Muerte al Blasfemo

Publicado el 06 marzo 2011 por Cronicasbarbaras

Desde hace tres meses, cuando en varios países norteafricanos se iniciaban las revueltas contra las dictaduras que sólo tenían en común que perseguían a los radicales religiosos y a los jihadistas, en Pakistán las masas se levantaban contra el proyecto gubernamental de ablandar su ley sobre la blasfemia, inspirada en las leyes religiosas, la sharia.

Y en los dos últimos meses los islamista paquistaníes asesinaban a un gobernador musulmán y a Shahbaz Bhatti el único ministro cristiano, enterrado este último viernes, porque proponían enmendar la ley que condenó a muerte a la cristiana Asia Bibi.

En todos los países islámicos, sin excepción, los extremistas guerrean para imponerle la sharia a todas las sociedades con presencia musulmana perceptible.

En Pakistán lo han logrado con un Código Penal que, por ejemplo, condena a muerte a los miembros de la secta islámica ahmadí si difunden su creencia de que Mahoma no fue el último profeta.

En el Capítulo XV sobre los "atentados contra la religión", en los artículos 295 a 298, se condena a muerte a cualquiera que blasfeme contra Mahoma, a quien dañe o profane un lugar de culto, o cometa actos que ofendan los sentimientos religiosos.

Muerte también a quien profane el Corán, o haga comentarios despectivos contra Mahoma u otros santos, pero no sólo musulmanes, porque estos artículos amparan también a los cristianos, aunque ellos los rechazan porque creen que la blasfemia no merece la muerte.

Y porque siendo una ínfima minoría entre los 187 millones de paquistaníes, cualquiera puede acusarlos de blasfemar sólo por decir que prefieren su Biblia al Corán, o Jesús a Mahoma, como hizo Asia Bibi.

Atentos, porque además de no saber hacia dónde irán las nuevas revoluciones, los países islámicos, incluyendo la supuestamente europea Turquía, quieren introducir en la legislación de la ONU sus leyes contra la blasfemia.

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El sabio SALAS retrató la única ocasión en la que Jesús fue violento. Pertenece a su fondo histórico, en el que quien tiene la fortuna de entrar encuentra una joya tras otra: