¿mucho que hacer?

Por Frabreum @FRABREUM


Mateo 11:25   En aquel tiempo, respondiendo Jesús,dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estascosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños. 26    Sí, Padre, porque así te agradó.
 27   Todas las cosas me fueron entregadaspor mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno,sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar. 28   Venida mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. 29   Llevad mi yugo sobre vosotros, yaprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso paravuestras almas; 30   porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.
Laspersonas que tratan de ser simpáticas a veces preguntan: «¿Siempre con muchoque hacer?». La pregunta parece inocente, pero para mí transmite un mensajesutil. En el fondo, constituye una prueba del valor personal. Si no puedorecitar una lista de cosas que tengo que hacer, siento como si estuvieraadmitiendo que no valgo demasiado.
Pero ¿Diosdetermina nuestro valor por lo ocupados que estamos? ¿Calcula nuestra estimapor la cantidad de cosas que logramos? ¿Nos recompensa por vivir al borde delagotamiento y descuidar nuestra vida?
Uno de losprimeros versículos que aprendí cuando era niña fue Mateo 11:28: «Venid a mítodos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar». En aquellaépoca, no tenía mucho sentido para mí porque no entendía qué significaba elcansancio. Pero ahora que soy más grande, me siento tentada a mantener el ritmode este mundo para no quedarme atrás.
Sin embargolos seguidores de Cristo no tienen por qué vivir así, ya que Él no sólo noslibertó de la esclavitud del pecado, sino también de la tiranía de tener quedemostrar cuánto valemos.
Alcanzarmuchos logros para Dios puede hacernos sentir importantes, pero lo querealmente nos hace valiosos para Él es lo que le permitimos llevar a cabo ennosotros: hacernos conforme a la imagen de Su Hijo (Romanos 8:28-30).
Reflexión:Nuestro valor no depende de lo que hacemos para Dios, sino de lo que Él hahecho en nosotros.Nuestro PanDiario