Mujer o Defensa Nacional

Publicado el 21 diciembre 2009 por Crítica
Esta semana, supuestamente, se cumplen 20 años de la entrada de la mujer en el Ejército español, efeméride que seguro que no será celebrada por aquellos que aún conservan algo del recuerdo de lo que era la decencia pública.
En realidad el hecho de que la mujer lleve 20 años en Ejército español, es uno de esos lapsos de la memoria histórica tan comúnmente aprovechados por la propaganda; ya que ha habido mujeres en el Ejército español prácticamente en toda la historia moderna de España. Lo que ha cambiado en estos 20 años es que por primera vez se ha hecho deliberadamente a costa de la Defensa nacional. -La Defensa nacional es un enorme esfuerzo colectivo de los españoles que tiene como objeto preparar al Estado para hacer frente a cualquier amenaza, venga de donde venga, y de la naturaleza que sea. Por definición, las amenazas a las que pueda enfrentarse nuestro país son intangibles hasta que se manifiestan; bien pueden ser locales, como una intervención militar por un islote, o de tipo catastrófico como una guerra nuclear. La propia indefinición de la amenaza exige que todos los recursos públicos que emplean los españoles en el mantenimiento de su defensa sean efectivamente dedicados a maximizar las capacidades de las Fuerzas Armadas para hacer frente a cualquier amenaza._ Una de las grandes traiciones políticas a Occidente es la idea de que el pacifismo nos aleja de la guerra. De hecho, se vende entre la opinión pública el mensaje de que la guerra está desterrada de las sociedades modernas, y que ha sido sustituida por la cooperación y el humanitarismo. Este pensamiento es el motivador de muchas de las iniciativas tendentes a sustituir la defensa nacional por otros conceptos como el multilateralismo, el intervencionismo y la sanción internacional. Lo cierto es que, precisamente, es un alto sentido de la defensa nacional, por parte de unas pocas naciones civilizadas y responsables, lo que permite que las sanciones, las intervenciones y el multilateralismo sean herramientas que a veces funcionen; pero siempre a la sombra de la primera condición, que es la de estar plenamente preparados para la defensa. -Hoy un 11% de los puestos de las FAS están ocupados por mujeres. Las mujeres en el ejército español pueden optar a todas las armas y puestos y no tienen reservas para su acceso. Casi ningún país ha llegado tan lejos en esta asimilación. Países pioneros en la introducción de las mujeres en fuerzas armadas, que además son países que pueden acreditar su participación exitosa en conflictos armados; como Israel y EEUU, no permiten mujeres en puestos de combate. En ningún caso puede sostenerse que esto sea por machismo o atavismos culturales, sino por pura operatividad y sentido común. Un caso llamativo, en este sentido, es el de Rusia, país que en su época comunista de la URSS, vendió la plena introducción de mujeres en sus ejércitos como forma de propaganda de su modelo de sociedad, aunque sin embargo nunca tuvo una verdadera relevancia operativa; de esta 'tradición' militar sólo queda hoy su papel como auxiliares del Ejército (enfermeras, operadoras de trasmisiones...); está claro que una cosa es predicar y otra dar trigo. - Lo cierto, es que cada puesto que ocupa una mujer en el ejército es hurtado a un hombre que, en los puestos de combate, es innegablemente alguien más apto que una mujer: más capacitado física e intelectualmente, más motivado por el servicio a la patria, más entregado al deber, más gratificado por el servicio de las armas y más preparado para llevar su sacrifico hasta las últimas consecuencias. Esto es obvio para cualquiera que conozca la profesión de las armas, otra cosa son las fantasías de superheroínas televisivas, de buen tipo y capaces de dar altísimas patadas, muy válidas como entretenimiento, pero poco aptas para defender a tu país con nieve hasta la cintura.-
Como ya he anticipado, los recursos destinados a la Defensa son fijos, son el tope por arriba, y es su despilfarro y uso indebido lo que hace que las fuerzas armadas estén más o menos capacitadas para responder a sus obligaciones en la Defensa nacional. Desde luego, no ayuda a la defensa, ni a la operatividad del ejercito, que haya que crear a costa del presupuesto espacios segregados para mujeres en los cuarteles, o en los buques de la Armada; que haya que habilitar protocolos al uso, que haya que confeccionar ropa al efecto y quien sabe si habrá que pensar en adaptar también el armamento. Otro problema, y no menos grave, es la mentalidad funcionarial muy aparejada a la inserción de la mujer, o sea: la idea de que para las mujeres entrar al Ejercito es una manera, como cualquier otra, de acceder a un puesto de funcionaria en la Administración; con bajas, días propios, guarderías, jornada continua y pausas para el café. Cuando se gastan miles de euros en formar en las armas a alguien que no va a dar lo máximo cuando se le exija, que no va a estar cuando se la necesite, o que tenga reservas mentales, entonces, estamos debilitando gravemente a nuestra Nación.
