Mozart-Opera-Las Bodas de Fígaro

Publicado el 03 mayo 2010 por Blogclasico

Las Bodas de Figaro se trata de es una ópera buffa , con libreto de Lorenzo Da Ponte, basada en la comedia Le mariage de Figaro ou la folle journée, de Pierre A. de Beaumarchais. Junto a El rapto en el serrallo , Don Giovanni , Cosí fan tutte y La flauta mágica , se la considera una de las principales contribuciones al género lírico de Mozart, que compuso un total de veintidós óperas.Las acciones se desarrollan en Sevilla, en el castillo del conde de Almaviva. Fígaro y Susana, ayudantes de cámara del conde y la condesa, planean casarse y solicitan al conde que renuncie a su privilegio feudal de pasar con la novia la noche de bodas. Pero el conde, tras aceptar su petición, intenta infructuosamente seducir a Susana, que decide aliarse con la condesa en su intención de darle una lección al seductor. La historia, llena de divertidos enredos, amores, sensualidad y celos, concluye con la unión de la pareja y con el conde pidiendo disculpas por su actitud.


Las Bodas de Figaro (W.A.Mozart)
Argumento de la Obra:
Acto I
Susana está probándose un sombrero. Fígaro, que va a casarse con ella, está midiendo la habitación para colocar la cama. Pero Susana insiste en que no se debe colocar la cama en ese cuarto, porque está muy cerca de la habitación del Conde y éste no es de fiar.
Fígaro promete entonces que si el Conde quiere bailar ("Se vuol ballare"),
bailará al son que toque Fígaro. Cuando éste se marcha, entra Bartolo, que en
una ocasión fue burlado por Fígaro, y manifiesta su deseo de venganza. Y si
Bartolo está disgustado con Fígaro, no lo está menos Marcelina con Susana, ya
que también está enamorada de Fígaro. Las dos mujeres cantan un dueto de fingida
cortesía "Via resti servita" ("Acepta mis deferencias").
Después Marcelina sale de escena.Entra ahora Cherubino, que declara su pasión por la condesa, que en realidad es una pasión de adolescente por lo femenino, como lo pone de manifiesto su canción: "Non so piu" ("Yo ya no sé"). Se oye ahora la voz del conde y Cherubino (para quien aquel lugar es prohibido) se esconde en una butaca y Susana lo cubre con una bata. El Conde solicita a Susana, pero pronto ha de esconderse también porque se escucha fuera de la estancia la voz de Don Basilio, un pícaro abbé que es maestro de música y organista del palacio y correveidile para todo tipo de intrigas. Resulta así que el Conde está escondido detrás de la butaca y Cherubino en ella, cubierto por la bata, mientras que Don Basilio se insinúa a Susana acerca del interés del Conde hacia ella, a la vez que le da a entender el de Cherubino hacia la Condesa.Sale entonces el Conde de su escondite y lleno de ira dice que va a despedir a Cherubino; de cualquier modo, añade. pensaba hacerlo, por lo que ocurrió hace pocos días: cuando él, el Conde, iba a visitar a una joven llamada Barbarina, al quitar el paño que cubría una mesa descubrió a Cherubino, que estaba allí acurrucado. Al explicar cómo ocurrió y hacer el mismo gesto con la bata que cubre la butaca, aparece Cherubino.El Conde estalla en cólera, sobre todo porque piensa que Cherubino no ha escuchado todo lo que allí se ha dicho; Cherubino. por su parte. trata de disculparse diciendo que ha hecho todo lo posible por no oír nada. La escena se interrumpe con la aparición de Fígaro. acompañado de un grupo de lugareños, que arrojan flores a los pies del Conde. Fígaro ha venido a pedir a su señor que les una a él y a Susana en matrimonio. El Conde promete hacerlo, pero difiere el momento y dice ahora a Cherubino que debe dejar el castillo y sentar plaza en el regimiento del propio Conde. Fígaro, entonces, advierte a Cherubino sobre lo azaroso de la vida militar que le aguarda y que va a sustituir a sus amorosas correrías: "Non piu andrai, farfallone amoroso" ("Ya no irás, calavera amoroso").

