¡Mucho cuento para tan poco príncipe y tan poca princesa!

Publicado el 13 noviembre 2014 por Águeda Lorena García González @aguedlgg

Siempre he creído que eso del amor verdadero podía suceder, siempre. Ahora mismo y tal como veo las cosas creo que el cuento del príncipe azul es la estafa literaria más grande de la historia.Me recomendaron  un libro que se titula “La princesa que creía en cuentos de hadas” (MARCIA GRAD), que una vez leído (hace muchos, muchos años) me hundió a nivel sentimental sobremanera. En este libro hay para todos: para ti por niña idiota y para ti por “capullo” egoísta.

Este libro narraba la historia de una princesa que fue educada por sus padres para vivir su propio cuento de hadas. Desgraciadamente ni el príncipe era tan azul, ni el amor era lo que ella esperaba. (Terrible la historia…de verdad)

Recuerdo perfectamente la sensación que me dejó aquel libro: ganas de pedir el divorcio a mi marido y ganas de demandar a Walt Disney por estafa. También me dieron ganas de darle un bofetón a mi hermana por haberme sacado tan sutilmente de mi propio cuento de hadas ¡Con lo bien que se vive en la ignorancia!

Ahora con el paso del tiempo y con muchas experiencias a mis espaldas, doy fe en lo que a mí respecta, que esa historia del verdadero amor….NARANJAS DE LA CHINA…OK?

 Harta, estoy harta de escuchar tonterías sobre las relaciones de pareja. Ni ellos son príncipes azules y nosotras ya no queremos ser princesas… En los tiempos que corren los hombres siguen siendo egoístas y machistas, usando el rollo de la “igualdad” sólo para lo que les interesa (porque la igualdad de sueldos y desarrollo profesional bien que nos lo demuestran) y piensan muy poco en los sentimientos que pueda tener sobre el amor, las relaciones y sobre el sexo, su pareja.

 El matrimonio es definido por alguno como una “empresa” (así lo definía mi ex) donde todos trabajamos para que a final de año haya “reparto de beneficios”, “vacaciones de verano” o una hipoteca pagada a fin de mes.

Más allá de las relaciones de simbiosis para sobrevivir…muchos se olvidan de cuidar el amor… sólo se encargan de la contabilidad de su empresa.

Y claro, para los que pensamos que el matrimonio es lucha, dedicación, esfuerzo y sacrificio… (tampoco defiendo los matrimonios de conveniencia ni aguantar lo indecible por ninguna de las partes) pero para los que valoramos el amor y la pareja …¡A nosotros que nos den! O te adaptas a los tiempos que corren o te quedas más solo que la una.

Nos enseñaron desde niños el papel que debíamos cumplir y las necesidades que debían ser satisfechas… y cuando tienes “treinta y tantos” (o los que sea) te das cuenta que o te has saltado capítulos enteros de tu cuento o no cumples las expectativas ni de lejos con respecto a lo que de ti se espera.

También es cierto que si antes estaba muy definido cada rol, ahora el “desbarajuste” social y ético es tal, que no encuentras tu sitio ni con GPS: Los matrimonios viven a 500 km de distancia (por trabajo muchas veces, desarrollo profesional y esas cosas), se usa mucho la “separación de bienes” que ya nos da una ligera idea sobre las ganas de compartir que tenemos (lo tuyo es tuyo y lo mío es mío)  y la idea de tener hijos muchas veces se “deja en el aire”…como si fuese algo que no tuviese consecuencias (porque de ser padre a no serlo…lo flipas con la diferencia).

Y esos príncipes casados que te dicen: “Yo quiero mucho a mi princesa”… ¡Y se tiran a todas  las tías de la Corte Real! (durante años y años).

Así que como no podía ser de otra manera, una se siente un poco imbécil cuando conoce a alguien y se da cuenta de que por desgracia la otra persona (hombre o mujer) vienen con otro cuento diferente en la maleta.

Algunos hombres son los “protas” de un cuento de ciencia ficción, otros son el Peter Pan que no hay quién los saque de “Nunca Jamás” y muchos son tan idiotas que se creen “El rey de la selva” (Akuna matata….una leche, joder…que ya son horas de ir creciendo).

También te encuentras por la vida con muchas Cenicientas, con muchas Pocahontas y con alguna que otra “Alicia” que piensa que Carabanchel Alto es la plaza del pueblo del “País de las Maravillas”.

Que sí, que aunque me pase la vida criticando a los hombres (con toda la razón del mundo) por propias o ajenas experiencias… Todos y todas formamos parte de este cuento que es la vida…todos escribimos nuestra historia…pero por Dios…tratemos de que no sea “Un cuento chino” pero tampoco una comedia.

Lo he decidido…busco príncipe azul, o verde o color camel que no quiera jugármela cada fin de semana, que se acuerde de darme los buenos días cada mañana, que de vez en cuando “me consienta”, que no le importe que me despierte despeinada y con legañas, que se despida con un beso en la frente…En fin… Que volveré a leerme ese libro de “La princesa que creía en cuentos de hadas” para volver a la realidad de la vida y comprobar que ni dragones, ni brujas, ni príncipes, ni princesas ni nada de nada.