Como les decía no es nada grave: padezco de litiasis biliar. Ergo: tengo cálculos en mi vesícula (que, en realidad, es uno sólo, de un tamaño considerable y encajado-inmovilizado en el conducto biliar, razón por la que no tendría que molestar; pero molesta porque sí, porque le gusta y porque la que pone el cuerpo soy yo...). Sólo que últimamente he venido padeciendo de esos cólicos que, en teoría, no tendría que padecer. Y, si bien, había estado haciendo buen efecto el último de los recursos-tratamientos antes de ponerme en manos del cirujano, de golpe y sin previo aviso, dejó de hacerlo. Ustedes se preguntarán si en mi condición engullo todo lo que cocino (por ejemplo la torta-postre del aniversario del blog, porque así tendría lógica un ataque y no me estaría cuidando tanto...). Pues, no; la verdad es que no como todo lo que sí come mi familia - un poco porque me cuido, por ejemplo, para que la crema, aunque sea baja en grasas, no me haga mal y un poco porque no me vuelvo loca por los postres y los dulces -, aunque mi cocina (bien lo saben) es bastante saludable (con algún que otro caprichito de vez en cuando, lo admito). De hecho, lo que como, cocino y les presento en el blog lo tengo todo permitido por el médico.
En fin, para hacerla corta porque ya me estoy excediendo con el asunto - que se trata de un cálculo en la vesícula después de todo - hace tres semanas tuve un ataque que me dejó sin ganas de vivir y 5 kilos menos de un plumazo. Todo este tiempo de sufrimiento (con dolores similares a las contracciones de parto) y de recuperación (porque todavía no estoy bien, como Dios manda) para terminar visitando al cirujano y poner fecha para la operación... De modo que aquí estoy, abatida como si hubiera luchado con leones en la sabana africana y adaptándome a la idea de la operación y de la vida-después-de-la-operación que es otro tema en cuanto a las modificaciones que tendré que hacer por mi forma de digerir y las falencias que me dejará la falta de vesícula (unidas a una cierta intolerancia al gluten y a la lactosa Una descubierta últimamente; la otra, de toda la vida). Pero, eso será cuestión de otra charla... que ya parezco una señora mayor conversando de sus dolencias (como si se tratara de trofeos de guerra) en la sala de espera del médico :P
Hoy, para volver al ruedo (machucada, pero ¡Presente!), les propongo pensar en el placer de levantarse tarde un domingo (o temprano, pero porque nos da la gana; no por obligación, para disfrutar de un tiempo a solas con nosotros mismos o para meditar tranquilos), sin prisas, con todo el día para complacerse - que para correr ya tenemos la semana - y un desayuno-brunch para consentirnos porque sí, y porque es lindo mimarnos y mimar a quienes amamos. Por eso, preparamos unos deliciosos y facilísimos Muffins de tomates, Parmesano y semillas de chía que nos alegrarán (aún más) el descanso.
Sin muchos ingredientes, pero sabrosos y aptos para preparar el día anterior, y hornear a último momento (o calentar; aunque, son más ricos recién hechos), estos muffins pueden ser el comienzo soñado de un domingo de fiaca/ganas de hacer nada (el dolce far niente de los italianos) o, por qué no, un integrante de lujo para una canasta de picnic. Aquí les dejo los ingredientes y nos ponemos a cocinar. Verán que es una receta bien fácil ;)
En un bol, batí 1 huevo (pastoril/de campo/ecológico) junto con 120 gramos de un rico queso Parmesano (u otro queso duro), 100 cc. de aceite neutro (yo utilicé de coco) y 150 cc. de leche (vegetal o animal; yo usé leche de almendras). Incorporá 1 cucharada de cebolla de verdeo deshidratada (también puede ser fresca), 1 cucharadita de orégano (fresco o seco), pimienta y nuez moscada recién molidas. Integrá muy bien.
Es momento de añadir los ingredientes secos: 150 gramos de harina integral fina, 90 gramos de harina leudante, 1 cucharadita de sal (no emplées demasiada porque el queso ya es bastante salado) y 3 cucharaditas de polvo para hornear, previamente tamizados. Además, agregá 5 tomates secos (que rehidrataste en agua caliente por unos 40-50 minutos) picados y 2 cucharadas de semillas de chía. Integrá todo bien. No te preocupes si la masa queda bien tomada, así es como debe sentirse.
Ayudándote con una cuchara (es muy práctico utilizar la cuchara para servir helados porque nos permite disponer la masa en porciones bien parejas), volcá la preparación en pirotines/cápsulas de papel o moldes para muffins. Rellená cada molde con un poco más que las 2/3 partes de su capacidad (como se trata de una masa algo pesada no crecen demasiado, pero te aseguro que quedarán bien livianos y aireados; ya vas a poder comprobarlo) y espolvoreá por encima de cada uno de ellos una montañita de queso rallado y un puñado de semillas de sésamo (yo utilicé sésamo blanco, pero puede ser un mix de colores o el que tengas en casa).
Cociná en horno pecalentado a 200°C por 20-25 minutos o hasta que estén dorados y superen la prueba del palillo. Consumí calentitos o tibios y disfrutá de unos muffins ideales para empezar el día con muchas ganas, pero sin apuros.
Algunas observaciones y recomendaciones finales: Si lo desean, pueden emplear sólo harina integral fina para preparar la receta. En ese caso, recuerden incorporar algo más de ingredientes líquidos (según les pida la preparación) para obtener una masa liviana y sabrosa.
Como ya les comenté antes, esta receta puede prepararse la noche anterior, dejándola en la heladera/nevera/refrigerador y utilizándola a la mañana siguiente para elaborar estos riquísimos muffins recién hechos. En lugar de utilizar tomates secos - o, además de ellos, para incorporar más sabores a estos muffins - pueden emplear aceitunas/olivas verdes o negras, hongos/setas frescos o secos y rehidratados en té, frutos secos como nueces, avellanas y almendras; queso azul, Gruyere, Fontina, de cabra o Manchego, algas deshidratadas y rehidratadas previamente...En caso que preparen los muffins en muffinera, no será necesario que utilicen moldes o pirotines/cápsulas de papel para contenerlos; sin embargo, deberán cubrir el molde con aceite o manteca en aerosol, o pincelarlos con estas materias grasas para facilitar el desmoldado de las piezasSi así lo prefieren, pueden utilizar semillas de sésamo, girasol, calabaza, amapola, hinojo... en lugar de semillas de chía para el interior de los muffins o para decorarlos por encima.Con estas cantidades obtendrán unos 10 muffins sabrosos, bien aireados, esponjosos y livianos.
Espero que las fotografías hayan podido hacer honor a esta receta que es la mar de sencilla y de sabrosa, tentándolos a prepararla para arrancar el día con mucho sabor, para llevar a cualquier picnic, para incorporar en una picada/picoteo/tapeo o para servir como merienda-cena de un día de descanso ;)
Antes de despedirme, quisiera agradecerles mucho a todos los que se comunicaron conmigo a través de las redes sociales y el blog para preguntarme si todo estaba bien porque no me veían por aquí y para enviarme todo su cariño. No les contesté oportunamente porque el cuerpo no me lo permitía, pero quiero que sepan que su afecto y calidez me ha servido muchísimo para sentir mi corazón un poco más caldeado. ¡Muchas gracias!
Espero verlos por aquí la semana próxima; mientras tanto, pasen unos excelentes días, disfruten junto a sus seres queridos y no se olviden de experimentar en la cocina que, seguro, algo bueno sale de allí ;)
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