MUJER DE OTOÑO
La conocí en verano y lucía de blusa blanca,
La admiré en silencio mientras por pasillos desfilaba;
Era un deleite de autoridad esbozado en una sonrisa,
Era una maravilla, arrogante, soberbia y descarada.
Un parpadeo sincero y de corazón puro,
Uno de eso que en estos días no sueles ver;
No tengo excusas, discúlpanos a mi y a mi descaro,
Pero eres un sueño, una maravilla de mujer.
El tiempo pasaba sin darnos cuenta,
Como dirían algunos, desapercibido,
Sin aviso previo y con insolencia,
La vida se puso turbia y te calzó el otoño;
Imagina tú, la impotencia a flote, la amargura en erupción,
Desdicha mía de no poder gritarte al alma
todo lo que tu fan sentía.
Te conocí en verano y te alcanzó el otoño,
no sabía mucho lo que debía hacer,
Quiero abrazarte fuerte y tomar tu mano…
Susurrarle a tu alma todo mi querer.
Los días pasaban y sonrisa en rostro desfilando seguías
delante de todo el que pueda ver
Ese rostro precioso que de máscara lucía,
mientras el corazón de hielo de formó en tu ser.
La vi de otoño llorando inviernos,
diezmada en cariño, compañerismo y alma,
Una situación con la que tu fan se identificaba,
pero para adelante y con promesa hecha;
Promesa misma que no pienso romper.
Mira que ahora mismo ya pasaron 18,
que seguro no esperábamos ver.
He de confesar que te admiré en silencio,
como si se detuviera el mundo en tu mirada,
Debo confesarte que para inviernos muchos
y en los propios, de experiencia 10.
No me echo flores pues te seguí en invierno
En silencio eterno, sin saber que hacer;
Me atrapaste en el camino, sin siquiera pretenderlo,
Con andar de pasarela y con ese exquisito vaivén.
La conocí de primavera, mientras la acechaba el otoño,
Uno de hojas secas que entrelazó un hilo rojo;
Me atrapó la sincronía de dos corazones de invierno…
Dos que de hecho se necesitaban recomponer.
Ha pasado tiempo ya en esta historia,
Y faltando cinco entenderás por qué,
Porque estas líneas y por qué a esta hora,
Recuerda niña, hoy ya es 23.
Un mes más lleno de suspiros,
Uno de aventuras y mucho amor;
Recuerda todo lo que hemos vivido,
Siente la primavera asomando a tu corazón.
Deja que venga con todos sus riesgos,
Que siga mamá gallina, temerosa y primeriza,
Avancemos de la mano, cada día más seguros,
Porque te vi de otoño, mi corazón de invierno
Y hoy eres primavera mi hermosa mujer.
Sin más verso se despide el terapeuta,
Ya faltando dos para nuestro saludo;
Me voy diciendo te quiero mucho
Y que cuentas conmigo siempre, mi Coneja.