Título: Muchachas.Autora: Katherine Pancol.Editorial: La esfera de los libros, 2014.Páginas: 416.
Resumen oficial.
Esta novela está llena de chicas.
Ellas llevan la batuta. De Nueva York a París, de la Borgoña a Londres o a Miami. Chicas que inventan, se encienden, aman.
¿Y los hombres? Ellos también están. Pero son las muchachas las que bailan, bailan, bailan. Ellas hacen volar su destino esplendoroso. ¡Y esto solo acaba de empezar!
Impresión personal.
A estas alturas seguramente los que leáis esta reseña seguro que ya habéis leído por estas fechas unas cuántas más sobre esta novela y casi todas ellas apuntan en la misma dirección: primero, que hay un alto porcentaje de la novela que sobra, que no aporta absolutamente nada a la historia principal y que además lo único que provoca es que, si no has leído la trilogía anterior de la autora, como es mi caso, estés una gran parte de la novela totalmente pérdida y te sientas engañada y frustrada. Segundo, que la historia principal de la novela está bien y por ello no se entiende porque anda enredando la autora con los otros personajes que no aportan nada y que además tiene un final sin final alguno. La novela se corta en un determinado momento y punto y final, lo cual a mi me parece bastante poco honesto.
No voy a comentar los capítulos que entiendo que sobran porque la verdad es que como no sé nada anterior sobre los personajes y lo que he leído en esta novela proviene en gran parte de sus vivencias anteriores, ya digo que apenas me he enterado de quien es Hortense o Josephine o cualquier otro. Son personajes que la autora trata en todo momento como conocidos por los lectores de tal manera que en ningún momento hace ningún recordatorio sobre ellos que me haya ayudado a comprender lo que les pasaba o lo que sentían. La autora da por hecho que los lectores sabemos de sobra quienes son y cual ha sido su desarrollo y su trayectoria vital. Y se equivoca.
Por otro lado, me ha parecido que el personaje de Ray está muy bien perfilado y muy bien descrito. Como un hombre consigue hacer de su propia debilidad, de su complejo de inferioridad y de su mediocridad una base sustentada en el miedo para erigirse en el dueño y señor de las vidas de gran parte de un pueblo. Pero, sobre todo, me ha llamado la atención el comportamiento de todo el pueblo (en algo se tiene que notar que soy socióloga). Habitualmente en los casos de malos tratos que solemos conocer por los medios de comunicación lo que suele ocurrir es que nadie en el vecindario o en la localidad sabía o conocía nada de la relación de pareja. Casi todo el mundo se sorprende cuando hay una muerte de una mujer porque nadie intuía lo que pasaba de puertas adentro de la vida de la pareja. Sin embargo, en esta localidad donde vive Stella, todo el mundo conoce lo que ocurre, todo el mundo lo sabe y todos lo ocultan. En resumen, todos son cómplices de las fechorías y las barbaridades que comete Ray y todos callan y consienten.
Debo saber poco de marketing, pero al menos en mi caso esta estrategia ha errado. Supongo que los lectores de la trilogía anterior tendrán otro tipo de sentimientos porque puede que hasta les guste reencontrarse con una serie de personajes que en su día disfrutaron, pero si se trata de captar nuevos lectores, en mi caso no ha funcionado.
Espero enterarme por otras vías de lo que ocurre con Stella, con su madre y con Ray.