"Moscú, 17 de septiembre de 1904. Sobre el atrio del palacio del gobernador general, una multitud enfurecida por la miseria y el hambre blande bastones, piedras y verduras podridas. Desde el balcón, el gobernador Sergei Alexandrovitch deja caer su pañuelo... ¿gesto premeditado o accidente involuntario? Poco importa: es la señal. Los soldados se abalanzan sobre la multitud descargando sus armas contra los manifestantes. En un contexto político extremadamente revuelto, donde el pueblo se organiza para lucha contra el régimen autocrático, este episodio firma la sentencia de muerte del Gran Duque".
No es la primera aproximación de Fabien Nury a la historia de Rusia, antes dedicó un álbum a Iosif Vissarionovich Dzhugashvili (más conocido como Stalin), así que podemos afirmar que el guionista francés se mueve bastante bien en territorio ruso. También, como ya sucediera en "La muerte de Stalin", el trabajo a los lápices corre a cargo de Thierry Robin, por lo que parece que el tándem Nury-Robin se encuentra muy cómodo trabajando como equipo en este contexto.
Para que no perdamos detalle, Nury decide apostar por explicarnos la historia desde dos puntos de vista; lógicamente el del principal afectado, el Gran Duque, pero también podremos ver cómo los anarquistas llevan a cabo sus preparativos para el atentado. Siempre es interesante poder contar con puntos de vista polarizados y el guionista francés ha decidido separarlos "físicamente", es decir, ha dedicado un tomo a cada uno (la edición integral de Norma contiene los dos álbumes originales). Aunque así evita que haya posibles confusiones y que podamos centrarnos en un solo protagonista, en mi opinión no permite comparar lo que va sucediendo al mismo tiempo en uno y otro bando, y tampoco ayuda a que podamos ver cómo el Gran Duque y los anarquistas (capitaneados por el frío y metódico Georgi) sobrellevan una tensión que va in crescendo o a que asistamos a una misma escena desde posiciones distintas. De todos modos, se trata de un pero menor que no resulta determinante para valorar la calidad de la obra.
La historia tiene ritmo y avanza a medida que asistimos al desasosiego del gobernador general de Moscú o vemos cómo los preparativos para el atentado anarquista tropiezan con algunos obstáculos. En "Muerte el Zar" asistiremos a la desazón del Gran Duque Alexandrovitch y al conflicto interior que le provocan las necesidades de un pueblo del que espera recuperar el favor; lo veremos casi arrastrarse por no perder su posición dentro de la nobleza; también seremos testigos de cómo el aparato político y gubernamental lo va considerando un peón prescindible; comprobaremos cómo las clases sociales más desfavorecidas están dispuestas a desafiar al poder imperante casi a cualquier precio y cómo los anarquistas también utilizan a su antojo a sus propios peones.
En definitiva, "Muerte al Zar" es un cómic muy interesante con tintes claramente históricos, pero aderezado por las concesiones a una ficción en aras del entretenimiento.
VALORACIÓN: 7'5/10