Movilidad (VII): socialismo digital, un nuevo paradigma

Publicado el 18 julio 2013 por Alfredo Abad Domingo @AlphesTIC

Las nuevas necesidades de los usuarios con movilidad


Continuamos con este séptimo post, esta serie de 10 artículos sobre movilidad subtitulados "La sustantivación técnica del adjetivo", que pretenden estudiar el estado de las tecnologías móviles actuales y que invitan a la reflexión sobre el impacto que tiene la aplicación de la movilidad TIC sobre la sociedad y el quehacer cotidiano. El subtítulo es, cuando menos, intrigante; pero espero que conforme avance el desarrollo de estos artículos, el lector avispado se irá persuadiendo del significado profundo que subyace de él.
El índice que desarrollaremos será el siguiente:
  1. Introducción: las tres tendencias tecnológicas actuales.
  2. Los servicios basados en la nube.
  3. La convergencia de las comunicaciones.
  4. El fenómeno BYOD y la consumerización.
  5. Los nuevos dispositivos móviles.
  6. Las nuevas necesidades de los usuarios con movilidad.
  7. El nuevo "socialismo digital": un cambio en el paradigma social (este post).
  8. Movilidad y aprendizaje.
  9. El utilitarismo de la compulsión postmodernista.
  10. Incidencia de estos cambios en las empresas.

    (Post 7/10 de la serie Movilidad TIC: la sustantivación técnica del adjetivo).

       El nuevo "socialismo digital": un cambio de paradigma social

      La consumerización no es más que la última etapa de un todavía corto pero apasionante camino que se emprendió con lo que se viene llamando Web 2.0, que añade a la tecnología web convencional el modo en que los internautas cooperan con la creación de contenidos, en las relaciones que establecen creando comunidades entre ellos y en el modo en que se consumen los servicios. El máximo exponente de estas comunidades son las redes sociales, que van camino de la Web 3.0.

      Oportunidades y amenazas de las redes sociales

      ¿Quién no pertenece hoy en día a una red social, a dos, a tres…? Pero ¿qué nos interesa más de la red social, acaso los contenidos? Parece que no demasiado. La información que se genera en ellas es tan efímera que pasadas unas horas carece de relevancia. 
      La exploración de las redes sociales se ha hecho compulsiva en la mayor parte de sus integrantes. La desconexión incluso puntual de las redes sociales genera en muchas personas auténticos estados de ansiedad, en algunos casos enfermizos. Entonces, ¿qué nos interesa? La relación en sí misma
      Hemos desplazado la web desde su función de ciberbiblioteca a la de central de comunicaciones
      Esto genera oportunidades, pero también amenazas. Un ejemplo: la estadística realizada por el Defensor del Menor y la Universidad Rey Juan Carlos sobre el uso que los jóvenes españoles dan al móvil publicada por el diario El Mundo, dice que sólo el 6% usa habitualmente el móvil para acceder a contenidos convencionales de Internet, frente a un 56% que lo usa para intercambiar música, un 52% para intercambiar fotos o un 31% para grabar vídeos, con un gasto medio de 42€ mensuales. También se considera que un 15% de los españoles presenta algún tipo de adicción al móvil.

      La moda de sustantivar el adjetivo

      Muchas empresas han captado la importancia de este cambio y rápidamente se han puesto en marcha para hacerse visibles en las redes sociales o en otros medios específicos de la Web 2.0. Utilizan estas redes para hacer publicidad, recoger la opinión de los internautas sobre sus productos, encontrar nuevos nichos de mercado, diferenciarse de la competencia, etc.
      Pero, no todos lo han conseguido. Hay quienes incluso han conseguido acelerar su quiebra recorriendo este camino. Porque hacer algo, no implica necesariamente hacerlo bien: no basta con querer hacerlo bien, hay que saber cómo hacerlo bien y, después, hacerlo. Una herramienta de calidad no garantiza un buen producto, aunque es difícil conseguir un buen producto sin herramientas de calidad. La Web 2.0 puede añadir valor a los procesos, pero solo en contadas ocasiones crea ella misma la cadena de valor, por eso es un elemento complementario y nunca sustitutivo.
      Por eso nos podemos encontrar empresas con una gran relevancia social, que han invertido mucho en hacerse visibles, pero que no tienen buenos productos. No es de extrañar que estas compañías sean hipersensibles a cualquier movimiento de mercado. Al mismo tiempo, disponer de un buen catálogo de productos y servicios tampoco sirve si no tenemos una buena presencia en los medios. También en las redes sociales. Hemos llegado al núcleo de interrelación de las cinco fuerzas de Lynda Gratton a que nos referíamos al principio del artículo (primer post de la serie).
      Y es que la informática tiende al consumo; la formación es online; las aplicaciones, remotas; los contenidos, multimedia; las redes, sociales.
      De modo que si no es online puede que la formación carezca de interés, despreciamos las aplicaciones si no están en la nube, un libro sin contenido multimedia no excita la curiosidad del lector que se ha acostumbrado a leer solo en un estado de alta motivación. 
      O sea, se han hecho más importantes los adjetivos que los sustantivos a los que califican, es más relevante el continente que el contenido: los adjetivos se han sustantivado en el excipiente de la tecnología.Creo que queda justificado el subtítulo del artículo, quedando expuesta la intriga que encierra.
      En el siguiente post: Movilidad y aprendizaje.
      Alfredo Abad Domingo.
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      Artículo "Tecnologías para la movilidad. La sustantivación técnica del adjetivo". Escrito originalmente y publicado en Escenario 2012. Instituto Tecnológico y Gráfico Tajamar. ISBN: 978-84-88543-12-7. Copyright 2012 by Alfredo Abad.