Nunca quería que este día llegara. Uno de mis artistas y músico predilecto, David Bowie, ha fallecido a los 69 años después de una lucha contra el cáncer de 18 meses. En los dos vídeos que había lanzado de su nuevo trabajo BlackStar le vi cambiado, bastante chupado y mayor, como enfermo, y ahora todo cuadra, el cáncer lo estaba consumiendo. Al parecer ha fallecido en paz y rodeado de toda su familia. Hasta aquí la triste noticia, que me ha dejado tocado ya para todo este puñetero 2016, se me saltan las lágrimas coño.Pocos artistas o músicos han sido tan genuinos, tan únicos y tan especiales como el Duque Blanco. Es, sin temor a equivocarme, uno de esos visionarios que ha sabido adelantarse siempre a lo que iba a llegar, incluso cuando algo estaba en ebullición, saber mezclarlo como el mejor alquimista para hacer algo completamente innovador, cosa que sólo estaba en sus manos. Nunca nos olvidemos de su faceta de actor también, que tiene momentos muy importantes, particularmente inolvidable su papel de Tesla en El Truco Final (El Prestigio).En mi caso personal va ligado estrechamente a mi vida, mi novia de muchos años es fanática de él, y mis relaciones posteriores también, incluso alguna de ellas ha entrado en su mundo gracias a mi insistencia y recomendaciones. Soy poco de llorar, pero hoy lloro a lágrima tendida.
Bowie en esa época desfasaba, consumía drogas... pero componía como los ángeles, de hecho ese disco a día de hoy, te lo vuelves a poner y es una delicia compositiva enorme, desde el primer hasta el último tema. Después Aladdin Sane de 1973 contrendrá temas míticos, y ya es una estrella total. Diamond Dogs sigue la senda y agiganta su figura.
Pero en 1975 pega otro cambio de rumbo y al editar Young americans se va al soul, con coros de mujeres de color, incluso hace Fame junto a John Lennon. En 1976 con Station to station vuelve a innovar y mezclar soul y jazz.
Y vuelve a innovar, se une a Brian Eno, y hace la trilogía berlinesa, ahí es nada, Heroes, Low y Lodger, eso le convierte en un artista insuperable.
Con Ashes to Ashes vuelve a partir la pana, haciendo un disco mítico (¿cuantos van ya?), rompedor, rockero, transgresor, brutal... me quedo sin adjetivos. Luego vendría Let's dance, y nos puso a bailar (si, todavía tenía que enseñarnos más cosas) con un disco tremendo lleno de singles increíbles. A partir de ahí, tanto Tonight como Never let me down muestran a un Bowie talentoso a ratos, eso si, con singles memorables. Su proyecto Tin Machine, con el que hace dos discos (1989 y 1991) vuelve a dar otra vuelta de tuerca, juntándose con Reeves Gabrels en la guitarra solista (¡¡¡y qué guitarra!!!), Tony Sales en el bajo y Sales Hunt en la batería. Eric Schermerhorn fue un quinto miembro no oficial y fue el primer disco de grunge, adelantándose a Nirvana, Pixies (con los que ya se emparentaba) y demás.
Y comienzan los 90, donde se vuelve a reinventar, con Black Tie white noise donde ya hay atisbos de que resurge la fiera. Es en Outside de 1995 donde se pone las pilas y pare un enorme disco con joyas tremendas. Pero es en 1997 con Earthling cuando volverá a ponerse a la vanguardia total, porque él era la vanguardia, y bajo una fachada de música tecno-progresiva tipo Prodigy, saca un disco descomunal con enormes temas, y dando un concierto mítico por su 50 cumpleaños rodeado de amigos en el Madison Square Garden de New York.
Para acabar la década de los 90 edita ...Hours donde recupera mucho de su etapa setentera, y mezclada con rock, uno de sus mejores trabajos también (¿van unos cuantos buenos ya no?).
En plena vorágine compositiva parte la pana de nuevo en este siglo con Heathen, un tremendo trabajo de arriba a abajo, con una versión de Neil Young sideral. Reality fue la continuación, no al mismo nivel, pero si un buen disco con el que hizo una gira bestial que yo iba a ver en Santiago de Compostela, pero a 20 días sufrió un problema en su corazón y se fastidió.
A partir de ahí su retiro de 7 años, hasta que en 2010 y en secreto empieza a componer lo que sería The Next day, su regreso en 2013, un disco maravilloso donde estaba el genio más identificable para el gran público, discarro brutal y lleno de temazos de principio a fin.
Celebró sus 50 cumpleaños editando un recopilatorio titulado Nothing has changed, para todos aquellos que no le conocieran (un auténtico delito), imprescindible.
Segundo el Blue Jean de 1984.
Y por último el Where are we now? de 2013.