“Si no hubiese podido participar del mundo de los cuentos y si no hubiese podido inventarme mis propios mundos, me habría muerto” (Ana María Matute. Discurso para la Real Academia. Enero 1998)
Hoy la vida de una de las escritoras más célebres de nuestra literatura ha escrito su punto y final. Una mujer que respetaba, amaba y mimaba profunda y delicadamente las palabras, a la que muchos premiaron, pero cuyo premio fue, para siempre, el de contar historias. Ahora descansa ahí arriba, quiza escribiendo esos cuentos que le daban la vida o tomando un café con Gabriel García Márquez, que también nos dejó este año.
Descanse en paz, maestra.