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Por otro lado, está muy extendida la idea, incluso dentro del propio estamento militar, de que introducir a las mujeres, es una manera de cubrir plazas. Esta forma de pensar es lamentable, ya que de entrada asume que los criterios de aptitud para la defensa están supeditados a factores sociológicos o modismos extraños, y no a la verdadera operatividad de las fuerzas Armadas. Si meter gente es el principio director de la defensa, estamos vendidos. Pero es que hasta para eso hay soluciones convencionales, por ejemplo: ¿Por qué no reclutar niños? Personalmente estoy más a favor de instituir escuelas de cadetes, que de incorporar mujeres. Esos niños llegarán a ser hombres, con verdaderos valores militares y una formación inmejorable para cuando después de su servicio quieran incorporarse a la vida civil. En Rusia hay notables escuelas de cadetes en la Armada en San Petersburgo, y no olvidemos que muchos los más grandes almirantes empezaron de grumetes, como Nelson que ingresó a los 12 años. Por otro lado: ¿cuántas vocaciones militares no habran caido en saco roto por la instrumentalización ideológica de la Defensa? ¿Cuántos posibles reclutas habrán desechado la idea de incorporarse a un ejército mixto de mujeres? No me cabe duda de que muchos más que mujeres incorporadas.
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Esto me trae a la memoria a una cabo del Ejército del Aire que prestaba sus servicios en un famoso aeródromo. La cabo, dominicana probablemente, aparte de pesar cerca de cien kilos, midiendo apenas algo más de un metro cincuenta, debía estar cobrando un sueldo impensable en su país por defendernos a los españoles de cualquier amenaza con su encantadora parsimonia tropical. Eso sí; amenazas que no estuvieran a más cien metros, que no exigieran llegar en menos de 30 segundos, y menos aún tirarse al suelo. Ver a esa cabo, armada, cumpliendo con su deber, me produjo una enorme desmoralización y desafección por nuestras fuerzas armadas, que a duras penas he superado. Ejemplos como este debería hacernos meditar sobre en el daño que la incorporación indiscriminada de mujeres puede estar haciendo a la moral, a la disciplina y al reclutamiento de nuevos soldados. _Obviamente, en el anterior párrafo está el ejemplo de lo peor de la incorporación de a mujer al las FAS. También hay ejemplos positivos, como la piloto que fue este año número uno de su promoción. Lamentablemente, nunca sabremos que hay realmente detrás de eso, ya que si se ha supeditado toda la Defensa nacional a un concepto ideológico, como es la presencia femenina, ¿que me impide pensar que sus evaluaciones no lo han sido igualmente? Oyéndola en alguno de los publireportajes que han surgido al efecto, ella admite que su mérito estriba en que tiene que hacer el doble por ser mujer. Habría que preguntar a los otros 14 compañeros de su promoción, si el pensamiento de defender a la patria tan sólo motiva la mitad que el de superar las distancias entre ambos sexos; porque igual el problema es que no están tan motivados como cabría esperar de quienes tienen las más altas responsabilidades en la Defensa, y cuyas formaciones cuestan al erario público millones de euros. Personalmente yo no lo creo, más bien creo que esa declaración sólo pretendía reforzar un cliché, por medio de una exageración gratuita, para extender a más ámbitos la idea que las mujeres pueden hacer lo mismo que los hombres. Esto me recuerda a la película de Oficial y Caballero, (que también se ha utilizado para la propaganda de este éxito de 'las mujeres'). En esta película hay una escena en la que el Sargento machaca en el campo de entrenamientos al aspirante a piloto para que abandone. No eran sus evaluaciones ni su aptitud lo que preocupaba al sargento; lo que le preocupaba era que vendiese su avión de combate al enemigo. En otras palabras: una debilidad de carácter que comprometiese la seguridad nacional, pesaba más que todos los beneficios que pudiera prestar como piloto cualificado. Desde luego mentir no es un síntoma de carácter, más bien lo contrario; afortunadamente no hay posibilidades de entrar en guerra con las amazonas, porque entonces tendría motivos para preocuparme por el destino de algún aparato.
