película, a pesar de que su personaje Apollo Creed había muerto en Rocky IV; Stallone se negó a darle un papel, por lo que Weathers se negó a conceder Stallone permiso para usar imágenes de archivo de él.
- Según Sylvester Stallone, Antonio Tarver retrasó el rodaje de la escena de la pelea hasta que le dieran un salario más alto. Stallone dio una gran parte de su propio salario para pagar a Tarver.
- La película se rodó en 38 días. La primera cosa que se filmó fue la pelea entre Dixon y Rocky. Esto se hizo porque el entrenamiento de Sylvester Stallone (que había estado entrenando durante seis meses) tuvo que parar una vez que la película entró en producción y comenzó a concentrarse en la dirección.
- Sylvester Stallone dijo que decidió hacer esta película, porque estaba muy descontento con el final de Rocky V. Realmente quiso hacer esta película en 1999, pero no conseguiría luz verde hasta seis años más tarde.
- El film contiene escenas retrospectivas de todas las películas de Rocky, excepto Rocky V.
- Los cuadros pintados por Paulie en la película en realidad son obras de Burt Young, un ávido pintor.
- En los comentarios del DVD, Sylvester Stallone dice que la idea de Rocky como dueño de un restaurante que pasa su tiempo contando viejas historias de sus combates está basada en el ex campeón mundial de peso pesado Jack Dempsey.
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