En una escapada de fin de semana a Segovia, visitando la catedral, mi hijo pequeño -5 años- nos sorprendió diciéndonos 'Yo sé rezar', para acto seguido arrodillarse en el suelo apoyando las manos en las rodillas. '¿Dónde has aprendido eso?' le preguntamos. En Ms. Marvel, respondió. Tras explicarle que ese es el rito para rezar de los musulmanes, pensé que la serie de Disney Plus, que habíamos visto en familia hace poco, había cumplido al menos uno de sus posibles objetivos. La idea, ya presente en el cómic, de reflejar la diversidad étnica, cultural y religiosa de Estados Unidos -que en la ficción, es como hablar del mundo entero- me parece una idea estupenda, sobre todo en una serie destinada al público adolescente/infantil de una forma algo más evidente que las películas de Marvel Studios que se estrenan en cines. Ms. Marvel no es la serie del año, ni pretende serlo. Tampoco inventa nada: es la enésima revisión de Spider-Man, solo que actualizada y cambiando a Peter Parker por una chica cuya familia es de origen paquistaní y de religión musulmana. Así, al clásico relato coming of age, con sus angustias adolescentes, sus matones de instituto y la brecha generacional con respecto a los padres, se añade una refrescante perspectiva femenina y un enfoque cultural diferente al que estamos acostumbrados. Y mucho humor, claro. El primer episodio de Ms. Marvel es una maravilla porque nos introduce en el mundo de Kamala Khan (Iman Vellani), nos presenta a su familia, a sus amigos, y a su generación: el uso de las redes sociales y los smartphones está integrado gráficamente en la serie, enriqueciendo la narrativa. Es verdad que los siguientes capítulos de esta miniserie pecan del defecto más común de la ficción televisiva actual: una narrativa descomprimida, que parece pensada para un espectador que no presta demasiada atención y que necesita que le cuenten las cosas más despacio y en repetidas ocasiones. Aún así, Ms. Marvel cumple con su misión de entretener, y encima aporta cosas diferentes: una colorida estética que refleja la cultura de Pakistán y la India... y no podía faltar un número musical a lo Bollywood-. La historia, encima, viene con mensaje: sobre ser diferente, sobre encontrarnos a nosotros mismos a través de nuestros orígenes para descubrir lo que nos hace especiales y nos muestra a un personaje que lucha -aprende a usar sus misteriosos poderes- hasta sentirse orgullosa de quién es. La serie, además, aunque integrada en la continuidad del Universo Cinemático de Marvel, no exige haber visto la veintena larga de películas estrenadas, a excepción, quizás, de Capitana Marvel (2019). Lo dicho, no es la mejor serie del año, pero sí un entretenimiento eficaz, colorido y familiar.
En una escapada de fin de semana a Segovia, visitando la catedral, mi hijo pequeño -5 años- nos sorprendió diciéndonos 'Yo sé rezar', para acto seguido arrodillarse en el suelo apoyando las manos en las rodillas. '¿Dónde has aprendido eso?' le preguntamos. En Ms. Marvel, respondió. Tras explicarle que ese es el rito para rezar de los musulmanes, pensé que la serie de Disney Plus, que habíamos visto en familia hace poco, había cumplido al menos uno de sus posibles objetivos. La idea, ya presente en el cómic, de reflejar la diversidad étnica, cultural y religiosa de Estados Unidos -que en la ficción, es como hablar del mundo entero- me parece una idea estupenda, sobre todo en una serie destinada al público adolescente/infantil de una forma algo más evidente que las películas de Marvel Studios que se estrenan en cines. Ms. Marvel no es la serie del año, ni pretende serlo. Tampoco inventa nada: es la enésima revisión de Spider-Man, solo que actualizada y cambiando a Peter Parker por una chica cuya familia es de origen paquistaní y de religión musulmana. Así, al clásico relato coming of age, con sus angustias adolescentes, sus matones de instituto y la brecha generacional con respecto a los padres, se añade una refrescante perspectiva femenina y un enfoque cultural diferente al que estamos acostumbrados. Y mucho humor, claro. El primer episodio de Ms. Marvel es una maravilla porque nos introduce en el mundo de Kamala Khan (Iman Vellani), nos presenta a su familia, a sus amigos, y a su generación: el uso de las redes sociales y los smartphones está integrado gráficamente en la serie, enriqueciendo la narrativa. Es verdad que los siguientes capítulos de esta miniserie pecan del defecto más común de la ficción televisiva actual: una narrativa descomprimida, que parece pensada para un espectador que no presta demasiada atención y que necesita que le cuenten las cosas más despacio y en repetidas ocasiones. Aún así, Ms. Marvel cumple con su misión de entretener, y encima aporta cosas diferentes: una colorida estética que refleja la cultura de Pakistán y la India... y no podía faltar un número musical a lo Bollywood-. La historia, encima, viene con mensaje: sobre ser diferente, sobre encontrarnos a nosotros mismos a través de nuestros orígenes para descubrir lo que nos hace especiales y nos muestra a un personaje que lucha -aprende a usar sus misteriosos poderes- hasta sentirse orgullosa de quién es. La serie, además, aunque integrada en la continuidad del Universo Cinemático de Marvel, no exige haber visto la veintena larga de películas estrenadas, a excepción, quizás, de Capitana Marvel (2019). Lo dicho, no es la mejor serie del año, pero sí un entretenimiento eficaz, colorido y familiar.