Cajas... de mudanza
los discípulos dedican un día al año o un fin de semana,
si fuese necesario, a entrar en contacto con los objetos de su casa.
Tocan cada cosa y preguntan en voz alta:
—¿Realmente necesito esto?
Cogen los libros de la estantería:
—¿Volveré a leer este libro algún día?
Miran los recuerdos que guardaron:
—¿Aún considero importante el momento que este objeto me hace recordar?
Abren todos los armarios:
—¿Cuánto tiempo hace que tengo esto y no lo he usado? ¿Lo voy a necesitar?
Dice el maestro:
Las cosas tienen energía propia.
Cuando no se utilizan, acaban por transformarse en agua estancada dentro de casa,
un buen lugar para mosquitos y podredumbre.
Es preciso estar atento, dejar que la energía fluya libremente.
Si conservas lo que es viejo,
lo nuevo no tiene espacio para manifestarse.
Extracto de Maktub (Paulo Coelho)
Ligero equipaje
Últimamente me he acostumbrado a vivir de un sitio para otro, una semana aquí, otra allá. Transportando poco equipaje. Lo justo de ropa y calzado, unos cuantos libros y apuntes… y mi preciado MacBook (aquello que me mantiene enganchado a la red de redes). La verdad es que moverte con poco lastre te libera de cargas mentales, te permite concentrarte en lo esencial de la vida. Aprendes que viajar ligero de equipaje es un valor en sí mismo.
Mudanzas
Y ahora ha llegado el momento de la mudanza, ahora toca seleccionar que objetos mudar de una antigua vivienda. Aplicaré los principios que apunta arriba el maestro… aunque ya puedo asegurar que me voy a desprender de casi todo… excepto de aquellos objetos que sirvan de soporte a las diferentes formas del Arte y de la Ciencia.
A estos les tengo demasiado apego… aunque quizás no sea bueno tanto apego a unos simples objetos, por mucho Arte o Ciencia que contengan. El día que la muerte nos llame por nuestro nombre, tendremos que partir y seleccionar lo mínimo: algo que sea ligero equipaje para tan largo viaje.
Un viaje es una nueva vida, con un nacimiento, un crecimiento y una muerte, que nos es ofrecida en el interior de la otra. Aprovechémoslo. (Paul Morand)
Que tinguem sort de Lluis Llach, con sus letras