Publicado en ValenciaOberta.es
No hace más que una semana que me pronunciaba sobre el mundo que me parece queda dibujado tras cada atentado que se viene sufriendo perpetrado por el terrorismo islamista. Y lo hacía en este mismo digital. No me repetiré sobre el asunto, pero no puedo dejar de comentar y repetir que “Imagine” de John Lennon es una de las canciones más sobrevaloradas que conozco, o la que más. Su letra es un pestiño infame para mí e insultante para muchos. Su música anodina. Sólo una vez me preguntaron seriamente aquello de ¿Stones o Beatles? Yo soy más de Judas Priest, mascullé. Me valdrían seguro “The Trooper” de Iron Maiden o “This means war” de AC/DC antes que cualquier buenismo sensiblero de ese calibre.
También es un tema recurrente el asunto de la televisión autonómica. La novedad en el mundillo de las ondas viene de la mano de los inefables chicos de Puig y Oltra, empeñados en convertirse en un calco del franquismo que dicen detestar y al que tanto se parecen. Cada día más. Nos devuelven 50 años atrás, trayendo de nuevo la censura a los medios. Con la excusa de proteger a los ciudadanos de la telebasura y de la mala publicidad, que es como se dice en el siglo XXI mantener la moral y las buenas costumbres. Franco tenía el NoDo, y nosotros, valencianos todos, tendremos un comité o grupo de trabajo o departamento, que pagaremos queramos o no y que velará porque la televisión sea inclusiva, hable el valenciano que les dé la gana a ellos y no se pase un pelo. No me extrañaría que acabaran con un programa llamado “Xè, la Vice” que es como se debe decir (imagino) “Aló, Vicepresidenta” en el idioma de Mónica.
Seguro que este comité tan democrático no permite que el infame autobús de HazteOir, con sus infames rótulos salga siquiera un minuto en antena. Ya se sabe, la libertad de expresión hay que controlarla. O eso dicen ellos cuando les interesa. Cuando Cassandra Vera se cisca en la madre de todo bicho viviente que no piense como ella, deseando la muerte a todos sus enemigos, entonces la Libertad de Expresión se escribe con mayúsculas y debe ser irrestricta. Pues sí. La Libertad de Expresión debe ser irrestricta. Condenar a César Strawberry o a Ernest Bru o a Cassandra Vera es un atropello contra los derechos de las personas. Detener el autobús de HazteOir es un atropello contra los derechos de las personas. Nunca jamás debe limitarse la Libertad de Expresión por ley. En ningún caso. Si no podemos expresar las ideas incómodas, no podremos expresarnos contra el poder. Si no podemos expresar gilipolleces, costará más detectar gilipollas. Hemos delegado inconscientemente el derecho a reprobar socialmente a alguien, expresando nuestro desacuerdo con sus ideas o pensamientos en el mayor atropellador de derechos que existe, el Estado, que solo sabe expresarse mediante coacción y violencia, castigando por la fuerza a quien solo merece la condena de la palabra. Ahora exigimos que sea el Estado el que condene, cuando esa función es solo nuestra y jamás debimos transferirla. La expresión de la atrocidad y el rechazo, de la repugnancia y el asco que me producen a mí y a millones de individuos las palabras de Cassandra Vera son justa y suficiente condena. Tan solo poniéndola en el foco ha quedado de manifiesto su asquerosa cobardía.
Gracias por tanto a que aquí, en ValenciaOberta.es, me dejan escribir sin ninguna cortapisa puedo contarles estas cosas y otras. Estas como la antipatía por “Imagiene” u otras como que no comprendo a ese señor de Asturias, que jamás ha estado en el Peñón, reclamando su soberanía sobre él. Comprendo perfectamente a la gente de Gibraltar. Los refugios fiscales, como Gibraltar, existen porque existen los infiernos fiscales como España. Ojalá algunas ciudades se declararan libres de impuestos, en lugar de las declaraciones que se hacen. Muchos Gibraltares es lo que hace falta. Puede que haya algún pirata por la bahía, desde luego, pero hay muchos más de este lado de la valla. Infinitamente. Que nadie se lleve a engaño y por muchas soberanías con las que lo vistan.
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