Pues yo sí que me lo he leído. Enterito.
Me daba bastante pereza, lo reconozco. Llevaba sin leer filosofía desde que entregué mi tesina y aquello fue tan apoteósico, triste y frustrante (entre otras cosas porque el mierdapueblo había dejado de ser una posibilidad para convertirse en un hecho inminente y con él la aceptación resignada del sacrificio de mi proyección académica), que decidí aparcar la filosofía, sino para siempre, por lo menos hasta que doliese menos.
Además, la filosofía francesa por lo general no me gusta. Me irrita. Me parece poco metodológica, bastante inútil y pedante. Pero me lo habían recomendado y después de leer cosas como esta, a pesar de estar de acuerdo en el quid de la cuestión (o sea, una masculinización de las mujeres como punto de partida para la supuesta igualdad), me saltaron todas las alarmas. Y viendo que además Madame Badinter suele ser criticada sin piedad por las que se hacen llamar neofeministas, pedí su libro.
Y no me ha decepcionado en absoluto. Ha sido el soplo de aire fresco que necesitaba en mi constante lucha interior o conflicto entre aquello por lo que daría mi vida (mis hijos) y MI vida.
No voy a contar todo lo que en él expone y argumenta (de manera impecable además), pero sí que voy a poner en antecedentes sobre los temas que ahí se tratan y de qué manera:
- No critica la lactancia prolongada, ni el colecho, ni la crianza con apego/respeto o como quieran llamarlo sus partidarias.
- No critica la reivindicación de muchas de su derecho a ser madres, ni que haya mujeres que se quieran quedar
en casa a cuidar de sus hijos, ni que muchas no se sientan realizadas con el trabajo, sino con la maternidad, la lactancia o lo que les dé la real gana.
¿Qué critica entonces?
El paso de la reivindicación legítima de un derecho que en muchos países se ha obviado o pisoteado (bajas maternales más largas si se quieren, lactancia prolongada…etc.) a la imposición moral ilegítima de una de las muchas formas de afrontar la maternidad como única buena y verdadera.
Ahora resulta que, como ser madre no es obligatorio, si una mujer decide convertirse en madre está moralmente obligada a sentirse realizada como mujer siéndolo. Esta nueva ola feminista-naturista, pasa de luchar por su derecho (repito por si las moscas: legítimo) a ser madre a su manera, a imponer ese modelo de buena madre/madre ideal como ideal moral a seguir. O sea, o estás 100% dedicada en cuerpo y alma al niño, te fusionas con él totalmente, o no eres digna de llamarte madre. Una vez te conviertes en madre, tu esencia femenina se equipara a tu esencia como madre y no hay más que hablar. Que la maternidad “sólo” sea una parte de tu identidad como mujer, aunque sea grande, no vale.
Hemos pasado de ser las que otorgan el don de la vida a estar en deuda perpetua con nuestros hijos. Más que hacerles un regalo, parece que firmamos un contrato unilateral de antemano con ellos. Claro, como no han pedido nacer y este mundo es complicado y está lleno de maldades, tenemos que estar resarciéndoles por nuestra decisión (¿egoísta?) por siempre jamás. Si esta es la filosofía por la que se trae un niño al mundo, mejor no lo tengas, sinceramente.
¿Y a qué se apela para fundamentar todo esto? A la culpabilidad que toda madre siente en relación con sus hijos, al constante miedo al fracaso como madre, a los posibles traumas que se les pueda causar (¡incluso por estar triste durante el embarazo!). Y así se ha ido demonizando todo lo que no cuadra con este ideal de madre entregada: el trabajo, el biberón, el chupete… ¡ahora incluso tengo que leer el cochecito y el sexo!
¿Realmente es feminista afirmar que “El coito para nosotras sólo es el principio de una amplísima y larguísima experiencia sexual: la maternidad”? ¿Y los homosexuales? ¿las mujeres que toman anticonceptivos? ¿Las que no quieren más hijos? ¿las que son estériles? ¿De verdad tenemos que volver a pensar que si te acuestas con tu pareja sin querer quedarte embarazada significa que te están sometiendo a su machismo retrógrado? Yo creo que aquí el señor Ahmadinedschad encontraría un filón…
¿Y la lactancia? ¿y la crianza con apego? ¿Cómo se puede afirmar por un lado que el bebé te necesita constantemente, que tu atención tiene que estar centrada en él a todas horas, que el momento de dar el pecho es algo especial que requiere concentración, calma e intimidad y por otro afirmar que la ministra bien podría haberse puesto a dar de mamar a su retoño (o cambiarle los pañales o calmarle en medio de un cólico) en una reunión del congreso? ¿En qué quedamos, se puede o no se puede? No se puede decir llueve y no llueve para ganar adeptos. O llueve o no llueve.
Yo, que vivo en un país que promulga tanto que casi obliga que una mujer, al convertirse en madre sólo sea tenida e
n cuenta como esto último, resulta que me encuentro, pasmada, con que Alemania tiene la tasa europea más baja de natalidad. Aquí, si te conviertes en madre, lo haces con todas las de la ley y si se te ocurre desviarte del camino correcto prepárate para la crítica social. Elige: O madre o mujer, pero las dos a la vez no se puede o mejor aún, no se debe. Y los resultados, como no podía ser de otra manera, catastróficos. (Esto mismo, sobre Alemania, se trata extensamente en el libro que, por cierto, está traducido también a este idioma)
Hay un consenso común (y que está además reflejado en la ley, aunque esta a veces no llegue a todas partes) sobre lo que es ser un padre o una madre negligente, abusivo, maltratador. El resto es cuestión de principios éticos y de la ideología moral dominante. Personalmente creo que por lo general en Europa, a pesar de las carencias que todavía existen en este tema, vivimos en sociedades que han dejado de preocuparse constantemente por lo que es legal (porque se ha interiorizado) y en las que cada individuo procura vivir su vida según lo que él cree que está bien y evitando lo que cree que está mal. Esto es bueno, es síntoma de libertad resguardada. Y como individuos libres, tenemos derecho a luchar y pelear por el reconocimiento de nuestras opciones vitales. ¿Por qué, entonces, esa necesidad de demonizar lo otro para justificar lo nuestro?
Yo soy partidaria de la lactancia prolongada (aunque no la haya practicado), pero también lo soy del biberón. También soy partidaria de que una mujer se quede en casa a cuidar de sus hijos y se sienta realizada como mujer con su maternidad, pero también lo soy de lo contrario. Soy partidaria del pañuelo para llevar a los niños, pero también del cochecito (que yo uso, al contrario que el primero)… En conclusión, soy partidaria de que cada mujer viva su maternidad como más le guste y la disfrute y, sobre todo, sin sentirse culpable por ello, porque yo no siento que no quiera a mis hijos lo suficiente porque duerman en su cuna o por no haberles dado el pecho mucho tiempo o por querer trabajar o leer o irme de vacaciones sola con mi marido y descansar. Es lo que más quiero en el mundo y me niego a aceptar que por mis decisiones parentales se esté poniendo constantemente en entredicho.
Foto de portada: Mahalie