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La propaganda igualitaria pretende confundirnos haciéndonos creer que una soldado es igual a un soldado, pero eso es sólo parte de la impostura, primero porque no hay igualdad en los criterios de acceso y, sencillamente, porque un hombre no es igual a una mujer. La propia lógica de la guerra, decide como han de ser las cosas. Hagamos un ejercicio: imaginemos si a alguien, por muy insensato que sea, se le hubiera ocurrido posible invadir las playas de Normandía con regimientos mixtos de mujeres. Seguramente el ejército alemán hubiera aplaudido la iniciativa, pero solamente porque él estaría pensando en su propia defensa. Pongamos otro ejemplo: EEUU invadió completamente Irak en 21 días ¿Cuántos días hubieran hecho falta para invadir Irak con mujeres? ¿Los mismos? ¿Al mismo coste? Es sencillamente ridículo. No obstante, nuestros legisladores demuestran ser unos enajenados mentales al abrir las puertas legalmente a que puedan darse este tipo de ilusiones enfermizas y aberrantes. A pocos se les oculta a estas alturas que para ellos, la defensa nacional, así como el prestigio de España, son consideraciones molestas y accesorias, por tanto no es de extrañar que experimentos que debilitan la Defensa, como los de la igualdad de sexos en el Ejército estén a la orden del día.
--Otra cuestión a tener en cuenta respecto a la presencia de mujeres en puestos de combate es que pone en peligro al resto de las mujeres. Examinemos un caso hipotético: si pertenecemos a una unidad que está moviéndose en territorio enemigo y sabemos que el enemigo está reclutando forzosamente a todos los hombres y mujeres de la zona para combatirnos, ¿no sería legítimo fusilar tanto a los hombres como a las mujeres que nos encontremos, si no podemos internarlos, sacarlos de allí o evitar la conscripción? Salvando las distancias, un ejemplo de esta situación podría ser el conocido saqueo de Córdoba por las tropas francesas, preludio de la Batalla de Bailen. En ese caso, ¿quién sería el culpable de la matanza de todas las cordobesas en ‘edad de combatir’? ¿Los franceses? ¿Qué respeto pueden esperar las mujeres civiles del enemigo, si se unen con los hombres a combatir, en especial en condiciones irregulares como, por ejemplo, una guerrilla?-Luego está la cuestión de la natalidad. Los hombres no engendran y las mujeres tardan casi un año. Si las pierdes en la guerra, estás perdiendo con ellas a las futuras generaciones que habrán renovar la población de la zona, o la de todo el país. Introducir a las mujeres en la guerra es llevar la guerra a un punto de inhumanidad superior al convencional, que ya está bastante alto. Esto enlaza con la cuestión de la moral de retaguardia. ¿Cómo se tomaría una sociedad el tener que ver imágenes de sus mujeres soldados despanzurradas de un tiro, quemadas sobre un carro o en campos de prisioneros? ¿Se sostendría la moral de los civiles si por las calles de sus pueblos o ciudades paseasen mujeres ex-combatientes desfiguradas o mutiladas? Está claro que eso sería poner sobre las espaldas del pueblo una carga suplementaria sobre el ya pesado lastre de la guerra._Algunos biempensantes concluirán que en caso de que España entrase en una guerra de verdad, las mujeres serán relevadas de los puestos de combate y se rebajará su aportación; precisamente para que las demás mujeres no sufran consecuencias de ello, para mantener la moral y para que la combatividad en el frente no se vea mermada. Entonces: si el objetivo no es que las mujeres se luzcan en combate, sino que es ganar la guerra a cualquier coste. Entonces ¿por qué se hace ahora? ¿Por qué se tira dinero en formarlas en algo en lo que a la postre no queremos que participen? ¿Para demostrar una absurda teoría ideológica? Nuestros actuales políticos son incapaces de ver más allá de sus narices en lo obvio del día a día, no digamos en cuestiones de especial trascendencia. Eso no quiere decir que debamos aceptar que jueguen con nuestras vidas y las de las generaciones venideras.