Acto II
Aparece Cherubino y canta a la Condesa una romanza que expresa su adolescente amor por ella: "Voi che sapete che cosa e amor" ("Vos que sabéis qué es el amor?"). Entonces la Condesa y Susana piensan utilizar a Cherubino para realizar su plan, citando al Conde a una entrevista con Susana y enviando en su lugar a Cherubino disfrazado.
A este fin las dos comienzan a vestir a Cherubino. tras cerrar prudentemente
primero la puerta de la estancia. Pero entonces se escucha afuera la voz del
Conde. Cherubino escapa a otra habitación interior y la Condesa no puede evitar
su confusión cuando hace entrar a su esposo. Entretanto también Susana se ha
escondido en una alcoba. La actitud nerviosa de la Condesa aumenta las sospechas
que ya tenía el Conde; pero la Condesa insiste en que en la habitación contigua,
que está cerrada, solamente está Susana, probándose un traje. El Conde no lo
cree y dice que va a buscar herramientas para forzar la puerta, a la vez que
obliga a la Condesa a acompañarle para que no pueda abrir al que estuviese
oculto. Mientras los condes están fuera de escena, Susana sale de la alcoba en
la que había estado escondida y va a liberar a Cherubino de su escondite, pero
al no poder salir del lugar en que están, Cherubino salta por una ventana y
Susana entra en la alcoba en la que había estado escondido Cherubino.Vuelven el
Conde y la Condesa. Ésta. pensando que Cherubino está aún oculto en la
habitación contigua se lo dice al Conde y le pide perdón.
El Conde, furioso y espada en mano, abre la puerta y aparece Susana para sorpresa, no sólo del Conde, sino también de la Condesa. Cuando se recobra de la impresión. La Condesa dice a su esposo que su "confesión, fue una artimaña para avergonzar al Conde y que, por supuesto quien había estado todo el tiempo en aquella habitación había sido Susana. Avergonzado por sus celos, es ahora el Conde quien pide perdón a la Condesa. Antonio, el jardinero. tío de Susana, aparece todo enfadado porque alguien saltó desde la ventana y estropeó sus plantas Fígaro. que ha entrado en escena. dice que fue él quien saltó pero Antonio le pone en un aprieto al mostrar un papel que se le cayó a la persona que saltó por la ventana: el papel es la credencial de Cherubino. Aunque Fígaro dice que Cherubino se lo había dado, porque le faltaba un sello, el Conde no queda con vencido. Ahora se presentan como aliados suyos, en este momento en que duda de Fígaro Marcelina, Bartolo y Basilio quienes plantean ante el conde la demanda de la primera, que pretende que Fígaro se case con ella en compensación de una deuda que no le ha pagado. La complicación de este nuevo caso queda en el aire cuando cae el telón del segundo acto.

