Mudanzas

Por Siempreenmedio @Siempreblog

¿Quién hoy en día no ha sufrido alguna mudanza en su vida? Y digo sufrido porque lo es. Llevo diez años viviendo en el mismo sitio, diez años acumulando cosas en cincuenta y cinco metros cuadrados, a medida que voy sacando bolsas y bolsas de basura llenas  pienso: “¿cómo coño has acumulado tanta mierda en tan poco espacio mija?”. Lo gracioso es que en mi cabeza yo tenía cuatro boberías, y llevo dos semanas sacando cosas, cosas y más cosas.

Cuando estás de mudanza entras en una dura lucha con tus propios pensamientos cuando encuentras algo que no recordabas ni que tenías y dudas entre tirarlo a la basura o quedártelo, te pones a mirarlo y a pensar: “¿y si me hace falta en algún momento?”. A ver, alma de cántaro, si no sabías ni que lo tenías…¿qué te hace pensar que la próxima vez que lo necesites recordarás que lo tienes?, y así con todo lo que hay en casa.

He aprendido a pensar fríamente y desprenderme de lo innecesario, dicen que no es más rico el que más tiene sino el que menos necesita, bien me he acordado yo estos días de esta frase. Pero aunque tiramos muchas cosas nos seguimos resistiendo a tirar muchas otras, es como si nos aferráramos al recuerdo que nos da el objeto, como si deshacernos de él hiciera que el recuerdo desapareciera, una especie de nostalgia.

Lo que más me ha sorprendido, en este caso gratamente, es la cantidad de capítulos que he cerrado en mi vida. Me he encontrado de bruces con mi pasado, con recuerdos  que en otros momentos me hicieron llorar y sentirme mal: cartas, tarjetas, fotos… ya no lo hacen y eso me alivia enormemente, la mudanza me ha ayudado a hacer limpia tanto a nivel físico como a nivel emocional.

Nueva etapa, nueva aventura, nuevas ilusiones y la mejor compañía, tú.