-La Historia nos da ejemplos de lo que sucede cuando se desvirtúa la lógica de la guerra y se subordina a otro tipo de consideraciones. Por ejemplo: ¿Cómo era posible que miles de guerreros indios: aztecas, de Cholula o de Tlaxcala no pudieran acabar con unas pocas decenas de soldados españoles que andaban en pequeñas guarniciones o moviéndose por el territorio durante la Conquista española de México? Bernal Díaz del Castillo nos lo aclara: no era la superioridad de las armas españolas, ya que pocos llevaban caballos, que además eran malos, y a veces ningún arma de fuego. La diferencia estribaba en la supeditación del concepto de la guerra a la religión de los aztecas: para ellos acabar con un enemigo era capturarlo vivo y luego sacrificarlo a sus dioses. Por eso cuando entraban en combate básicamente golpeaban a los soldados españoles con mazas y armas romas, mientras les lanzaban redes y lazos para capturarlos. Esto, en las cerradas y disciplinadas filas españolas, apenas producía más que descalabros y magulladuras, sin embargo en los indios las bajas mortales por las estocadas y arcabuzazos eran altísimas y les desconcertaba enormemente esa forma de luchar de los españoles. Si en vez de supeditar la forma de la lucha a consideraciones de tipo religioso, hubiesen luchado para matar al enemigo allí mismo y de la manera más eficiente, hoy la Historia de América sería muy distinta.
Para finalizar, conviene tocar el tema de un elemento tangible de la Defensa nacional, y que es el de la disuasión. ¿De veras sirve a la disuasión el tener un 11% de mujeres en el ejército y en todas las armas, o por el contrario nos pone a todos en peligro? Análogamente: si el presupuesto de defensa se gastase en masivos desfiles con trajes de época y carros dorados tirados por caballos con penachos, como hacía el Sha, dando la impresión al enemigo de tener un ejército de opereta, lo más seguro es que estés invitando al enemigo a que te desafíe y poniendo en peligro a tu nación. _En el caso de España en donde las Fuerzas Armadas subordinan la Defensa nacional a la lucha medioambiental, la igualdad de los sexos y a hacer de policía de estados fallidos. ¿Que impresión damos al posible enemigo? ¿Es esto disuadir o excitar? Lo único que nos salva, y a la vez nos debilita, es el pertenecer a una comunidad de naciones amigas, que a diferencia de nosotros, ellos normalmente sí velan por sus intereses. Cada vez que ponemos en manos ajenas nuestra seguridad firmamos una cédula de capitulación, como las que firmaba el Imperio Otomano a las potencias europeas, aceptando mantener a la baja el Statu Quo de España y labrándonos un futuro entre las naciones de en medio, con todas las limitaciones que eso supondrá para los españoles del mañana._La pregunta que ha de hacerse cada uno es muy es sencilla: ¿Manadarías a las mujeres a esto?

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Pero como aparte de duro con los malos hay que ser justo con los buenos, me permito colgar este vídeo, que devuelve parte de mi lastimado orgullo nacional.