Es ante el arrepentimiento que muestran donde nos compadecemos de ellos, por malo que han hecho a lo largo de su existencia, ya que nos vemos retratados en una situación a la que algún día nos podríamos enfrentar: dar excusas sobre nuestra actuación en la vida.
Los protagonistas están muy humanizados, alejados de la imagen de un héroe o cualquier cosa que se le parezca, con lo cual nos resulta muy sencillo conectar con ellos. Al igual que en la segunda parte de cada relato el concepto de un juicio final (más allá de la fe de cada uno) nos puede resultar "cercano".
De los dos relatos, Yom Kipur me ha gustado más y es el más largo; aunque ambos tienen muchos momentos divertidos y es una lectura recomendable para la época del año en la que estamos, ya que tampoco es muy extenso.** Gracias a la editorial por el ejemplar.