Acto III
Susana, siempre pensando en chancear al Con de, promete a éste en un dueto encontrarse con él en el jardín aunque alguna confusión entre "sí" y "no" no deja de levanta las sospechas del Conde, sospechas que aumentan porque h; oído el diálogo que Susana, al salir, ha mantenido con Fígaro Y desahoga su ira: "Vedro, mentr'io sospiro, felice il servo mio?": ("¿Veré feliz a mi criado en tanto que yo sufro?") Ahora Marcelina, acompañada por Don Bartolo y Curcio exigen a Fígaro el cumplimiento de su promesa de casarse con Marcelina. Fígaro, entonces, dice que él es de familia noble no puede contraer matrimonio sin la autorización de sus padres. Como testimonio de la nobleza de su cuna dice que no sólo puede mostrar los finos pañales en los que fue hallado sino también una curiosa señal en su brazo derecho.
Al ver la señal, Marcelina, muy excitada, dice que Fígaro es su hijo,
desaparecido al poco de nacer y lo que resulta más sorprendente Bartolo es el
padre de Fígaro. Sigue a esto un sexteto de cómica reconciliación; incluso el
Conde se ve, en cierto modo, reducido a la impotencia ante el hecho. Fígaro
abraza a su recién encontrada madre, Marcelina. Cuando entra Susana, a quien la
Condesa ha dado el dinero de la deuda pendiente de Fígaro con Marcelina, y ve
abrazados a la madre y al hijo, desconocedora de lo ocurrido, se dirige airada a
Fígaro y le golpea en el rostro. Marcelina entonces explica a Susana la
situación. y ésta repite: "Sua madre?" "Suo padre?": ("¿Su madre? ¿,Su padre?")
e insiste en que se lo confirmen. Salen todos entonces y entra en escena la
Condesa, recordando los días de su pasada felicidad: "Dove sono?" ("¿Dónde
están?") y preguntándose si podrá volver a ganar el amor de su esposo. Sigue
pensando en la trama que ha urdido para castigarlo: la falsa cita con Susana.
que servirá de trampa. y dicta a Susana una carta para el Conde, ofreciéndole el
encuentro; en el "Dueto de la Carta".
Susana repite lo que le dicta la Condesa. Entra ahora un grupo de campesinas ofreciendo flores a la Condesa; entre ellos está Cherubino disfrazado de mujer. Antonio y el Conde lo descubren, pero entonces Barbarina recuerda que el Conde le había prometido darle lo que pidiera y que Cherubino está disponible.
Ahora Fígaro anuncia que va a comenzar la ceremonia y el baile, y dos parejas felices piden la bendición del Conde: las parejas son Fígaro y Susana, pero también Bartolo y Marcelina, que han decidido unirse en matrimonio. Mientras se baila el fandango, Susana pasa al conde una notita, la que ella escribió al dictado de la Condesa, fijando una cita para la noche. El plan de la Condesa es que cuando el Conde acuda a la cita se encuentre no con Susana, ni con Cherubino, como se pensó al principio, sino con la propia Condesa, para lo cual Susana y la Condesa intercambian sus vestidos.

Acto IV

En este acto, se prefiere a veces un orden alternativo de números musicales, basados en la conjetura de que Mozart debió utilizar una secuencia de los acontecimientos más lógica (como en la comedia), pero estaba condicionado porque en el reparto original una cantante tenía que hacer dos papeles y no habría tiempo suficiente para cambiar de vestidos.
En el jardín del palacio Fígaro se encuentra con Barbarina. El Conde ha confiado
a la joven el encargo de devolver a Susana, como confirmación de la cita, el
broche que sellaba la nota, pero Barbarina lo ha perdido y anda buscándolo
Entonces, Fígaro conoce que Susana va a tener una cita con el Conde, pero ignora
el plan que han tomado las mujeres. Furioso con su esposa, su infiel esposa,
piensa él, invita a Bartolo y a Basilio a ser testigos del vergonzoso encuentro
de Susana con el Conde. Y ahora les advierte sobre la infidelidad de las
mujeres: "Aprite un po quelli occhi" ("Abrid un poco vuestros ojos").Cuando
Fígaro se retira. entran la Condesa y Susana, cada una disfrazada con la ropa de
la otra. Susana canta su esperanza en las delicias del amor: "Deh vieni. non
tardar" ("Oh. ven, no tardes").
Y se da cuenta de que el celoso Fígaro la está viendo. Comienza ahora el complicado encuentro, complicado aún más porque también Cherubino tiene allí una cita con Barbarina. Cherubino ve a la Condesa. La toma por Susana e intenta besarla. Llega en ese preciso momento el Conde y es a él a quien besa Cherubino. y el golpe que el Conde quiere dar a Cherubino lo recibe Fígaro, que también interviene en ese preciso instante. Ahora el Conde suplica a la que supone que es Susana que le conceda su amor. Fígaro quiere pagar al Conde con la misma moneda y corteja a Susana, imaginándose que es la Condesa, y cuando Susana olvida el "complot" y no finge la voz, Fígaro la reconoce y le declara su apasionado amor, que llena de furor a Susana, quien no se da cuenta que ha sido reconocida por Fígaro. Sale Susana de su error y la pareja se abraza apasionadamente, lo que llena ahora de ira al Conde que, naturalmente, confunde a Susana con la Condesa. Cuando se prepara a descubrirlos, aparece la Condesa, con lo que el Conde queda en una violenta situación.El Conde, en fin, pide excusas y perdón a su esposa, tanto por sus infundadas sospechas como por su mala conducta hasta entonces. La Condesa le perdona y todos comienzan una alegre fiesta que durará toda la noche.